Ezequiel  44 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 31 versitos | Ezequiel  44 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 31 versitos
1 Luego me hizo volver a la puerta exterior del santuario que mira a oriente; estaba cerrada.1
Servicio del pórtico oriental.
Me volvió después hacia el pórtico exterior del santuario, que miraba a oriente. Estaba cerrado.
2 Y me dijo:
– Esta puerta permanecerá cerrada. No se abrirá nunca y nadie entrará por ella, porque el Señor, el Dios de Israel, ha entrado por ella; permanecerá cerrada.
2 Y Yahvé me dijo: Este pórtico permanecerá cerrado. No se le abrirá, y nadie pasará por él, porque por él ha pasado Yahvé, el Dios de Israel. Quedará, pues, cerrado.
3 Sólo el príncipe en funciones podrá sentarse allí para comer el pan en presencia del Señor; entrará por el vestíbulo de la puerta y saldrá por el mismo camino.3 Pero el príncipe sí podrá sentarse en él para tomar su comida en presencia de Yahvé. Entrará por el vestíbulo del pórtico y por el mismo saldrá.
4 Luego me llevó por la puerta del norte hacia la fachada del templo. Contemplé la gloria del Señor, que llenaba el templo del Señor, y caí rostro en tierra.4
Reglas de admisión en el templo.
Luego me llevó por el pórtico septentrional hacia la fachada del templo; miré, y he aquí que la gloria de Yahvé llenaba el templo de Yahvé, y caí rostro en tierra.
5 Y me dijo:
– Hijo de hombre, fíjate bien, mira con los ojos, escucha con los oídos: voy a comunicarte los preceptos y leyes del templo del Señor. Fíjate bien en los que tienen acceso al templo y al santuario.
5 Yahvé me dijo: «Hijo de hombre, presta atención, mira bien y escucha con cuidado lo que te voy a decir acerca de todas las disposiciones del templo de Yahvé y de todas sus leyes. Te fijarás bien en lo que respecta a la admisión en el templo y a la exclusión del santuario.
6 Dile al pueblo rebelde, a la casa de Israel: Basta ya de cometer prácticas idolátricas, casa de Israel.6 Y dirás a esta casa de rebeldía, la casa de Israel: Así dice el Señor Yahvé: Ya pasan de la raya todas vuestras abominaciones, casa de Israel,
7 Profanan mi templo metiendo en mi santuario extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, y ofreciéndome como alimento grasa y sangre, mientras quebrantan mi alianza con sus prácticas idolátricas.7 que habéis cometido introduciendo extranjeros incircuncisos de corazón y de cuerpo para que estuvieran en mi santuario y profanaran mi templo, cuando me ofrecíais mi alimento, grasa y sangre; así habéis roto mi alianza con todas vuestras abominaciones.
8 En vez de atender al servicio de mis cosas santas, les encargan a ellos el servicio de mi santuario.8 En lugar de atender al ministerio de mis cosas santas, habéis encargado a otros el ejercicio de mi ministerio en mi santuario, en lugar vuestro.
9 Por tanto, esto dice el Señor: Ningún extranjero incircunciso de corazón e incircunciso de carne entrará en mi santuario; absolutamente ninguno de los extranjeros que viven con los israelitas.9 Así dice el Señor Yahvé: Ningún extranjero, incircunciso de corazón y de cuerpo, entrará en mi santuario, ninguno de los extranjeros que viven en medio de los israelitas.
10 Los levitas, que se alejaron de mí cuando Israel se extravió, abandonándome para seguir a sus ídolos, pagarán su culpa,10
Los levitas.
«En cuanto a los levitas, que me abandonaron cuando Israel se descarriaba lejos de mí para ir en pos de sus basuras, soportarán el peso de sus culpas.
11 y desempeñarán en mi santuario el oficio de porteros y sacristanes del templo. Ellos degollarán las víctimas del holocausto y del sacrificio del pueblo, al servicio de la gente.11 Serán en mi santuario los encargados de la guardia de las puertas del templo y ministros del servicio del templo. Ellos inmolarán el holocausto y el sacrificio por el pueblo, y estarán a su disposición para servirle.
