Jeremías  11 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 23 versitos |
1 Palabra que el Señor dirigió a Jeremías:
2 —Escucha los términos de esta alianza y transmíteselos a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén.
3 Les dirás: «Esto dice el Señor, Dios de Israel: Maldito quien no haga caso de los términos de esta alianza,
4 que impuse a vuestros antepasados cuando los saqué de Egipto, del horno de hierro, cuando les dije: “Hacedme caso y obrad conforme a lo que os mande. Así seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios,
5 y de ese modo mantendré el juramento que hice a vuestros antepasados de darles una tierra que mana leche y miel”, como sucede ahora». Yo respondí: —Así sea, Señor.
6 Me dijo el Señor: «Anuncia en los poblados de Judá y en las calles de Jerusalén lo que te digo: “Escuchad los términos de esta alianza y cumplidlos.
7 Ya les advertí a vuestros antepasados, cuando los hice subir de Egipto, que me hicieran caso, y hasta ahora no he dejado de repetirlo.
8 Pero ellos no escucharon ni prestaron atención. Al contrario, cada cual persistió en la maldad de su mente retorcida. Por eso, les apliqué las amenazas previstas en dicha alianza que les mandé cumplir y no cumplieron”».
9 Me dijo el Señor: «Se ha descubierto una conjura entre la gente de Judá y los habitantes de Jerusalén.
10 Han recaído en los pecados de sus antepasados, que se negaron a obedecer mis mandatos: andan detrás de dioses extranjeros y les dan culto. La casa de Israel y la casa de Judá han roto la alianza que pacté con sus antepasados.
11 Por eso, esto dice el Señor: Voy a enviarles una calamidad de la que no podrán escapar. Seguro que se quejarán, pero no pienso escucharlos.
12 La gente de los poblados de Judá y los habitantes de Jerusalén acudirán a quejarse a los dioses a quienes quemaban incienso, pero no podrán salvarlos cuando llegue el desastre.
13 Tenías tantos dioses como poblados, Judá; y en cada calle de Jerusalén construisteis un altar para quemar incienso a Baal.
14 En cuanto a ti, no reces por este pueblo, ni insistas con gritos y súplicas, pues no pienso escucharlos cuando me invoquen en la hora del desastre».
15 ¿Qué hace mi amada en mi casa | después de tantas maldades? | ¿Crees que votos y sacrificios | te van a librar de la desgracia? | ¡Lo celebrarías con gritos estrepitosos!
16 Olivo verde de fino fruto | te puso por nombre el Señor; | pero va a prenderte fuego | que va a consumir tus ramas.
17 El Señor del universo, que te plantó, ha decretado tu desgracia, por la maldad de la casa de Israel y de la casa de Judá, por todo lo que hicieron para irritarme, quemando incienso a Baal.
18 ° El Señor me instruyó, y comprendí, | me explicó todas sus intrigas.
19 Yo, como manso cordero, | era llevado al matadero; | desconocía los planes | que estaban urdiendo contra mí: | «Talemos el árbol en su lozanía, | arranquémoslo de la tierra de los vivos, | que jamás se pronuncie su nombre».
20 Señor del universo, | que juzgas rectamente, | que examinas las entrañas y el corazón, | deja que yo pueda ver | cómo te vengas de ellos, | pues a ti he confiado mi causa.
21 Por eso, así habla el Señor del universo a los vecinos de Anatot, que amenazan con matarme y me dicen: «Deja de profetizar en nombre del Señor, de lo contrario morirás a nuestras manos».
22 En efecto, esto dice el Señor del universo: «He decidido tomarles cuentas: los jóvenes morirán a espada; sus hijos e hijas morirán de hambre.
23 No les quedará ni un resto, pues voy a enviar una desgracia contra los vecinos de Anatot el año que venga a pedirles cuentas».

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Introducción a Jeremías 

JEREMÍAS

En el conjunto de los libros proféticos, el de Jeremías se caracteriza, entre otras cosas, por incorporar gran cantidad de material narrativo. Llama también la atención el aparente desorden del material que compone el libro, pues no sigue una línea cronológica clara, aunque existe una cierta continuidad por los relatos biográficos que se ocupan de la vida del profeta a partir del año 608 a.C. En este contexto, todo el libro se mueve pendularmente (y paradójicamente) entre dos extremos: la irremediable destrucción, ya decretada, y la posibilidad de recuperación a partir de la conversión; los oráculos de aniquilamiento sin posibilidad de recurso, y las profecías de restauración. Anunciará con firmeza el establecimiento de una nueva alianza (Jer 31:31 ss) entre Dios y su pueblo, que se hará realidad siglos más tarde en la persona de Jesús, el Hijo de Dios.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Jeremías  11,1-23*2:1-25:14 Toda esta amplia y heterogénea sección se caracteriza, en líneas generales, por la temática del juicio. En ocasiones, la división de algunas de las secciones no es del todo segura.


Jeremías  11,18-23*11:18-12:6 Las llamadas «Confesiones de Jeremías» son poemas en primera persona en los que el profeta se queja, sobre todo, de las incomprensiones y peligros que debe correr por ser fiel a su misión.