(SALMO 50)
Perdóname, Dios mío
(1-2) David compuso este salmo después de que tuvo relaciones sexuales con Betsabé. El profeta Natán lo reprendió por haber cometido adulterio
(3) Dios mío,
tú eres todo bondad,
ten compasión de mí;
tú eres muy compasivo,
no tomes en cuenta mis pecados.
¡Quítame todo mi pecado!
y sé muy bien que he pecado.
te he ofendido;
he hecho lo malo,
en tu propia cara.
Tienes toda la razón
al declararme culpable;
no puedo alegar
que soy inocente.
que soy malo de nacimiento,
y que desde antes de nacer
ya era un pecador.
por eso me diste sabiduría.
y quedaré limpio.
Lava todo mi ser,
y quedaré más blanco que la nieve.
¡devuélveme la felicidad!
ni tomes en cuenta mis pecados.
no me dejes tener
malos pensamientos;
cambia todo mi ser.
¡no me quites tu santo espíritu!
enséñame a ser obediente,
y así volveré a ser feliz.
que deben obedecerte
y cambiar su manera de vivir.
Dios de mi salvación,
líbrame de la muerte,
y entre gritos de alegría
te daré gracias
por declararme inocente.
Abre mis labios
y te cantaré alabanzas.
animales para ser sacrificados,
pero eso no es lo que quieres;
eso no te complace.
la mejor ofrenda es la humildad.
Tú, mi Dios, no desprecias
a quien con sinceridad
se humilla y se arrepiente.
vuelve a levantar sus murallas.
las ofrendas que mereces,
y en tu altar se presentarán
toros en tu honor.
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