(SALMO 9b)
Oración por la victoria
Dios mío,
¿por qué te quedas tan lejos?
¿por qué te escondes de mí
cuando más te necesito?
persiguen a los humildes,
pero acabarán por caer
en sus propias trampas.
pero a ti te menosprecian.
No te buscan,
porque para ellos no existes.
Son groseros. Levantan la nariz
y presumen de su codicia,
pues sólo en eso piensan;
en todo lo que hacen!
Tus leyes, Dios mío,
no las pueden entender.
Se burlan de sus enemigos,
que jamás fracasarán,
que nunca tendrán problemas
y que siempre serán felices.
tras sus palabras esconden
sus malas intenciones.
espiando a los inocentes,
para caerles encima
y matarlos a traición.
como el león en su cueva;
siempre están dispuestos a saltar
sobre la gente indefensa,
y en cuanto la atrapan,
la arrastran en su red.
los que tienen la desgracia
de caer bajo su dominio.
que a ti no te importa,
y que hasta escondes la cara
para no ver lo que pasa.
¡Llama a cuentas a los malvados!
¿Por qué han de burlarse de ti?
¡Pídeles cuentas de su maldad,
y bórralos de este mundo!
¿Por qué han de creer
que no les pedirás cuentas?
Tú conoces su maldad,
tomas en cuenta su violencia,
y un día les darás su merecido.
¡Tú acabarás con su poder!
¡Dios mío,
no te olvides de los humildes!
Los huérfanos y desvalidos
confían en ti;
¡tú eres quien los ayuda!
y escuchas la oración de los humildes.
Tú defiendes a los huérfanos
y a los que son maltratados;
tú los animas y les prestas atención.
Pero a los que no te reconocen
los echarás de tu tierra,
para que nadie en este mundo
vuelva a sembrar el terror.
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