Proverbios 3 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 35 versitos | Proverbios 3 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 35 versitos
1 Hijo mío, no olvides mi enseñanza,
conserva en tu memoria mis preceptos,
1
La adquisición de la sabiduría.
Hijo mío, no olvides mi instrucción,
guarda en tu memoria mis mandatos,
2 porque te darán muchos días,
y años de vida, y prosperidad;
2 pues te proporcionarán muchos días
y años de vida, y bienestar.
3 no permitas que te abandonen bondad y lealtad,
cuélgatelas al cuello,
escríbelas en la tablilla del corazón:
3 Que no te abandonen el amor y la lealtad;
átalas a tu cuello,
grábalas en la tablilla de tu corazón;
4 alcanzarás favor y aceptación
de Dios y de los hombres.
4 así obtendrás estima y aceptación
ante Dios y ante los hombres.
5 Confía en el Señor de todo corazón
y no te fíes de tu propia inteligencia;
5 Confía en Yahvé de todo corazón
y no te fíes de tu inteligencia;
6 en todos tus caminos tenlo presente,
y él enderezará tus sendas.
6 reconócelo en todos tus caminos
y él enderezará tus sendas.
7 No te tengas por sabio,
respeta al Señor y evita el mal;
7 No presumas de sabio,
teme a Yahvé y evita el mal;
8 ésa es la mejor medicina para tu cuerpo
y para tus huesos.
8 será salud para tu carne
y alivio para tus huesos.
9 Honra al Señor con tus riquezas,
con las primicias de todas tus cosechas,
9 Honra a Yahvé con tus riquezas,
con las primicias de todas tus ganancias:
10 y tus graneros se colmarán de grano,
tus bodegas rebosarán de vino nuevo.
10 tus graneros se colmarán de grano
y tus lagares rebosarán de mosto.
11 No rechaces, hijo mío, el castigo del Señor,
no te enojes con su corrección,
11 No desprecies, hijo mío, la instrucción de Yahvé,
que no te enfade su reprensión,
12 porque al que ama lo reprende el Señor,
como un padre al hijo querido.
12 porque Yahvé reprende a quien ama,
como un padre a su hijo amado.
13

Sabiduría y prudencia

Dichoso el hombre que alcanza sabiduría,
el hombre que adquiere inteligencia:
13
La felicidad del sabio.
Feliz el hombre que encuentra sabiduría,
el hombre que adquiere prudencia;
14 es mejor mercancía que la plata,
produce más rentas que el oro,
14 es mayor ganancia que la plata,
es más rentable que el oro.
15 es más valiosa que los corales,
no se le compara joya alguna;
15 Es más preciosa que las perlas,
ninguna joya se le puede comparar.
16 en su mano derecha trae largos años,
en la izquierda honor y riqueza;
16 En su mano derecha hay larga vida,
en su izquierda, riqueza y gloria.
17 sus caminos son deliciosos
y sus sendas son tranquilas,
17 Sus caminos son una delicia,
todas sus sendas son pacíficas.
18 es árbol de vida para los que la agarran,
son dichosos los que la retienen.
18 Es árbol de vida para los que se aferran a ella,
felices son los que la retienen.
19 El Señor cimentó la tierra con sabiduría
y estableció el cielo con inteligencia;
19 Yahvé fundó la tierra con sabiduria,
estableció los cielos con inteligencia;
20 con su saber brotan los océanos
y las nubes destilan rocío.
20 por su saber se dividen las aguas abismales
y las nubes destilan rocío.
21 Hijo mío, no las pierdas de vista,
conserva la prudencia y la reflexión:
21 Hijo mío, mantén el acierto y la reflexión
y no las pierdas de vista:
22 serán vida para tu alma
y adorno para tu cuello;
22 serán vida para tu alma
y adorno para tu cuello.
23 seguirás tranquilo tu camino
sin que tropiecen tus pies,
23 Así caminarás seguro
y tus pies no tropezarán.
24 te acostarás sin alarmas,
te acostarás y el sueño te será dulce,
24 Al acostarte no tendrás miedo
y, acostado, tendrás dulces sueños.
25 no te asustará el terror imprevisto
ni la desgracia que cae sobre el malvado.
25 No temerás el terror imprevisto,
ni la desgracia que sobreviene a los malvados,
26 Porque el Señor se pondrá a tu lado
y librará tu pie de la trampa.
26 porque Yahvé estará a tu lado
y librará tus pies de la trampa.
27

