Ezequiel  6 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 14 versitos |
1 Me fue dirigida esta palabra del Señor:
2 «Hijo de hombre, dirige tu mirada hacia los montes de Israel y profetiza sobre ellos ° .
3 Dirás: Montes de Israel, escuchad la palabra del Señor Dios: Esto dice el Señor Dios, a los montes y a las colinas, a las gargantas y a los valles: Mirad, yo traigo contra vosotros la espada para destruir vuestros lugares de culto.
4 Serán arrasados vuestros altares, destruidos vuestros postes sagrados, arrojaré vuestros muertos delante de vuestros ídolos,
5 pondré los cadáveres de los hijos de Israel delante de sus ídolos y esparciré vuestros huesos en torno a vuestros altares.
6 En todas vuestras comarcas quedarán desoladas las ciudades y arrasados los lugares de culto, hasta que queden desolados y execrados vuestros altares, destrozados vuestros ídolos y aniquiladas vuestras obras ° y desaparezcan, hechos pedazos, los altares de incienso.
7 Los muertos yacerán entre vosotros, y comprenderéis que yo soy el Señor.
8 Con todo, dejaré entre las naciones un resto de los que escapen a la espada cuando os disperse entre las naciones.
9 Los que sobrevivan se acordarán de mí en las naciones adonde serán llevados cautivos. Quebrantaré su corazón adúltero que se apartó de mí, y sus ojos adúlteros, que se volvieron a sus ídolos, y tendrán horror de sí mismos por las maldades y acciones detestables que cometieron,
10 y reconocerán que yo, el Señor, no los había amenazado en vano con estos castigos».
11 Esto dice el Señor Dios: «Bate palmas, golpea con los pies y laméntate por las funestas acciones detestables de la casa de Israel, que caerá por la espada, el hambre y la peste.
12 El que esté lejos morirá de peste, el que esté cerca caerá a espada y quien quede sitiado morirá de hambre. Agotaré mi indignación contra ellos.
13 Y comprenderéis que yo soy el Señor, cuando sus muertos, en medio de sus ídolos, estén alrededor de sus altares, en las altas colinas, en las cimas de los montes, bajo todo árbol frondoso y bajo toda encina exuberante, santuarios donde ofrecían aromas agradables a sus ídolos.
14 Extenderé mi mano contra ellos, dejaré su país solitario y desolado, todos sus poblados desde el desierto hasta Riblá, y reconocerán que yo soy el Señor».

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Introducción a Ezequiel 

EZEQUIEL

Ezequiel, sacerdote en Jerusalén, fue deportado a Babilonia con el primer grupo de exiliados (597 a.C.). El libro de su nombre tiene una redacción uniforme que privilegia la primera persona del profeta, con pocas excepciones (Eze 1:3; Eze 24:24), y una clara estructura dramática. Presenta también algunos rasgos propios de la literatura apocalíptica: la técnica del ocultamiento (el libro cerrado -«comido» por el profeta- y la mudez), la presentación de la historia en períodos claramente definidos (caps. Eze 16:1-63; Eze 20:1-49; Eze 23:1-49) y la minuciosa datación de algunos oráculos. El mensaje del libro abarca problemas e inquietudes variadas, pero está conducido por una preocupación central: infundir esperanza en una comunidad nacional y religiosa que se ha visto sometida a una grave crisis, ética, religiosa y política. La conversión será una condición necesaria para un nuevo futuro del pueblo.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Ezequiel  6,2*6:2 Después de haber anunciado el castigo contra Jerusalén, ahora se dirige contra todo el país, ciudades y comarcas. La mención de los montes puede estar condicionada por su frecuente caracterización como sitio de santuarios idolátricos (Eze 6:4).


Ezequiel  6,6*6:6 Vuestras obras en este contexto se refiere también a las estatuas idolátricas, obra de manos humanas.