12 Porque le sirvieron delante de sus ídolos, arrastrando al pecado a la casa de Israel; por eso les juro con la mano en alto – oráculo del Señor– que pagarán sus culpas,12 Por haberse puesto a su servicio delante de sus basuras y haber sido para la casa de Israel ocasión de culpa, por eso, yo levanto la mano contra ellos —oráculo del Señor Yahvé— y soportarán el peso de su culpa.
13 y no se acercarán a mí para oficiar como sacerdotes ni podrán acercarse a mis cosas santas o sacrosantas. Cargarán con su vergüenza y con las prácticas idolátricas que perpetraron.13 No se acercarán más a mí para ejercer ante mí el sacerdocio ni para tocar mis cosas santas y las cosas sacratísimas: soportarán el peso de su ignominia y de las abominaciones que cometieron.
14 Yo los nombro encargados de todos los servicios y oficios auxiliares del templo.14 Les encargaré de ejercer el ministerio en el templo, en lo que atañe a su servicio y a todo lo que allí se hace.
15 Pero los sacerdotes levíticos descendientes de Sadoc, que se hicieron cargo del servicio de mi santuario cuando los israelitas anduvieron extraviados lejos de mí, se acercarán a mí para servirme y estarán en mi presencia, para ofrecerme grasa y sangre – oráculo del Señor– .15
Los sacerdotes.
«Pero los sacerdotes levitas, hijos de Sadoc, que cumplieron mi ministerio en el santuario cuando los israelitas se descarriaban lejos de mí, ellos sí se acercarán a mí para servirme, y estarán en mi presencia para ofrecerme la grasa y la sangre, oráculo del Señor Yahvé.
16 Ellos entrarán en mi santuario y se acercarán a mi mesa como ministros míos y se encargarán de mi servicio.16 Ellos entrarán en mi santuario y se acercarán a mi mesa para servirme; ellos cumplirán mi ministerio.
17 Cuando tengan que entrar por la puerta del atrio interior, se pondrán vestiduras de lino; no llevarán ropa de lana cuando vayan a oficiar en las puertas del atrio interior o dentro del atrio.17 Cuando entren por los pórticos del atrio interior, llevarán hábitos de lino; no irán vestidos de lana cuando oficien en los pórticos del atrio interior, y en el templo.
18 Irán cubiertos con turbantes de lino, llevarán calzones de lino, pero no se ceñirán, para no sudar.18 Llevarán en la cabeza turbantes de lino, y fajas de lino a los riñones; no se ceñirán nada que transpire el sudor.
19 Cuando tengan que salir al atrio exterior, donde está el pueblo, se quitarán las vestiduras con las que oficiaron, dejándolas en las sacristías, y se pondrán otra ropa. Así no consagrarán al pueblo con sus vestiduras.19 Cuando salgan al atrio exterior, donde el pueblo, se quitarán las vestiduras con que hayan oficiado, las dejarán en las salas del Santo, y se pondrán otras ropas, con el fin de no santificar al pueblo con sus vestiduras.
20 No se raparán la cabeza ni irán desmelenados; se recortarán el pelo.20 No se raparán la cabeza, ni dejarán crecer libremente su cabellera, sino que se cortarán cuidadosamente el pelo.
21 Ningún sacerdote beberá vino cuando vaya a entrar en el atrio interior.21 Ningún sacerdote beberá vino el día que tenga que entrar en el atrio interior.
22 No tomarán por mujer a viuda ni a repudiada; sólo podrán casarse con vírgenes del linaje de la casa de Israel o con la viuda de un sacerdote.22 No tomarán por esposa ni una viuda ni una mujer repudiada, sino una virgen de la raza de Israel; una viuda sólo en el caso de que sea viuda de un sacerdote.
