I Crónicas 23 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 32 versitos | I Crónicas 23 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 32 versitos
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Organización de los levitas

Siendo ya anciano de edad muy avanzada, David nombró rey de Israel a su hijo Salomón.
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Organización de los levitas.
Viejo ya David y colmado de días, proclamó a su hijo Salomón rey de Israel.
2 Luego reunió a todas las autoridades de Israel, a los sacerdotes y a los levitas.2 Reunió a todos los jefes de Israel, a los sacerdotes y a los levitas,
3 Por entonces hicieron el censo de los levitas mayores de treinta años, que resultaron ser treinta y ocho mil varones.3 y se hizo el censo de los levitas de treinta años para arriba; su número, contado por cabezas uno a uno, fue de 38.000 varones.
4 Veinticuatro mil dirigían las obras del templo del Señor, seis mil eran secretarios y jueces,4 De éstos, 24.000 estaban al frente del servicio del templo de Yahvé; 6.000 eran escribas y jueces,
5 cuatro mil porteros y cuatro mil músicos, que alababan al Señor acompañados de los instrumentos hechos por David.5 4.000 eran porteros y 4.000 alababan a Yahvé con los instrumentos que David había fabricado para rendir alabanzas.
6 Éste los distribuyó en tres clases, correspondientes a las tres ramas de Leví: Guersón, Quehat y Merarí.6 David los distribuyó por clases, según los hijos de Leví: Guersón, Queat y Merarí.
7 Hijos de Guersón: Ladán y Semeí.7 De los guersonitas: Ladán y Semeí.
8 Hijos de Ladán: Yejiel, el primero, Zetán y Joel; tres.8 Hijos de Ladán: Yejiel, el primero, Zetán y Joel, tres.
9 Hijos de Semeí: Selomit, Jaziel y Harán; tres, que eran cabezas de familia de Ladán.9 Hijos de Semeí: Selomit, Jaziel y Harán, tres. Éstos son los jefes de las casas paternas de Ladán.
10 Hijos de Semeí: Yájat, Zizá, Yeús, Beriá; cuatro.10 Hijos de Semeí: Yájat, Zizá, Yeús y Beriá. Éstos eran los cuatro hijos de Simí.
11 Yájat era el primogénito; Zizá, el segundo. Yeús y Beriá no tuvieron muchos hijos; formaron una sola familia y como una fueron registrados.11 Yájat era el jefe, Zizá, el segundo, Yeús y Beriá no tuvieron muchos hijos, por lo cual representaron en el censo una sola casa paterna.
12 Hijos de Quehat: Amrán, Yishar, Hebrón y Uziel; cuatro.12 Hijos de Queat: Amrán, Yisar, Hebrón y Uziel, cuatro.
13 Hijos de Amrán: Aarón y Moisés. A Aarón y a sus descendientes los apartaron a perpetuidad para ofrecer los dones sacrosantos, quemar incienso ante el Señor, servirle y bendecir en su nombre.13 Hijos de Amrán: Aarón y Moisés. Aarón fue separado, juntamente con sus hijos, para consagrar por siempre las cosas sacratísimas, para quemar incienso ante Yahvé, para servirle y para bendecir en su nombre por siempre.
14 Los hijos de Moisés, el hombre de Dios, fueron contados con la tribu de los levitas.14 En cuanto a Moisés, varón de Dios, sus hijos fueron contados en la tribu de Leví.
15 Hijos de Moisés: Guersón y Eliezer.15 Hijos de Moisés: Guersón y Eliezer.
16 El primogénito de Guersón fue Sebuel;16 Hijos de Guersón: Sebuel, el primero.
17 el primogénito de Eliezer, Rejabías. Eliezer no tuvo más hijos, pero Rejabías tuvo muchos.17 Hijos de Eliezer: Rejabías, el primero. Eliezer no tuvo más hijos, pero los hijos de Rejabías fueron muy numerosos.
18 El primogénito de Yishar fue Selomit.18 Hijos de Yisar: Selomit, el primero,
