Isaías 42 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 25 versitos |
1 ° Mirad a mi Siervo, | a quien sostengo; | mi elegido, | en quien me complazco. | He puesto mi espíritu sobre él, | manifestará la justicia a las naciones.
2 No gritará, no clamará, | no voceará por las calles.
3 La caña cascada no la quebrará, | la mecha vacilante no la apagará. | Manifestará la justicia con verdad.
4 No vacilará ni se quebrará, | hasta implantar la justicia en el país. | En su ley esperan las islas.
5 Esto dice el Señor, Dios, | que crea y despliega los cielos, | consolidó la tierra con su vegetación, | da el respiro al pueblo que la habita | y el aliento a quienes caminan por ella:
6 «Yo, el Señor, | te he llamado en mi justicia, | te cogí de la mano, te formé | e hice de ti alianza de un pueblo | y luz de las naciones,
7 para que abras los ojos de los ciegos, | saques a los cautivos de la cárcel, | de la prisión a los que habitan en tinieblas.
8 Yo soy el Señor, este es mi nombre; | no cedo mi gloria a ningún otro, | ni mi honor a los ídolos.
9 Lo antiguo ya ha sucedido, | y algo nuevo yo anuncio, | antes de que brote os lo hago oír».
10 Cantad al Señor un cántico nuevo, | llegue su alabanza hasta el confín de la tierra; | muja el mar y lo que contiene, | las costas y sus habitantes;
11 alégrese el desierto con sus tiendas, | los cercados que habita Cadar; | exulten los habitantes de Petra, | clamen desde la cumbre de las montañas;
12 den gloria al Señor, | anuncien su alabanza en las costas.
13 El Señor sale como un héroe, | excita su ardor como un guerrero, | lanza el alarido, | mostrándose valiente frente al enemigo.
14 «Desde antiguo guardé silencio, | me callaba, aguantaba; | como parturienta, grito, | jadeo y resuello.
15 Agostaré montes y collados, | secaré toda su hierba, | convertiré los ríos en yermo, | desecaré los estanques;
16 conduciré a los ciegos | por el camino que no conocen, | los guiaré por senderos que ignoran; | ante ellos convertiré la tiniebla en luz, | lo escabroso en llano. | Esto es lo que haré | y no los abandonaré.
17 Retrocederán cubiertos de vergüenza | los que confían en un ídolo, | los que dicen a sus obras: | “Vosotros sois nuestros dioses”».
18 ° «¡Sordos, escuchad; ciegos, mirad y ved!
19 ¿Quién está ciego, sino mi siervo, | quién es sordo como el mensajero que envío?». | ¿Quién es tan ciego como aquel que ha sido castigado, | tan ciego como el siervo del Señor?
20 Has visto mucho y no has observado nada, | has abierto los oídos, pero no has escuchado.
21 El Señor se ha complacido en aquel que era humillado: | ha hecho grande su salvación, magnífico su designio.
22 Él era un pueblo saqueado y despojado, | atrapado en cuevas, encerrado en mazmorras. | Condenados al saqueo, nadie los liberaba, | al despojo, y nadie protestaba.
23 ¿Quién de vosotros prestará oído a todo esto, | y escuchará con atención en el futuro?
24 ¿Quién ha entregado al despojo | y al saqueo a Israel? | ¿Acaso no los entregó el mismo Señor | contra quien hemos pecado, | cuando no quisimos caminar en sus caminos | y no obedecimos sus preceptos?
25 Por eso derramó sobre él | el ardor de su ira y el furor de la guerra, | que lo envolvía con sus llamas, pero él no comprendía; | lo consumía, aunque él no comprendía.

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Introducción a Isaías

ISAÍAS

El libro de Isaías es uno de los más citados en el Nuevo Testamento, y, exceptuados los Salmos, es el texto del Antiguo Testamento más usado en la liturgia católica. La presencia de más de una copia entre los manuscritos encontrados en el lugar de Qumrán demuestra igualmente que ocupaba un lugar de primer orden en el judaísmo de tiempos de Jesús. Se presenta dividido en tres grandes secciones, designadas frecuentemente como libros del Primer Isaías (caps. Isa 1:1-31; Isa 2:1-22; Isa 3:1-26; Isa 4:1-6; Isa 5:1-30; Isa 6:1-13; Isa 7:1-25; Isa 8:1-22; Isa 9:1-21; Isa 10:1-34; Isa 11:1-16; Isa 12:1-6; Isa 13:1-22; Isa 14:1-32; Isa 15:1-9; Isa 16:1-14; Isa 17:1-14; Isa 18:1-7; Isa 19:1-25; Isa 20:1-6; Isa 21:1-17; Isa 22:1-25; Isa 23:1-18; Isa 24:1-23; Isa 25:1-12; Isa 26:1-21; Isa 27:1-13; Isa 28:1-29; Isa 29:1-24; Isa 30:1-33; Isa 31:1-9; Isa 32:1-20; Isa 33:1-24; Isa 34:1-17; Isa 35:1-10; Isa 36:1-22; Isa 37:1-38; Isa 38:1-22; Isa 39:1-8), del Segundo Isaías (caps. Isa 40:1-31; Isa 41:1-29; Isa 42:1-25; Isa 43:1-28; Isa 44:1-28; Isa 45:1-25; Isa 46:1-13; Isa 47:1-15; Isa 48:1-22; Isa 49:1-26; Isa 50:1-11; Isa 51:1-23; Isa 52:1-15; Isa 53:1-12; Isa 54:1-17; Isa 55:1-13) y del Tercer Isaías (caps. Isa 56:1-12; Isa 57:1-21; Isa 58:1-14; Isa 59:1-21; Isa 60:1-22; Isa 61:1-11; Isa 62:1-12; Isa 63:1-19; Isa 64:1-12; Isa 65:1-25; Isa 66:1-24). Cada una de estas partes, en particular la primera, no son en sí mismas homogéneas y no se puede afirmar que provengan todas ellas de la misma mano. En todo caso, la parte correspondiente al Primer Isaías (también llamado Protoisaías) contiene los textos atribuidos al gran profeta Isaías que desarrolló su actividad en el siglo viii a.C. en Jerusalén; aunque hay excepciones, como el llamado «Apocalipsis de Isaías» (caps. Isa 24:1-23; Isa 25:1-12; Isa 26:1-21; Isa 27:1-13), que es posexílico. Los capítulos atribuidos al Segundo Isaías (o Deuteroisaías) ofrecen, en cambio, un texto fuertemente homogéneo, compuesto tal vez en un breve período de tiempo por un mismo autor durante el exilio. Finalmente Los textos que se subsumen bajo el nombre de Tercer Isaías (o Tritoisaías) tienen rasgos que permiten situarlos en circunstancias diversas o atribuirlos a diferentes autores.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Isaías 42,1-9*42:1-9 Este es el primero de los llamados cánticos del Siervo del Señor. La figura correspondiente puede referirse a una persona individual o a un colectivo (Israel, o un grupo de israelitas «justos»). Este carácter indeterminado y polivalente, que permite identificarlo con nadie en concreto y reconocerlo al mismo tiempo en muchos, hizo posible que los primeros cristianos vieran realizada en Jesús de Nazaret la figura del Siervo del Señor.


Isaías 42,18-25*42:18-25 Aunque estos versos no forman parte de los llamados cánticos del Siervo, se refieren también a un siervo del Señor, anónimo y aparentemente individual, que se identifica con su pueblo en su ceguera y humillación (Isa 42:22).