Jeremías  33 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 26 versitos |
1 Jeremías volvió a recibir la palabra del Señor mientras seguía detenido en el patio de la guardia. Le dijo:
2 «Esto dice el Señor, el Creador, el que da forma a todo y lo consolida, y que se llama “Señor”:
3 Llámame y te responderé; te revelaré cosas importantes y recónditas que tú desconoces.
4 Porque esto dice el Señor, Dios de Israel, respecto a las casas de esta ciudad y a las viviendas reales de Judá que han sido destruidas por el asedio y la espada.
5 Ahora se disponen a luchar contra los caldeos, pero solo servirá para llenar las casas con los cadáveres de quienes decidí destruir en el colmo de mi ira y de mi cólera, pues a causa de su maldad aparté mi vista de esta ciudad.
6 Pero después yo mismo la curaré y le proporcionaré remedio, sanearé sus casas y les revelaré la seguridad y el bienestar que voy a concederles.
7 Haré que cambie la suerte de Judá y la suerte de Israel, y los reconstruiré tal como eran antes.
8 Los purificaré de todos los pecados que cometieron contra mí y les perdonaré todos sus crímenes y sus rebeldías.
9 Jerusalén será para mí motivo de satisfacción: todas las naciones de la tierra me alabarán y honrarán cuando oigan los beneficios que le voy a conceder; y se estremecerán y conmoverán cuando vean el bienestar y la prosperidad que voy a proporcionarle.
10 Esto dice el Señor: En este lugar del que decís que es una ruina, sin hombres ni ganados, en todos los poblados de Judá y en las calles desoladas de Jerusalén, sin hombres, sin habitantes y sin ganados, todavía volverán a escucharse
11 la voz de la alegría y de la fiesta, la voz del novio y de la novia, la voz de los que entran en el templo trayendo víctimas de acción de gracias y cantando: “Dad gracias al Señor del universo, porque es bueno, porque es eterna su misericordia”. Pues voy a cambiar la suerte del país, dejándolo como era antes —dice el Señor—.
12 Esto dice el Señor del universo: En este lugar arruinado, sin hombres ni ganados, y en todas sus ciudades habrá de nuevo dehesas de pastores que recogerán en ellas a sus rebaños.
13 En las poblaciones de la montaña, de la Sefelá y del Negueb, en el territorio de Benjamín, en las pedanías de Jerusalén y en las ciudades de Judá, volverán a pasar ovejas bajo la mano del que las cuente —dice el Señor—.
14 Ya llegan días —oráculo del Señor— en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá.
15 En aquellos días y en aquella hora, suscitaré a David un vástago legítimo que hará justicia y derecho en la tierra.
16 En aquellos días se salvará Judá, y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: “El Señor es nuestra justicia”.
17 Pues esto dice el Señor: No le faltará a David quien lo suceda en el trono de la casa de Israel.
18 Tampoco les faltará a los sacerdotes levíticos quien me ofrezca holocaustos en el templo, quien queme ofrendas y quien haga sacrificios a diario».
19 Jeremías recibió esta palabra del Señor ° :
20 «Esto dice el Señor: Si fueseis capaces de romper mi alianza con el día y con la noche, de modo que no hubiese día ni noche a su debido tiempo,
21 también sería entonces posible romper la alianza que hice con mi siervo David, de modo que ya no tendría quien lo sucediera en el trono, y con los sacerdotes levitas, mis ministros.
22 Como los astros del cielo, que es imposible contar, y como la arena del mar, que es imposible calcular, así multiplicaré la descendencia de mi siervo David y la de los levitas, mis ministros».
23 Jeremías recibió esta palabra del Señor:
24 «¿No oyes lo que anda diciendo esta gente? Dicen que el Señor ha rechazado a las dos familias que había elegido. Y de este modo menosprecian a mi pueblo, pues consideran que no es una nación.
25 Por tanto, esto dice el Señor: Si es cierto que creé el día y la noche y que establecí las leyes por las que se rigen el cielo y la tierra,
26 también es cierto que no impediré que surjan de la descendencia de Jacob y de mi siervo David quienes gobiernen a la descendencia de Abrahán, Isaac y Jacob, pues voy a cambiar su suerte y tendré compasión de ellos».

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Introducción a Jeremías 

JEREMÍAS

En el conjunto de los libros proféticos, el de Jeremías se caracteriza, entre otras cosas, por incorporar gran cantidad de material narrativo. Llama también la atención el aparente desorden del material que compone el libro, pues no sigue una línea cronológica clara, aunque existe una cierta continuidad por los relatos biográficos que se ocupan de la vida del profeta a partir del año 608 a.C. En este contexto, todo el libro se mueve pendularmente (y paradójicamente) entre dos extremos: la irremediable destrucción, ya decretada, y la posibilidad de recuperación a partir de la conversión; los oráculos de aniquilamiento sin posibilidad de recurso, y las profecías de restauración. Anunciará con firmeza el establecimiento de una nueva alianza (Jer 31:31 ss) entre Dios y su pueblo, que se hará realidad siglos más tarde en la persona de Jesús, el Hijo de Dios.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Jeremías  33,19-22*33:19-22 Estamos, nuevamente, en un marco creacional, en el que se compara la perpetuidad de la alianza cósmica con la de la alianza davídica y sacerdotal. Un nuevo apunte para la restauración posexílica.