I Crónicas 27 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 34 versitos |
1 Por lo que se refiere al número de los hijos de Israel: Los cabezas de familia, jefes de millares y de cien, con sus secretarios, estaban al servicio del rey en todos los asuntos. Se turnaban por divisiones al finalizar el mes a lo largo del año. Cada sección tenía veinticuatro mil hombres.
2 Al frente de la primera sección, la del primer mes, estaba Yasobán, hijo de Zabdiel, al frente de su sección de veinticuatro mil hombres.
3 Era descendiente de Peres, jefe de los oficiales del ejército del primer mes.
4 Al frente de la sección del segundo mes estaba Doday, el ajojita —Miclot era jefe de ella—; tenía veinticuatro mil hombres.
5 Jefe del ejército, al frente de la sección del tercer mes, era Benaías, hijo del sumo sacerdote Yehoyadá, al frente de una sección de veinticuatro mil hombres.
6 Benaías era uno de los treinta valientes y estaba al frente de ellos; su hijo Amizabad pertenecía a esta sección.
7 El cuarto, para el cuarto mes, era Asael, hermano de Joab; le sucedió su hijo Zebadías; su sección tenía veinticuatro mil hombres.
8 El quinto, para el mes quinto, era el jefe Samut de Zeraj; su sección tenía veinticuatro mil hombres.
9 El sexto, para el mes sexto era Irá, hijo de Iqués de Técoa; su sección tenía veinticuatro mil hombres.
10 El séptimo, para el mes séptimo, era Jeles, el pelteo, de la tribu de Benjamín; su sección tenía veinticuatro mil hombres.
11 El octavo, para el mes octavo, era Sibcay de Jusá; su sección tenía veinticuatro mil hombres.
12 El noveno, para el mes noveno, era Abiezer de Anatot, benjaminita; su sección tenía veinticuatro mil hombres.
13 El décimo, para el mes décimo, era Mahray de Netofá, zerajita; su sección tenía veinticuatro mil hombres.
14 El undécimo, para el mes undécimo, era Benaías de Piratón, efraimita; su sección tenía veinticuatro mil hombres.
15 El duodécimo, para el mes duodécimo, era Jelday de Netofá, descendiente de Otniel; su sección tenía veinticuatro mil hombres.
16 Al frente de las tribus de Israel estaban, de Rubén, Eliézer, hijo de Zicrí; de Simeón, Sefatías, hijo de Maacá;
17 de Leví, Jasabías, hijo de Quemuel; de Aarón, Sadoc;
18 de Judá, Elihú, uno de los hermanos de David; de Isacar, Omrí, hijo de Miguel;
19 de Zabulón, Yismaías, hijo de Abdías; de Neftalí, Yerimot, hijo de Azriel;
20 de Efraín, Oseas, hijo de Azazías; de media tribu de Manasés, Joel, hijo de Pedaías;
21 de la otra media tribu de Manasés en Galaad, Yidó, hijo de Zacarías; de Benjamín, Yaasiel, hijo de Abner;
22 de Dan, Azarael, hijo de Yeroján. Estos eran los jefes de las tribus de Israel.
23 David no hizo el censo de menores de veinte años, porque el Señor había prometido multiplicar a Israel como las estrellas del cielo.
24 Joab, hijo de Seruyá, comenzó a hacer el censo —lo que motivó la cólera contra Israel—, pero no lo acabó; por ello su número no fue puesto en el registro de los Anales del rey David.
25 Asmávet, hijo de Adiel, estaba al frente de la hacienda real; Jonatán, hijo de Uzías, al frente de los silos del campo, ciudades, aldeas y de las fronteras.
26 Al frente de los labradores que cultivaban la tierra estaba Ezrí, hijo de Quelub;
27 al frente de los viñedos, Semeí, de Ramá; de los productos de las viñas y bodegas se encargaba Zabdí, de Safán;
28 de los olivares y de los sicomoros de la Sefelá, se ocupaba Baal Janán, de Guéder; de los depósitos de aceite, Joás;
29 de las vacadas que pastaban en Sarón, Sitray, saronita; de las vacadas que pastaban en los valles, Safat, hijo de Adlay;
30 de los camellos, Obil, de Ismael; de las asnas, Yejdías, de Menorot;
31 del ganado menor, Yaziz, de Agar. Todos estos eran intendentes de los bienes pertenecientes al rey David.
32 Jonatán, tío de David, hombre prudente e instruido, era consejero; él y Yejiel, hijo de Yacmoní, eran preceptores de los hijos del rey.
33 También Ajitófel era consejero del rey. Jusay, el arquita, era amigo del rey.
34 A Ajitófel le sucedieron Joadá, hijo de Benaías, y Abiatar. Joab era general del ejército real.

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Introducción a I Crónicas

1 CRÓNICAS

Por los libros de la llamada escuela deuteronomista (de Josué a 2 Reyes) estamos al tanto del período que va desde Josué hasta el destierro. El autor de Crónicas se remonta hasta Adán y llega hasta Esdras, al menos. El núcleo de su enseñanza puede resumirse en los términos siguientes: toda la historia tiene un centro de gravitación, que en el presente caso es el templo, proyectado por David y edificado por Salomón. En el templo se congrega el pueblo de Dios para buscar al Señor y alabarlo. La alabanza se torna súplica en momentos de dificultad -en la guerra, por ejemplo-, en los que el pueblo únicamente ha de rezar, confiar y esperar; el resto lo hará milagrosamente el Señor. Desde esta perspectiva, el rey David y su dinastía no han caducado, por más que ya no existan cuando escribe el cronista.

El esfuerzo intelectual y religioso de esta extensa obra tuvo su recompensa: la comunidad judía no perdió su identidad, supo afrontar un siglo más tarde la ola arrolladora del helenismo y, después, hizo frente a todos los avatares de la diáspora, las múltiples persecuciones a lo largo de los siglos e incluso el holocausto.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas