1 El sabio oye consejos Más vale ser pobre y honrado, que ser necio y tramposo. |
2 No es bueno actuar sin pensar; la prisa es madre del error. |
3 El tonto fracasa en todo, y luego dice: «¡Dios tiene la culpa!» |
4 El rico tiene muchos amigos; el pobre no tiene ninguno. |
5 No hay testigo falso que salga bien librado; todo mentiroso recibe su castigo. |
6 A los ricos les sobran amigos; todo el mundo busca su amistad por los regalos que dan. |
7 Al pobre ni sus hermanos lo quieren; ¡mucho menos lo buscan sus amigos! Cuando más los necesita, no están para ayudarlo. |
8 Si en verdad te aprecias, estudia. Bien harás en practicar lo aprendido. |
9 No hay testigo falso que salga bien librado; todos los mentirosos serán destruidos. |
10 No hay nada más absurdo que un tonto viviendo entre lujos, y un esclavo gobernando a reyes. |
11 Es de sabios tener paciencia, y es más honroso perdonar la ofensa. |
12 Cuando el rey se enoja, grita como león furioso. Cuando el rey está contento, reanima como fresca lluvia. |
13 El hijo tonto arruina a su padre, y la mujer peleona poco a poco arruina al marido. |
14 La casa y el dinero son regalo de los padres; la esposa inteligente es un regalo de Dios. |
15 Tanto duerme el perezoso que acaba pasando hambre. |
16 El que respeta una orden se respeta a sí mismo; el que deja de cumplirla dicta su sentencia de muerte. |
17 Prestarle al pobre es como prestarle a Dios. ¡Y Dios siempre paga sus deudas! |
18 Corrige a tu hijo antes de que sea muy tarde; no te hagas culpable de su muerte. |
19 Quien fácilmente se enoja sufrirá las consecuencias; no tiene caso calmarlo, pues se enciende más su enojo. |
20 El que oye consejo y acepta que lo corrijan, acabará siendo sabio. |
21 El hombre propone, y Dios dispone. |
22 Todo el mundo quiere tener a alguien en quien confiar; todo el mundo prefiere al pobre más que al mentiroso. |
23 Obedece a Dios y vivirás; así dormirás tranquilo y no tendrás ningún temor. |
24 Hay gente tan perezosa que hasta de comer se cansa. |
25 El tonto sólo aprende a través del castigo; al que es sabio le basta con sólo ser reprendido. |
26 No hay hijo más malo ni más sinvergüenza que el que roba a su padre y echa a la calle a su madre. |
27 Querido jovencito, si no aceptas la corrección, te apartarás de los sabios consejos. |
28 Un testigo malvado se burla de la justicia; su alimento es la maldad. |
29 Para el malcriado, el castigo; para el tonto, los azotes. |