Jeremías  42 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 22 versitos |
1 ° Entonces los oficiales del ejército, acompañados de Yojanán, hijo de Caréaj, de Jezanías, hijo de Osaías, y del resto de la gente, del más pequeño al más grande,
2 acudieron al profeta Jeremías y le dijeron: —Acepta nuestra súplica y reza al Señor, tu Dios, por nosotros y por todo este resto, pues quedamos muy pocos de tantos que éramos, como bien puedes ver.
3 Que el Señor, tu Dios, nos indique el camino que hemos de seguir y lo que debemos hacer.
4 El profeta Jeremías les respondió: —De acuerdo. Rezaré al Señor, vuestro Dios, según me pedís. Y os comunicaré, sin ocultaros nada, todo lo que el Señor me responda.
5 Ellos dijeron a Jeremías: —Que el Señor sea testigo veraz y fiel contra nosotros si no cumplimos todo lo que el Señor, tu Dios, te mande decirnos.
6 Tanto si nos gusta como si no nos gusta, obedeceremos al Señor, nuestro Dios, a quien nosotros te enviamos. De este modo, si obedecemos al Señor, nuestro Dios, todo nos irá bien.
7 Pasados diez días, Jeremías recibió la palabra del Señor.
8 Este llamó a Yojanán, hijo de Caréaj, a todos sus oficiales y al resto de la gente, del más pequeño al más grande,
9 y les dijo: —Esto dice el Señor, Dios de Israel, a quien me enviasteis para presentarle vuestras súplicas:
10 «Si os quedáis a vivir en esta tierra, os construiré y no os destruiré, os plantaré y no os arrancaré, pues me pesa el mal que os he hecho.
11 No temáis al rey de Babilonia, como hacéis ahora; no lo temáis —orácu­lo del Señor—, porque yo estoy con vosotros para salvaros y libraros de su mano.
12 Le infundiré compasión para que se compadezca de vosotros y os deje volver a vuestras tierras.
13 Pero si decís que no queréis habitar en este país —desoyendo así la voz del Señor, vuestro Dios—,
14 y que preferís ir a vivir a Egipto, pensando que allí no conoceréis guerras, ni oiréis toques de alarma, ni pasaréis hambre,
15 entonces, resto de Judá, escuchad la palabra del Señor: Esto dice el Señor del universo, Dios de Israel: Si os empeñáis en ir a Egipto para residir allí,
16 la espada que teméis os alcanzará allí, en Egipto, y el hambre que os asusta os perseguirá en Egipto, donde moriréis.
17 Todos los que vayan a instalarse en Egipto en calidad de refugiados morirán víctimas de la espada, el hambre o la peste. No habrá nadie que sobreviva ni que escape a las calamidades que haré caer sobre ellos.
18 Pues esto dice el Señor del universo, Dios de Israel: Del mismo modo que derramé mi ira y mi cólera sobre los habitantes de Jerusalén, así derramaré mi ira y mi cólera sobre vosotros cuando lleguéis a Egipto. Os convertiréis en maldición y espanto, en objeto de imprecación y de vergüenza, y no volveréis a ver esta tierra».
19 Esto os dice el Señor, resto de Judá: «No vayáis a Egipto. Tenedlo bien en cuenta, tal como hoy os advierto».
20 Os habéis engañado a vosotros mismos rogándome que fuera al Señor, vuestro Dios, pidiendo que intercediera por vosotros y diciendo que os comunicara lo que dijera el Señor para ponerlo en práctica.
21 Os lo acabo de comunicar hoy, pero no hacéis caso de cuanto el Señor, vuestro Dios, me ha encargado deciros.
22 Pues bien, estad seguros de que moriréis víctimas de la espada, del hambre o de la peste en el país que habéis elegido para residir como refugiados.

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Introducción a Jeremías 

JEREMÍAS

En el conjunto de los libros proféticos, el de Jeremías se caracteriza, entre otras cosas, por incorporar gran cantidad de material narrativo. Llama también la atención el aparente desorden del material que compone el libro, pues no sigue una línea cronológica clara, aunque existe una cierta continuidad por los relatos biográficos que se ocupan de la vida del profeta a partir del año 608 a.C. En este contexto, todo el libro se mueve pendularmente (y paradójicamente) entre dos extremos: la irremediable destrucción, ya decretada, y la posibilidad de recuperación a partir de la conversión; los oráculos de aniquilamiento sin posibilidad de recurso, y las profecías de restauración. Anunciará con firmeza el establecimiento de una nueva alianza (Jer 31:31 ss) entre Dios y su pueblo, que se hará realidad siglos más tarde en la persona de Jesús, el Hijo de Dios.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Jeremías  42,1-22*40-43 Hemos de leer estos capítulos como una unidad, que describe la situación política de Jerusalén desde su destrucción hasta la desaparición de Jeremías camino de Egipto.


Jeremías  42,1-22*42-43 Estos capítulos informan de los últimos conflictos de Jeremías con sus paisanos (véase sobre todo Jer 43:2 s) antes de ser arrastrado a Egipto con ellos.