Job  21 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 34 versitos |
1 Job respondió así:
2 «Escuchad atentos mis palabras, | dadme siquiera ese consuelo.
3 Sed pacientes mientras hablo, | después os podréis burlar.
4 ¿Me quejo quizá de algún hombre | o pierdo la paciencia sin razón?
5 Escuchadme, quedaréis pasmados | y os llevaréis la mano a la boca.
6 Lo pienso y me horrorizo, | y el pavor atenaza mi carne.
7 ¿Por qué siguen vivos los malvados, | que envejecen y aumenta su poder?
8 Ven a sus hijos crecer seguros, | contemplan cómo medran sus retoños:
9 sus casas, en paz y sin temor, | la vara de Dios no los alcanza.
10 Sus toros engendran sin fallar, | sus vacas nunca malparen.
11 Sus hijos trotan como corderos, | sus niños juegan satisfechos.
12 Cantan con liras y tambores, | se alegran al son de la flauta;
13 disfrutan dichosos de la vida | y bajan en paz al Abismo.
14 Y eso que decían a Dios: | “¡Déjanos en paz!, | no nos interesa para nada | conocer tus caminos.
15 ¿Por qué hemos de servir al Todopoderoso?, | ¿qué sacamos con invocarlo?”.
16 ¿No depende del impío su dicha, | aunque su plan esté lejos de Dios?
17 ¿Cuándo se apaga la lámpara del malvado?, | ¿cuándo se abate sobre él la desgracia, | o la ira divina lo colma de dolor?
18 ¿Son paja perseguida por el viento | o tamo que arrastra el huracán?
19 ¿Va a castigar Dios a sus hijos? | ¡Que lo pague él y escarmiente! °
20 ¡Que él mismo contemple su ruina, | que beba la cólera del Todopoderoso!
21 ¿Qué le importa su casa una vez muerto, | cuando cese la cuenta de sus meses?
22 ¿Quién puede dar lecciones a Dios, | cuando gobierna también el cielo?
23 Hay quien muere en pleno vigor, | rebosante de dicha y de paz,
24 con sus lomos cubiertos de grasa | y jugosa la médula de sus huesos.
25 Y hay quien muere lleno de amargura, | sin haber probado cosa buena.
26 Pero ambos se acuestan en el polvo, | bajo una cubierta de gusanos.
27 De sobra sé lo que pensáis, | todo lo que opináis sobre mi caso.
28 Decís: “¿Dónde está la casa del prepotente, | la tienda que habitaban los impíos?”.
29 ¿Por qué no lo preguntáis a los viajeros?, | entonces sabríais lo que piensan:
30 El malvado se libra el día del desastre, | se encuentra a salvo el día del castigo.
31 ¿Quién le reprocha su conducta | o le hace pagar lo que ha hecho?
32 Muere y lo llevan al cementerio, | la gente vela junto a su tumba,
33 ni siquiera le pesa la tierra. | Tras él desfila todo el mundo, | por delante una turba innumerable.
34 Pues ¿a qué consolarme con vaciedades? | ¡Si tan solo respondéis con engaños!».

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Introducción a Job 

JOB

Aunque este libro, probablemente, se terminó de escribir entre los siglos vi y iii a.C., contiene un tema y algunos rasgos teológicos cuyo origen es mucho más antiguo. Nos encontramos ante un poeta que sabe hacer un uso genial de todos los recursos estilísticos de la poesía hebrea. Job se ve de pronto desposeído de todo y brota su pregunta: ¿De qué sirve la honradez? ¿Es Dios injusto y caprichoso? Así queda planteado el problema que trata de resolver el autor: la inexistencia práctica de la retribución divina, la acusación de injusticia a Dios, una crítica a la teología convencional, representada por las intervenciones de los tres amigos. El Señor responde indirectamente a las quejas de Job. Si para Job este mundo es un caos, Dios le hace ver que se trata de un cosmos conducido por su sabiduría y su justicia, cualidades divinas que escapan a la comprensión humana. La experiencia vivida por Job desde la «intemperie» ha aumentado su sabiduría: antes conocía a Dios «de oídas», pero ahora lo «han visto sus ojos» (Job 42:5).

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Job  21,19*21:19 Avance de la doctrina de la retribución: se pasa de la responsabilidad colectiva a la individual.