1 Primera respuesta de Job Job le respondió a Elifaz de la siguiente manera: |
2 «¡Me gustaría que todas mis desgracias pudieran pesarse en una balanza! |
3 ¡Son tantas, que pesarían más que toda la arena del mar! ¡No debiera sorprenderles oírme hablar así! |
4 El Dios todopoderoso me ha herido, y eso me llena de miedo; ¡ya siento correr por mi cuerpo el veneno de sus flechas! |
5 »Con pasto en el pesebre, no hay burro que rebuzne ni buey que brame. |
6 Con sal, toda comida es buena; ¡hasta la clara de huevo es sabrosa! |
7 Pero lo que estoy sufriendo, ¡sabe peor que comida sin sal! |
8 »¡Cómo quisiera que Dios me diera lo que le pido: |
9 que de una vez me aplaste, y me deje hecho polvo! |
10 »¡Jamás he desobedecido a Dios! Este es el consuelo que me queda en medio de mi dolor. |
11 (11-12) »Yo no estoy hecho de piedra, ni estoy hecho de bronce. Ya no me quedan fuerzas para seguir viviendo, ni espero nada de esta vida. |
13 No tengo a nadie que me ayude, ni puedo valerme por mí mismo. |
14 Si en verdad fueran mis amigos, no me abandonarían, aunque yo no obedeciera a Dios. |
15 (15-16) Pero ustedes, mis amigos, cambian tanto como los ríos: unas veces están secos, y otras veces se desbordan. Cuando la nieve se derrite, corren turbios y revueltos, |
17 pero en tiempos de calor y sequías se quedan secos y dejan de correr. |
18 (18-21) »Ustedes se han portado conmigo como lo hacen los comerciantes de las ciudades de Temá y Sabá. Salen con sus caravanas, y al cruzar el desierto, se apartan del camino esperando encontrar los ríos. Al no hallarlos, se quedan confundidos y frustrados; pierden entonces la confianza y mueren. Lo mismo hicieron ustedes: vieron algo espantoso y se asustaron. |
22 »Yo no les pedí que vinieran, ni tampoco les pedí dinero |
23 para que me salvaran de mis malvados enemigos. |
24 Demuéstrenme en qué he fallado, y me callaré la boca. |
25 Si tuvieran razón, no me ofendería; ¡pero ustedes me acusan y no tienen pruebas! |
26 No me juzguen por mis palabras, hablo así pues estoy desesperado, y las palabras se las lleva el viento. |
27 ¡Ustedes son capaces de todo, hasta de vender a un huérfano y abandonar a un amigo! |
28 »Mírenme a los ojos, y díganme si soy un mentiroso. |
29 No sean injustos conmigo y dejen de juzgarme; reconozcan que soy inocente. |
30 No les he mentido. ¿Acaso creen que no sé distinguir entre la verdad y la mentira? |