23 Declararán a mi pueblo lo que es sagrado y lo que es profano y dictaminarán lo que es puro o impuro.23 Enseñarán a mi pueblo a distinguir lo sagrado de lo profano y le harán saber la diferencia entre lo puro y lo impuro.
24 En los pleitos actuarán como jueces. Sentenciarán según mis leyes; guardarán mis mandatos y preceptos en todas mis festividades y santificarán mis sábados.24 En los pleitos serán ellos los jueces; juzgarán conforme a mi derecho; observarán en todas mis fiestas mis leyes y preceptos, y santificarán mis sábados.
25 No se contaminarán con ningún cadáver, a no ser del padre, la madre, el hermano o la hermana soltera.25 No se acercarán a un muerto, para no contaminarse, pero por un padre, una madre, un hijo, una hija, un hermano, o una hermana no casada podrán contaminarse.
26 Después de purificarse, contará siete días,26 Después de haberse purificado, se contará una semana,
27 y cuando vaya a entrar en el atrio interior para oficiar en el santuario, ofrecerá por sí mismo un sacrificio expiatorio – oráculo del Señor– .27 y luego, el día en que entre en el Santo, en el atrio interior para oficiar en el Santo, ofrecerá su sacrificio por el pecado, oráculo del Señor Yahvé.
28 No tendrán propiedad hereditaria: yo soy su propiedad; no les darán ninguna posesión en Israel: yo soy su posesión.28 No tendrán heredad alguna: yo seré su heredad. No les daréis propiedad en Israel: yo seré su propiedad particular.
29 Comerán la ofrenda y las víctimas de los sacrificios expiatorios y penitenciales.29 Ellos comerán la oblación, el sacrificio por el pecado y el sacrificio de expiación. Todo lo que sea consagrado al anatema en Israel será para ellos.
30 También les pertenece todo lo dedicado al Señor. Lo mejor de las primicias de toda especie y de los tributos de toda especie será para los sacerdotes. La primicia de la molienda se la darán al sacerdote para que la bendición descienda sobre la casa de ustedes.30 Lo mejor de todas vuestras primicias y de toda clase de ofrendas reservadas que ofrezcáis, será para los sacerdotes; y lo mejor de vuestras moliendas, se lo daréis a los sacerdotes, para que la bendición repose sobre vuestra casa.
31 Los sacerdotes no comerán ningún ave ni animal terrestre muerto o desgarrado por una fiera.31 Los sacerdotes no comerán carne de ningún ave ni bestia muerta o desgarrada.

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Introducción a Ezequiel 

EZEQUIEL

Su vida. No sabemos cuándo nació. Probablemente en su infancia y juventud conoció algo de la reforma de Josías, de su muerte trágica, de la caída de Nínive y del ascenso del nuevo imperio babilónico. Siendo de familia sacerdotal, recibiría su formación en el templo, donde debió oficiar hasta el momento del destierro. Es en el destierro donde recibe la vocación profética.
Su actividad se divide en dos etapas con un corte violento. La primera dura unos siete años, hasta la caída de Jerusalén; su tarea en ella es destruir sistemáticamente toda esperanza falsa; denunciando y anunciando hace comprender que es vano confiar en Egipto y en Sedecías, que la primera deportación es sólo el primer acto, preparatorio de la catástrofe definitiva. La caída de Jerusalén sella la validez de su profecía.
Viene un entreacto de silencio forzado, casi más trágico que la palabra precedente. Unos siete meses de intermedio fúnebre sin ritos ni palabras, sin consuelo ni compasión.
El profeta comienza la segunda etapa pronunciando sus oráculos contra las naciones: a la vez que socava toda esperanza humana en otros poderes, afirma el juicio de Dios en la historia. Después comienza a rehacer una nueva esperanza, fundada solamente en la gracia y la fidelidad de Dios. Sus oráculos precedentes reciben una nueva luz, los completa, les añade nuevos finales y otros oráculos de pura esperanza.

Autor del libro.