Deberes con el prójimo

No niegues un favor a quien lo necesita
si está en tu mano hacérselo.
27 No niegues un favor a quien lo necesita,
si en tu mano está el hacérselo.
28 Si tienes, no digas al prójimo:
Regresa otro día, mañana te lo daré.
28 Si tienes algo, no digas a tu prójimo:
«Vete y vuelve, mañana te daré».
29 No trames daños contra tu prójimo
mientras vive confiado contigo.
29 No trames males contra tu prójimo
mientras vive confiado junto a ti.
30 No lleves a juicio a nadie sin motivo
cuando él no te ha hecho daño.
30 No pleitees contra nadie sin motivo,
si no te ha hecho ningún daño.
31 No envidies al violento
ni elijas ninguno de sus caminos.
31 No envidies al hombre violento,
ni trates de imitar su conducta;
32 Porque el Señor aborrece al perverso,
pero se confía a los hombres rectos;
32 porque Yahvé aborrece a los perversos,
pero brinda su confianza a los rectos.
33 el Señor maldice la casa del malvado
y bendice la morada del honrado;
33 Yahvé maldice la casa del malvado,
y bendice el hogar de los justos;
34 se burla de los insolentes,
pero trata con bondad a los humildes;
34 aunque se burla de los arrogantes,
concede su favor a los humildes.
35 otorga honor a los sabios
y reserva deshonra para los necios.
35 Los sabios heredarán la gloria,
mientras los necios cargan con la deshonra.

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Introducción a Proverbios

Sapienciales

Los libros sapienciales forman uno de los grupos de libros bíblicos con perfil propio, netamente distinto de la literatura profética, de los cuerpos legales y de las obras narrativas. Cinco libros forman esta pentápolis de claras fronteras, esta especie de «pentateuco» sapiencial: Proverbios, Job, Eclesiastés (Qohelet), Eclesiástico (Ben Sirá) y Sabiduría. Como el Pentateuco invoca como autor o patrono a Moisés, así tres de estos libros invocan a Salomón como autor.
Un cierto parentesco liga a Job con el Eclesiastés como testigos y actores de una patética controversia sobre el sentido de la vida; por otro lado caminan Proverbios y Eclesiástico, mientras que Sabiduría es un enclave tardío en territorio griego.
El cuerpo sapiencial tiene indudable afinidad con nuestros refranes populares, aforismos cultos y textos didácticos. El propósito de la tarea sapiencial no es la enseñanza intelectual, ni el proponer una especie de catecismo ético, ni indagar el puesto de la vida humana en el orden cósmico. Más bien sería como una «oferta de sensatez», que no una imposición, como guía para todo ser humano.




Proverbios

Forma del libro. Es la obra más típica del cuerpo sapiencial. Bajo el nombre genérico de «meshalim» -proverbios- acoge un conjunto de colecciones de enigmas, sentencias, aforismos, refranes, adagios e instrucciones de carácter ético y moralizante a través de los cuales se transmite una sabiduría popular acumulada durante siglos. Su presentación estimula el esfuerzo de comprensión del oyente o del lector: brevedad, carácter incisivo o enigmático y forma rítmica, al mismo tiempo que facilidad de retención en la memoria.
Las doctrinas o enseñanzas de esta antología tienen dos ejes principales, cada uno con dos polos opuestos: «sensato-necio» y «honrado-malvado». Los términos no son precisos: en el primero pueden entrar dotes naturales de inteligencia y perspicacia, conocimientos adquiridos o destreza en el obrar. Lo mismo podemos decir del segundo eje, que puede referirse a la integridad, la justicia o la inocencia. Estos dos ejes se cruzan, porque la sensatez tiene algo de ético, mientras que la maldad se considera insensata.

