Isaías 51 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 23 versitos |
1 Escuchadme, los que vais tras la justicia, | los que buscáis al Señor: | Mirad la roca de donde os tallaron, | la cantera de donde os extrajeron.
2 Mirad a Abrahán, vuestro padre; | a Sara, que os dio a luz: | cuando os llamé, era uno, | pero lo bendije y lo multipliqué.
3 El Señor consuela a Sión, | consuela todas sus ruinas: | convertirá su desierto en un edén, | su yermo en jardín del Señor; | allí habrá gozo y alegría, | acción de gracias al son de instrumentos.
4 Escuchadme, naciones; pueblos, prestadme oído, | pues de mí saldrá la ley | y estableceré mi derecho | para luz de los pueblos.
5 Mi triunfo está cercano, | llega mi salvación, | mi brazo regirá a los pueblos: | las islas lejanas esperan en mí, | ponen su esperanza en mi poder.
6 Levantad vuestros ojos al cielo, | mirad abajo, hacia la tierra: | el cielo se desvanece como el humo, | la tierra se consume como un vestido, | sus habitantes mueren como langostas, | pero mi salvación dura por siempre, | mi justicia no tendrá fin.
7 Escuchadme, los que conocéis lo que es recto, | el pueblo que conserva mi ley en su corazón: | no temáis la afrenta de los hombres, | no desmayéis por sus ultrajes:
8 pues la polilla los roerá como un vestido, | como los gusanos roen la lana; | pero mi justicia dura por siempre, | mi salvación de edad en edad.
9 ° ¡Despierta, despierta, | revístete de fuerza, brazo del Señor, | despierta como antaño, | en las antiguas edades! | ¿No eres tú quien destrozó el monstruo | y traspasó al dragón?
10 ¿No eres tú quien secó el mar, | las aguas del gran océano, | el que hizo un camino en la profundidad del mar | para que pasaran los redimidos?
11 Volverán los rescatados del Señor, | entrarán en Sión con cánticos de júbilo, | alegría perpetua a la cabeza, | siguiéndolos, gozo y alegría; | pena y aflicción se alejarán.
12 Yo, yo soy quien os consuela. | ¿Por qué temes a un mortal que perece, | a un hombre que pasa como la hierba,
13 te olvidas del Señor que te ha hecho, | que despliega los cielos | y pone el fundamento de la tierra? | ¿Por qué tiemblas sin tregua cada día | ante el furor del opresor dispuesto a destruirte? | ¿Qué se hizo del furor del opresor?
14 Se apresuran a liberar al cautivo: | no morirá en la fosa, no le faltará el pan.
15 Yo soy el Señor, tu Dios, | que agita el mar y braman sus olas. | Mi nombre es Señor todopoderoso.
16 Yo he puesto mis palabras en tu boca, | te cubrí con la sombra de mi mano: | extiendo los cielos, pongo el fundamento de la tierra | y digo a Sión: tú eres mi pueblo.
17 ¡Despierta, despierta, | ponte en pie, Jerusalén!, | que bebiste de la mano del Señor | la copa de su ira, | apuraste hasta las heces el cáliz de vértigo.
18 No hay nadie que la sustente | entre los hijos que dio a luz, | nadie que la lleve de la mano | entre los hijos que crió.
19 Te han sucedido estos dos males, | ¿quién te compadece? | Saqueo y ruina, hambre y espada, | ¿quién te consuela?
20 Desfallecen y yacen tus hijos | en los rincones de todas las calles, | como antílope en la red, | llenos de la ira del Señor, | de la amenaza de tu Dios.
21 Por eso, escucha, desdichada; | borracha, y no de vino.
22 Esto dice el Señor, tu Dios, | que defiende la causa de su pueblo: | «Yo quito de tu mano la copa del vértigo, | no volverás a beber el cáliz de mi ira.
23 Lo pondré en la mano de tus verdugos, | de los que te decían: | “Dóblate, que pasemos por encima”; | y tú presentaste la espalda como suelo, | como calzada para los transeúntes».

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Introducción a Isaías

ISAÍAS

El libro de Isaías es uno de los más citados en el Nuevo Testamento, y, exceptuados los Salmos, es el texto del Antiguo Testamento más usado en la liturgia católica. La presencia de más de una copia entre los manuscritos encontrados en el lugar de Qumrán demuestra igualmente que ocupaba un lugar de primer orden en el judaísmo de tiempos de Jesús. Se presenta dividido en tres grandes secciones, designadas frecuentemente como libros del Primer Isaías (caps. Isa 1:1-31; Isa 2:1-22; Isa 3:1-26; Isa 4:1-6; Isa 5:1-30; Isa 6:1-13; Isa 7:1-25; Isa 8:1-22; Isa 9:1-21; Isa 10:1-34; Isa 11:1-16; Isa 12:1-6; Isa 13:1-22; Isa 14:1-32; Isa 15:1-9; Isa 16:1-14; Isa 17:1-14; Isa 18:1-7; Isa 19:1-25; Isa 20:1-6; Isa 21:1-17; Isa 22:1-25; Isa 23:1-18; Isa 24:1-23; Isa 25:1-12; Isa 26:1-21; Isa 27:1-13; Isa 28:1-29; Isa 29:1-24; Isa 30:1-33; Isa 31:1-9; Isa 32:1-20; Isa 33:1-24; Isa 34:1-17; Isa 35:1-10; Isa 36:1-22; Isa 37:1-38; Isa 38:1-22; Isa 39:1-8), del Segundo Isaías (caps. Isa 40:1-31; Isa 41:1-29; Isa 42:1-25; Isa 43:1-28; Isa 44:1-28; Isa 45:1-25; Isa 46:1-13; Isa 47:1-15; Isa 48:1-22; Isa 49:1-26; Isa 50:1-11; Isa 51:1-23; Isa 52:1-15; Isa 53:1-12; Isa 54:1-17; Isa 55:1-13) y del Tercer Isaías (caps. Isa 56:1-12; Isa 57:1-21; Isa 58:1-14; Isa 59:1-21; Isa 60:1-22; Isa 61:1-11; Isa 62:1-12; Isa 63:1-19; Isa 64:1-12; Isa 65:1-25; Isa 66:1-24). Cada una de estas partes, en particular la primera, no son en sí mismas homogéneas y no se puede afirmar que provengan todas ellas de la misma mano. En todo caso, la parte correspondiente al Primer Isaías (también llamado Protoisaías) contiene los textos atribuidos al gran profeta Isaías que desarrolló su actividad en el siglo viii a.C. en Jerusalén; aunque hay excepciones, como el llamado «Apocalipsis de Isaías» (caps. Isa 24:1-23; Isa 25:1-12; Isa 26:1-21; Isa 27:1-13), que es posexílico. Los capítulos atribuidos al Segundo Isaías (o Deuteroisaías) ofrecen, en cambio, un texto fuertemente homogéneo, compuesto tal vez en un breve período de tiempo por un mismo autor durante el exilio. Finalmente Los textos que se subsumen bajo el nombre de Tercer Isaías (o Tritoisaías) tienen rasgos que permiten situarlos en circunstancias diversas o atribuirlos a diferentes autores.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Isaías 51,9-23*51:9-52:6 Tres poemas que se inician con un doble imperativo (Isa 51:9; Isa 51:17; Isa 52:1) y se completan en cada caso con una expresión adecuada al destinatario, constituyen una plegaria única, donde se alternan y encuentran las voces del Señor y de su pueblo, unidas por el deseo de la restauración de la ciudad. El conjunto lo cierra un cántico al Señor que vuelve para restaurar Jerusalén (Isa 52:7-12).