19 Hijos de Hebrón: Yerías, el primogénito; Amarías, segundo; Uziel, tercero, y Yecameán, cuarto.19 Hijos de Hebrón: Yerías, el primero, Amarías, el segundo, Yajaziel, el tercero y Yecamán, el cuarto.
20 Hijos de Uziel: Miqueas, el primogénito, y Yisías, el segundo.20 Hijos de Uziel: Micá, el primero y Yisías el segundo.
21 Hijos de Merarí: Majlí y Musí. Hijos de Majlí: Eleazar y Quis.21 Hijos de Merarí: Majlí y Musí. Hijos de Majlí: Eleazar y Quis.
22 Eleazar murió sin tener hijos, sino sólo hijas; sus primos, los hijos de Quis, se casaron con ellas.22 Eleazar murió sin tener hijos; sólo tuvo hijas, a las que los hijos de Quis, sus hermanos, tomaron por mujeres.
23 Hijos de Musí: Majlí, Eder y Yeremot; tres.23 Hijos de Musí: Majlí, Éder y Yeremot, tres.
24 Éstos eran los levitas repartidos por familias, registrados según sus linajes, cuando se hizo el censo de todos los individuos mayores de veinte años.24 Éstos son los hijos de Leví, según sus casas paternas, los cabezas de familia, según su censo, contados nominalmente uno por uno. Estaban encargados del servicio del templo de Yahvé desde la edad de veinte años en adelante.
25 – Porque, de acuerdo con las últimas disposiciones de David, los levitas entraban en el censo a partir de los veinte años.– Estaban al servicio del culto en el templo del Señor.25 Pues David había dicho: «Yahvé, el Dios de Israel, ha dado reposo a su pueblo y mora en Jerusalén para siempre.
26 En efecto, David había dicho: El Señor, Dios de Israel, ha concedido paz a su pueblo y habita en Jerusalén para siempre.26 Y en cuanto a los levitas, ya no tendrán que transportar la Morada, con todos los utensilios de su servicio.»
27 Los levitas ya no tienen que transportar el santuario y los objetos de culto.27 Conforme a estas últimas disposiciones de David, se hizo el cómputo de los hijos de Leví de veinte años para arriba.
28 Por eso quedaron a las órdenes de los aaronitas para el servicio del templo del Señor, de los atrios y de las habitaciones, para purificar todos los objetos sagrados y ocuparse del culto del templo.28 Estaban a las órdenes de los hijos de Aarón, para el servicio del templo de Yahvé, teniendo a su cargo los atrios y las cámaras, la limpieza de todas las cosas sagradas y la obra del servicio del templo de Dios;
29 Estaban encargados de los panes presentados, de la harina para las ofrendas, de las tortas de pan ázimo, de las ofrendas a la sartén o cocidas y de todos los pesos y medidas.29 asimismo tenían a su cargo disponer en filas los panes, la flor de harina para la oblación, las tortas sin levadura, lo frito en la sartén, lo cocido y toda clase de medidas de capacidad y longitud.
30 Por la mañana y por la tarde debían presentarse para alabar y dar gracias al Señor;30 Tenían que estar presentes todas las mañanas y todas las tardes para celebrar y alabar a Yahvé
31 y debían ofrecer regularmente en su presencia los holocaustos de los sábados, principios de mes y días festivos, según el número y el rito prescrito.31 y para ofrecer todos los holocaustos a Yahvé en los sábados, novilunios y solemnidades, según su número y su rito especial, delante de Yahvé para siempre,
32 Custodiaban la tienda del encuentro y el santuario; sus hermanos aaronitas vigilaban el servicio del templo.32 guardando en el servicio del templo de Dios el ritual de la Tienda del Encuentro, el ritual del santuario y el ritual de los hijos de Aarón, sus hermanos.