Época de composición y autoría del libro. Por su carácter anónimo y el tamaño minúsculo de sus unidades es imposible datar los proverbios. Su composición puede abarcar varios siglos. El prólogo y el epílogo serían obra del recopilador final y, por tanto, posteriores a las otras colecciones. Que Salomón diera impulso a esta corriente de proverbios puede ser realidad o pura leyenda. En realidad, el libro salta las fronteras y las épocas.

Mensaje de los Proverbios. La sensatez es una actividad artesana, atribuida al Dios creador y ofrecida al ser humano para que sea el artífice de su existencia, para que aprenda el sentido de la vida y dé sentido a su propia vida. Para ello, el joven inexperto necesita el apoyo de la experiencia ajena, plural y compartida, que cuaja en refranes, máximas y aforismos; algunos son propios de escuelas de maestros, otros, entregados a la libre circulación ciudadana. Dios está presente en este mundo sapiencial y ético de los Proverbios: posee la sabiduría y concede la sensatez al ser humano; con su aprobación y reprobación consolida el mundo ético.
De una «sabiduría a ras de tierra», el libro va ganando en altura hasta colocar en 8,22-31 a la Sabiduría personificada en la esfera celeste de sus orígenes. Aunque no es Dios ni una divinidad, procede de Dios y precede al mundo; posterior a Dios y anterior al universo, inferior a Dios y superior al mundo. El poeta la presenta como personaje que nace, aprende, actúa.
No se sigue que el poeta se refiera a un ser personal existente fuera del poema, pero con el correr del tiempo esa «sabiduría» tendrá un nombre, Jesucristo, «Sabiduría de Dios», como lo llama San Pablo ( 1Co_1:24 ).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Proverbios 3,1-12Discurso del maestro. Este discurso del maestro de sabiduría descubre varios elementos que nos hacen caer en la cuenta de que, aunque la sabiduría pueda parecer fruto del esfuerzo humano, en realidad es un don ofrecido por Dios que el sabio debe acoger responsablemente. En la vida cotidiana, el sabio, como ser humano prudente y sagaz, debe mantener una actitud de discernimiento sobre lo que es recto, justo y adecuado. Ese discernimiento tiene dos consecuencias prácticas inmediatas: en primer lugar, nos libra del «mal camino», no se camina a tientas; en segundo lugar, nos libra de la ramera, de la prostituta, cuya figura se usa aquí para simbolizar el camino equivocado, el camino que no conduce a la vida. El llamado del maestro desemboca finalmente en una meditación práctica sobre la sabiduría: caminar por esta senda es caminar con Dios, y sólo quien camina según el querer divino alarga sus años. Por tanto, la larga vida es en la Biblia síntoma de sabiduría. Se vuelve a insistir en que esa sabiduría no es fruto del esfuerzo personal, sino un don de Dios del que el fiel debe apropiarse mediante la escucha de la Palabra y la puesta en práctica de los preceptos del Señor.


Proverbios 3,13-26Sabiduría y prudencia. El ser humano que ha recibido conscientemente el don de la sabiduría y lo pone a trabajar es comparable al comerciante exitoso que obtiene provecho y beneficio abundante en sus negocios o a un árbol frondoso que da cobijo, seguridad y vida a muchos otros seres. Trae la gran ventaja de la tranquilidad; sólo el que sabe cultivar la sabiduría, el que conserva el tino y la prudencia, puede vivir tranquilo: no tiene traspiés en su camino y su sueño es delicioso. Ambas imágenes reflejan un estado interior, una experiencia y una conciencia de caminar según el querer divino.
Proverbios 3,27-35Deberes con el prójimo. El lugar adecuado donde se asienta la sabiduría entendida como «camino recto» es indudablemente la conciencia, y el punto preciso donde ese caminar se realiza con rectitud, sensatez y sabiduría no puede ser otro que el prójimo. El prójimo será siempre el «termómetro» que permite medir el estado de mis relaciones con Dios y los avances o retrocesos de mi actuación. En este punto comulgan la corriente sapiencial y el espíritu deuteronomista. El prójimo no es un referente cualquiera, ni un accidente en mi camino; el prójimo me necesita y yo lo necesito a él como medio de acercamiento a Dios y lugar privilegiado donde puedo poner en práctica los preceptos del Señor: el Evangelio.