Lamentaciones  3 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 66 versitos |
1 ° (Álef) Yo soy el hombre que ha conocido | el sufrimiento bajo la vara de su cólera;
2 me ha conducido y llevado | a la tiniebla y no a la luz;
3 contra mí ha vuelto sin parar | su mano todo el día.
4 (Bet) Ha consumido mi carne y mi piel, | ha quebrado mis huesos;
5 ha levantado un cerco y me ha rodeado | de veneno y pesadumbre;
6 me ha confinado en las tinieblas, | como a los muertos de antaño.
7 (Guímel) Me ha tapiado y no puedo salir, | me ha cargado con pesadas cadenas;
8 aunque grito y pido socorro, | cierra sus oídos a mi súplica;
9 ha cerrado mis caminos con sillares, | ha retorcido mis sendas.
10 (Dálet) Ha sido para mí un oso al acecho, | un león entre escondrijos;
11 ha desbaratado mis caminos para despedazarme, | me ha dejado desolado;
12 ha disparado su arco | y me ha hecho blanco de sus saetas.
13 (He) Me ha clavado en los riñones | las flechas de su aljaba;
14 soy la burla de todo mi pueblo, | su copla todo el día;
15 me ha colmado de amarguras, | me ha saciado de ajenjo.
16 (Vau) Me ha roto los dientes con piedras, | me ha aplastado en el polvo;
17 he perdido la paz, | me he olvidado de la dicha;
18 me dije: «Ha sucumbido mi esplendor | y mi esperanza en el Señor».
19 (Zain) Recordar mi aflicción y mi vida errante | es ajenjo y veneno;
20 no dejo de pensar en ello, | estoy desolado;
21 hay algo que traigo a la memoria, | por eso esperaré:
22 (Jet) Que no se agota la bondad del Señor, | no se acaba su misericordia;
23 se renuevan cada mañana, | ¡qué grande es tu fidelidad!;
24 me digo: «¡Mi lote es el Señor, | por eso esperaré en él!».
25 (Tet) El Señor es bueno para quien espera en él, | para quien lo busca;
26 es bueno esperar en silencio | la salvación del Señor;
27 es bueno que el hombre cargue con el yugo | desde su juventud.
28 (Yod) Siéntese solo y silencioso | cuando el Señor se lo impone;
29 ponga su boca en el polvo, | quizá haya esperanza;
30 ponga la mejilla al que lo maltrata | y se harte de oprobios.
31 (Kaf) Porque el Señor no rechaza | para siempre;
32 y si hace sufrir, se compadece | conforme a su inmensa bondad;
33 pues no se complace en humillar | y afligir a los humanos.
34 (Lámed) Cuando se aplasta bajo los pies | a los cautivos de la tierra,
35 cuando se conculca el derecho de un hombre | en presencia del Altísimo,
36 cuando se defrauda a alguien en su pleito, | ¿no lo ve el Señor?
37 (Mem) ¿Quién dice algo y sucede?, | ¿no es el Señor quien dispone?;
38 ¿no sale de la boca del Altísimo | lo malo y lo bueno?;
39 ¿por qué se queja el viviente, | el hombre, de su castigo?
40 (Nun) Examinemos y revisemos nuestra conducta | y volvamos al Señor;
41 levantemos nuestro corazón, | junto con nuestras manos, al Dios del cielo;
42 nosotros hemos pecado, nos rebelamos, | y tú no nos has perdonado.
43 (Sámek) Envuelto en cólera nos has perseguido, | nos has matado sin piedad;
44 te has envuelto en una nube | para que no te alcance la oración;
45 nos has convertido en basura y desecho | en medio de los pueblos.
46 (Pe) Nuestros enemigos | abren su boca contra nosotros;
47 temor y fosa son nuestra suerte, | la ruina y el quebranto;
48 ríos de agua derraman mis ojos | por la desgracia de la hija de mi pueblo.
49 (Ayin) Mis ojos lloran sin cesar, | no tienen descanso;
50 hasta que el Señor se asome | desde el cielo y vea.
51 Me duelen los ojos | por todas las hijas de mi ciudad.
52 (Sade) Los que me odian sin motivo | me cazaron como a un pájaro;
53 me arrojaron vivo a una fosa | y echaron piedras sobre mí;
54 las aguas cubrieron mi cabeza y pensé: | «¡Estoy perdido!».
55 (Qof) Invoqué tu nombre, Señor, | desde lo hondo de la fosa;
56 escuchaste mi voz: «No cierres tus oídos | a mi suspiro, a mi grito de auxilio»;
57 te acercaste a mí el día en que te invoqué | y me dijiste: «¡No temas!».
58 Has defendido, Señor, mi causa, | has rescatado mi vida;
59 has visto, Señor, mi opresión: | ¡Defiende mi causa!;
60 has visto toda su venganza, | sus planes contra mí.
61 (Sin) Has oído sus insultos, Señor, | sus maquinaciones en mi contra;
62 lo que dicen mis adversarios y sus intrigas | contra mí todo el día;
63 mira, en todo momento | soy objeto de sus burlas.
64 (Tau) Págales, Señor, | conforme a la obra de sus manos;
65 dales una mente obcecada, | caiga tu maldición sobre ellos;
66 persíguelos con ira | hasta exterminarlos bajo el cielo, Señor.

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Introducción a Lamentaciones 

LAMENTACIONES

Este libro surge de la vivencia exílica. Sus poemas albergan muy diversos sentimientos, desde la inicial confusión y perplejidad por la caída de Jerusalén (587 a.C.) hasta la postrera y definitiva confesión de esperanza en el Señor. Sus lamentos recogen palabras de dolor y de queja por la suerte aciaga del reino, de reproche a los aliados por su abandono, de angustia por la muerte de los habitantes (en especial de los más pequeños), de ira contra los enemigos por su ensañamiento, de recriminación, incluso, contra Dios por haberlos desamparado. Lamentaciones es, por todo ello, un testimonio singular de la más honda crisis de fe por la que el Israel bíblico pasó como pueblo de Dios.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Lamentaciones  3,1-66*3 Lamentación de difícil datación, aunque probablemente sea muy posterior a la caída de Jerusalén, cuando ya, sosegados los ánimos y cicatrizado el dolor, comenzaba a abrirse un horizonte de esperanza.