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Introducción a I Crónicas

1 CRÓNICAS

Historia Cronista. Hacia el año 400 a.C., según muchos indicios, se compuso la obra histórica que abarca los libros de las Crónicas -Anales o Paralipómenos-, Esdras y Nehemías; desde Adán hasta Esdras. ¿Hacía falta volver a escribir la historia? ¿No bastaba añadir a lo ya escrito unos capítulos sobre la vuelta del destierro y la comunidad judía del s. V a.C.? El autor, que conocía la situación de primera mano, juzgó que debía hacerlo.
Para componer su obra recoge gran parte de sus materiales de los libros históricos precedentes, ya sea compilando largas listas genealógicas, ya sea copiando con retoques capítulos enteros. Tan importante como lo que toma de los libros de Samuel y de los Reyes, es lo que excluye: 1. La historia de Saúl y del reino del Norte. 2. Los episodios menos edificantes de sus héroes, David y Salomón. 3. Mucho de la actividad civil, militar y política de ambos. ¿Qué finalidad se propuso al escribir su obra?

Novedad de Crónicas. El autor, sencilla y audazmente, quiso ofrecer una nueva lectura de la historia, como si la función primaria de ésta fuera congregarse en el Templo para encontrar al Señor y alabarlo; una visión litúrgica de la historia. La alabanza se complementa con la súplica confiada: en las dificultades, en las batallas, el pueblo tiene que rezar, confiar y esperar; el resto lo hace milagrosamente Dios.
Hacia ese centro histórico, el Templo como lugar del encuentro y de la alabanza, tienden todas las generaciones desde Adán hasta la época del autor.
Para esta empresa cúltica llegó a reinar David; sus guerras se cuentan para justificar que él no pudo edificar el Templo; el episodio del censo infausto se cuenta porque introduce el terreno en que se alzará el Templo. Salomón completa a su padre David en cuanto proyecta, ejecuta y realiza la construcción. Lo que sigue, cuelga de ese centro histórico, sobre todo en forma de sucesivas restauraciones o reformas: Josafat, Joás, Ezequías y Josías. La restauración llevada a cabo por Ciro (cfr. el final del Segundo libro de Crónicas) viene postulada por el dinamismo de la obra.
No es de extrañar que los levitas ocupen una parte privilegiada en el conjunto narrativo; son mencionados unas cien veces en Crónicas, unas sesenta en Esdras y Nehemías frente a las tres de Samuel y Reyes. A la clase levítica pertenecía el reformador Esdras, y algunos profetas citados en la obra ostentan un cierto aire levítico. David, de la tribu de Judá, es el fundador y patrono de la institución levítica; pero el rey no debe usurpar funciones sacerdotales.
La práctica del culto ocupa gran espacio en el libro, es criterio para enjuiciar a muchos reyes, es el puesto adonde se convoca la historia pretérita, en forma de recuerdo, como tema de alabanza.

Autor y finalidad. ¿Quién escribe esta extraña historia, haciendo pobre competencia a las ya escritas? Probablemente un personaje con una tarea difícil y urgente, que necesita un documento simple y eficaz para su tarea.
La situación grave sería la de la comunidad judía en la segunda mitad del s. V a.C.; una comunidad dependiente del imperio persa, como grupo tolerado y ligeramente sospechoso, con problemas internos de decadencia religiosa, de disolución entre los habitantes de la zona, amenazada por los vecinos samaritanos, que también se consideraban pueblo escogido y apelaban a Moisés y a su Torá. La personalidad robusta sería un hombre con clara conciencia de la situación, conocimiento de la historia y energía para enfrentarse con los problemas.
Su acción se desarrollaría en dos planos paralelos: reformas concretas y enérgicas y un documento que las justificase -como el Deuteronomio para la reforma de Josías-.
Las genealogías enlazan, reparten, organizan, porque ese pueblo de judíos amenazado por dentro y por fuera está sujeto por fuertes cadenas a la historia universal, con identidad propia que no puede perder, ya que es el resultado de una elección divina. Los pocos y débiles judíos del s. V a.C. son realmente el Israel elegido como centro de la historia universal.
Una historia que se centra en David, porque en él cristaliza la institución y la ley de Moisés, que los samaritanos quisieran poseer en monopolio. Se centra en Jerusalén, verdadero y único centro religioso, frente a las pretensiones de Siquén y el monte Garizín -donde a finales del s. V a.C. los samaritanos construyeron un templo rival-. Se centra en el culto del Templo, porque en él el pueblo siente su unidad ante Dios, en él sucede el encuentro con el Señor. La alabanza infunde optimismo y la plegaria escuchada excita a la confianza, dos cosas que necesitan los judíos para los años venideros.

