Ezequiel  41 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 26 versitos |
1 Me condujo a la nave del templo y midió las pilastras: tres metros de ancho por cada lado.
2 La entrada tenía cinco metros de ancho, y las paredes laterales de la entrada, dos metros y medio cada una; la nave medía veinte metros de longitud y diez metros de ancho.
3 Penetró en el último recinto y midió las pilastras de la entrada: un metro de ancho. La entrada misma tenía tres metros, y las paredes laterales de la entrada medían tres metros y medio por cada lado.
4 Midió el recinto interior: diez metros de largo y, como la nave precedente, diez metros de ancho. Entonces me dijo: «Este lugar es el Santo de los Santos».
5 El muro del templo medía tres metros de espesor. El edificio anejo, todo alrededor del templo, tenía dos metros de ancho.
6 Las cámaras del edificio anejo eran treinta, distribuidas en tres pisos. Se apoyaban en el muro que rodeaba el edificio anejo, pero no se apoyaban sobre el muro del templo.
7 Las cámaras de alrededor del templo se hacían más amplias de piso en piso, y así el edificio se hacía más amplio hacia arriba. Del piso inferior se subía al superior por el intermedio.
8 Alrededor de todo el templo vi una plataforma elevada que servía de base a las cámaras laterales: tenía tres metros de ancho, una vara entera.
9 El ancho del muro exterior de las cámaras laterales era de dos metros y medio; el espacio libre entre las cámaras pertenecientes al anejo del templo
10 y las habitaciones del templo era de diez metros, todo alrededor del templo.
11 Las entradas del edificio anejo al templo hacia el espacio libre eran dos, una al norte y otra al sur. El espacio libre tenía un cerco de dos metros y medio de espesor todo alrededor.
12 El edificio que había enfrente del área reservada y que daba al camino que miraba al mar tenía treinta y cinco metros de ancho y cuarenta y cinco metros de largo. El muro del edificio tenía dos metros y medio de espesor todo alrededor.
13 Después midió el templo; longitud: cincuenta metros; el área reservada, el edificio y sus muros también tenían una longitud de cincuenta metros.
14 El ancho de la fachada del templo y del espacio reservado hacia el este era de cincuenta metros.
15 Midió la longitud del edificio del lado del área reservada posterior, así como sus galerías de uno y otro lado: eran cincuenta metros. La nave interior del templo, y el vestíbulo hacia el atrio,
16 los umbrales, las ventanas cegadas y las galerías por los tres lados frente al umbral del templo, todo alrededor, desde el suelo hasta las ventanas, estaban recubiertas de planchas de madera. También las ventanas estaban recubiertas con planchas.
17 Sobre todo el muro de la nave del templo, desde la entrada hasta el fondo, por afuera y por dentro, todo alrededor,
18 había querubines y palmeras grabados, alternándose. Cada querubín tenía dos rostros,
19 rostro de hombre hacia una palmera, y rostro de león hacia la otra. Así, todo alrededor,
20 desde el suelo hasta por encima de la entrada, los querubines y las palmeras ornaban el muro del templo.
21 Las jambas de la puerta del templo eran cuadradas. Delante del santuario había como
22 un altar de madera, de un metro y medio de alto, un metro de largo y otro de ancho. Sus ángulos, su base y sus paredes eran de madera. Me dijo: «Esta es la mesa que está en la presencia del Señor».
23 La nave y el santuario tenían una doble puerta.
24 Cada puerta tenía dos batientes móviles.
25 Sobre la puerta de la nave estaban grabadas figuras de querubines y palmeras como las de las paredes. El frente del vestíbulo, por afuera, tenía un alero de madera.
26 Sobre los muros laterales del vestíbulo, así como en el edificio anejo al templo, y por los lados había ventanas cegadas y palmeras grabadas.

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Introducción a Ezequiel 

EZEQUIEL

Ezequiel, sacerdote en Jerusalén, fue deportado a Babilonia con el primer grupo de exiliados (597 a.C.). El libro de su nombre tiene una redacción uniforme que privilegia la primera persona del profeta, con pocas excepciones (Eze 1:3; Eze 24:24), y una clara estructura dramática. Presenta también algunos rasgos propios de la literatura apocalíptica: la técnica del ocultamiento (el libro cerrado -«comido» por el profeta- y la mudez), la presentación de la historia en períodos claramente definidos (caps. Eze 16:1-63; Eze 20:1-49; Eze 23:1-49) y la minuciosa datación de algunos oráculos. El mensaje del libro abarca problemas e inquietudes variadas, pero está conducido por una preocupación central: infundir esperanza en una comunidad nacional y religiosa que se ha visto sometida a una grave crisis, ética, religiosa y política. La conversión será una condición necesaria para un nuevo futuro del pueblo.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas