Salmos 10,16

(16-18) Tú, Dios mío, reinas para siempre

y escuchas la oración de los humildes.

Tú defiendes a los huérfanos

y a los que son maltratados;

tú los animas y les prestas atención.

Pero a los que no te reconocen

los echarás de tu tierra,

para que nadie en este mundo

vuelva a sembrar el terror.


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