Resultado. ¿Logró el autor lo que intentaba? Sabemos que la comunidad judía continuó sin perder su identidad y supo enfrentarse un siglo más tarde a la onda arrolladora del helenismo y, después, a todos los avatares de una historia de diásporas, persecuciones y holocaustos. No es que la historia Cronista explique por sí solo tal éxito, pero probablemente tuvo su parte al tratar de definir la identidad del pueblo de Israel no en términos políticos, sino en términos de una misión trascendente: escuchar la Palabra de Dios, obedecer su ley y rendirle culto.

INTRODUCCIÓN

Una de las aficiones sobresalientes de este autor son las listas de nombres. Una quinta parte de la obra la constituyen estas listas. Desfilan en ella algunos nombres ilustres, como un friso con mucha historia cargada a las espaldas; otros son personajes secundarios; otros son simples comparsas en términos de acción. Y el autor nos deja sin nombrar los jefes.
¿Por qué semejante afán? Desde luego actúa el deseo de registrar, la fidelidad burocrática de archivar y copiar. Claro que al lector normal no le interesan esas listas por sí mismas, y es lógico que se las salte. Muchos personajes y poca acción. ¿Hay algo más en ese afán? Una cierta afición nobiliaria a los árboles genealógicos: David empalma con Abrahán y Adán, muchos israelitas enlazan con los doce Patriarcas y con su padre, Jacob. El pobre Israel del s. V a.C. tiene una trayectoria de nobleza histórica: desciende de aquellos personajes que interpretaron una historia cuyo protagonista era Dios.
Esa historia es movimiento «de generación en generación»: nada de mitos ni de héroes legendarios, sino hombres de carne y hueso con sus nombres propios -no figuran las mujeres-. Y esa historia es prueba de la fidelidad de Dios, que no ha dejado perderse ni extinguirse a su pueblo, que siempre lo ha acompañado con la bendición patriarcal de la fecundidad, unas veces acreciendo, otras conservando un resto.
Como hay un libro que registra los nombres de los que viven, así este libro conserva el nombre y la memoria de los que vivieron y los transmite a la posteridad.
¿Se trata de nombres históricos o inventa el autor? Hemos de contar con el hecho de recuerdos tenaces en el seno de las familias y con la posibilidad de archivos salvados de la catástrofe. Carecemos de datos objetivos para controlar la validez de las listas. En cuanto a la transmisión escrita, el género se prestaba a las corrupciones, adaptaciones y demás errores de copia y transliteración.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

I Crónicas 23,1-32Organización de los levitas. El texto está compuesto en tres partes: una introducción (1-5), una genealogía de las familias levitas (6-23) y por último, las tareas de los levitas (24-32). Al distinguir con precisión la tarea de los levitas respecto a los sacerdotes, el Cronista subraya dos funciones levíticas nuevas: los porteros (28s) y los cantores (30s). El canto es de tal importancia que el versículo 5 atribuye a David incluso la construcción de instrumentos musicales. Con respecto al censo de los levitas no hay problemas, porque no procede de una tentación de Satán, sino que lo exige el servicio del Templo.