Lo que hoy conocemos como libro de Ezequiel no es enteramente obra del profeta, sino también, de su escuela. Por una parte, se le incorporan bastantes adiciones: especulaciones teológicas, fragmentos legislativos al final, aclaraciones exigidas por acontecimientos posteriores; por otra, con todo ese material se realiza una tarea de composición unitaria de un libro.
Su estructura es clara en las grandes líneas y responde a las etapas de su actividad: hasta la caída de Jerusalén (1-24); oráculos contra las naciones (25-32); después de la caída de Jerusalén (33-48). Esta construcción ofrece el esquema ideal de amenaza-promesa, tragedia-restauración. Sucede que este esquema se aplica también a capítulos individuales, por medio de adiciones o trasponiendo material de la segunda etapa a los primeros capítulos; también se traspone material posterior a los capítulos iniciales para presentar desde el principio una imagen sintética de la actividad del profeta.
El libro se puede leer como una unidad amplia, dentro de la cual se cobijan piezas no bien armonizadas: algo así como una catedral de tres naves góticas en la que se han abierto capillas barrocas con monumentos funerarios y estatuas de devociones limitadas.

Mensaje religioso. La lectura del libro nos hace descubrir el dinamismo admirable de una palabra que interpreta la historia para re-crearla, el dinamismo de una acción divina que, a través de la cruz merecida de su pueblo, va a sacar un puro don de resurrección. Este mensaje es el que hace a Ezequiel el profeta de la ruina y de la reconstrucción cuya absoluta novedad él solo acierta a barruntar en el llamado «Apocalipsis de Ezequiel» (38s), donde contempla el nuevo reino del Señor y al pueblo renovado reconociendo con gozo al Señor en Jerusalén, la ciudad del templo.
El punto central de la predicación de Ezequiel es la responsabilidad personal (18) que llevará a cada uno a responder de sus propias acciones ante Dios. Y estas obras que salvarán o condenarán a la persona están basadas en la justicia hacia el pobre y el oprimido. En una sociedad donde la explotación del débil era rampante, Ezequiel se alza como el defensor del hambriento y del desnudo, del oprimido por la injusticia y por los intereses de los usureros. Truena contra los atropellos y los maltratos y llama constantemente a la conversión. Sin derecho y sin justicia no puede haber conversión.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Ezequiel  44,1-31Vuelve la gloria. Era necesario delimitar muy bien el área del templo y dentro de él el espacio más sagrado, alejándolo lo más posible de toda mancha externa (43,7-9), porque lo que viene a continuación es nada menos que el regreso de la Gloria del Señor al nuevo templo (43,4s); la entrada de la Gloria es triunfal. Si para Ezequiel la experiencia del destierro tiene su punto culminante en la partida de la Gloria de Dios de Jerusalén, el fin del destierro tiene su inicio en el regreso de la misma Gloria a su punto de partida. Para el profeta está claro que al estar dispuestos el templo del Señor y el palacio del rey en la misma área se produjo la profanación de la morada santa; por eso, el nuevo templo se reserva un área sagrada que aleja toda posible profanación (43,10-12).
El lugar por donde ha hecho su entrada triunfal la Gloria de Dios, es decir, la puerta oriental, permanecerá perpetuamente cerrada, con lo cual se quiere expresar la decisión de Dios de no volver a salir de en medio de su pueblo (44,1-9). Esta permanencia exige una especial atención a la calidad de los que pueden entrar al templo, quedando excluidos los incircuncisos y los extranjeros (44,7-9).
El siguiente paso en la disposición del ambiente para el culto es la calidad de los que ejercerán este ministerio (44,10-31). Ezequiel distingue en el servicio al altar entre los levitas, que por sus infidelidades pasadas perdieron calidad y son casi servidores de segunda categoría, y los sacerdotes hijos de Sadoc, quienes tienen el privilegio de entrar en el santuario, para lo cual deben estar sometidos a las más rigurosas normas de pureza personal, ritual y cultual.