Daniel  5 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 31 versitos |
1 ° El rey Baltasar ofreció un gran banquete a mil de sus nobles, y se puso a beber vino delante de los mil.
2 Bajo el efecto del vino, Baltasar mandó traer los vasos de oro y plata que su padre Nabucodonosor había cogido en el templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey junto con sus nobles, sus mujeres y sus concubinas.
3 Cuando trajeron los vasos de oro que habían cogido en el templo de Jerusalén, brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas.
4 Y mientras bebían vino, alababan a sus dioses de oro y plata, de bronce y de hierro, de madera y de piedra.
5 De repente aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo sobre el revoque del muro del palacio real, frente al candelabro; y el rey veía el dorso de la mano que escribía.
6 Entonces su rostro palideció, sus pensamientos le turbaron, los músculos del cuerpo se le aflojaron, y las rodillas le entrechocaban.
7 El rey mandó a gritos que vinieran los astrólogos, magos y adivinos, y dijo a los sabios de Babilonia: —El que lea ese escrito y me explique su interpretación se vestirá de púrpura, llevará al cuello un collar de oro y ocupará el tercer puesto en mi reino.
8 Acudieron todos los sabios del reino, pero no pudieron leer lo escrito ni exponer al rey su interpretación.
9 Entonces el rey Baltasar quedó muy consternado y su rostro palideció; también sus nobles estaban perplejos.
10 A las palabras del rey y de sus nobles, la reina entró en la sala del banquete, tomó la palabra y dijo: —¡Viva el rey eternamente! No te turben tus pensamientos ni palidezca tu rostro.
11 En tu reino hay un hombre que tiene el espíritu de los santos dioses y en el que, cuando vivía tu padre, se encontraron inteligencia, prudencia y una sabiduría semejante a la sabiduría de los dioses. Tu padre, el rey Nabucodonosor, lo nombró jefe de los magos, astrólogos, agoreros y adivinos,
12 porque en él se encontró un espíritu superior: conocimiento e inteligencia para interpretar sueños, aclarar enigmas y resolver problemas. Se trata de Daniel, a quien el rey puso el nombre de Baltasar. Ahora, que llamen a Daniel y él expondrá la interpretación.
13 Trajeron a Daniel ante el rey y este le preguntó: —¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados que trajo de Judea el rey mi padre?
14 He oído decir de ti que posees el espíritu de los dioses, y que en ti se encuentran inteligencia, prudencia y una sabiduría extraordinaria.
15 Han traído ante mí a los sabios y astrólogos para que leyeran este escrito y me expusieran su interpretación, pero no han podido exponer la interpretación de todo esto.
16 He oído decir de ti que tú puedes interpretar sueños y resolver problemas; pues bien, si logras leer lo escrito y exponerme su interpretación, te vestirás de púrpura, llevarás al cuello un collar de oro y ocuparás el tercer puesto en mi reino.
17 Entonces Daniel habló así al rey: «Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo escrito y le expondré su interpretación.
18 Majestad: el Dios altísimo dio a tu padre Nabucodonosor el reino y el poder, la gloria y el honor,
19 y por el poder que se le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas lo temían y respetaban; él mataba al que quería, y al que quería dejaba vivo; exaltaba al que quería, y al que quería humillaba.
20 Pero como su corazón se llenó de soberbia y su espíritu se obstinó en la arrogancia, fue depuesto de su trono real y se le quitó su gloria.
21 Fue alejado de los hombres y su corazón se volvió como el de las bestias, vivió con los asnos salvajes y comió hierba como los toros; y su cuerpo se empapó del rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios altísimo tiene el dominio en el reinado de los hombres y establece en él a quien quiere.
22 Tú, Baltasar, su hijo, no has humillado tu corazón a pesar de que sabías todo esto.
23 Te has rebelado contra el Señor del cielo y has hecho traer a tu presencia los vasos de su templo, para beber vino en ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y tus concubinas. Has alabado a dioses de plata y oro, de bronce y hierro, de madera y piedra, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de tu vida y tus empresas no lo has honrado.
24 Por eso él ha enviado esa mano para escribir este texto.
25 Lo que está escrito es: “Contado, Pesado, Dividido” ° .
26 Y la interpretación es esta: “Contado”: Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el final.
27 “Pesado”: te ha pesado en la balanza, y te falta peso.
28 “Dividido”: tu reino ha sido dividido, y lo entregan a medos y persas».
29 Entonces Baltasar mandó que vistieran a Daniel de púrpura, que le pusieran al cuello un collar de oro y que pregonaran que tenía el tercer puesto en el reino.
30 Baltasar, rey de los caldeos, fue asesinado aquella misma noche.
31 ° (6:1) Darío, el medo, accedió al trono a la edad de sesenta y dos años.

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Introducción a Daniel 

DANIEL

El texto original del libro de Daniel es caso único en la Biblia. Comienza en hebreo (Dan 1:1 - Dan 2:4 a), pasa de pronto al arameo (Dan 2:4 b- Dan 7:27) y continúa después en hebreo (Dan 8:1 - Dan 12:13). Además, las versiones griegas incluyen pasajes que faltan en el texto hebreo-arameo. La unidad del libro se mantiene a pesar de la diversidad existente entre las tres secciones; la figura de Daniel como protagonista de los relatos sirve de hilo conductor. La unidad profunda está en la forma de mostrar cómo Dios, que tiene pleno dominio sobre los reinos de la tierra y es reconocido incluso por los grandes reyes gentiles (sección primera), va a establecer su reinado en un futuro inmediato (sección segunda), pero entre tanto no dejará que triunfen la injusticia y la idolatría (sección tercera).

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Daniel  5,1-31*1-6 Son historias que se desarrollan en las cortes de Nabucodonosor (Dan 1:1-21; Dan 2:1-49; Dan 3:1-30; Dan 4:1-34), de Baltasar (Dan 5:1-30) y de Darío el medo (Dan 6:1-28), abarcando así todo el período de la cautividad hasta Ciro el persa (véase Dan 1:21), que decretó la vuelta de los judíos a su tierra el año 539. Solo Nabucodonosor (604-562) y Ciro (559-530) son reyes conocidos por la historia. La mención de Baltasar y Darío puede deberse no tanto a un error o ignorancia del autor, cuanto a su intención de señalar de algún modo el carácter ficticio de las narraciones.


Daniel  5,1-31*5 El marco histórico del relato es ficticio, pues Baltasar no fue hijo ni sucesor de Nabucodonosor; ni siquiera fue rey, sino solo gobernador de Babilonia en tiempos de Nabónidas (555-539), último sucesor de Nabucodonosor. La narración pretende mostrar de nuevo la sabiduría de Daniel, puesta al servicio de los reyes gentiles para que reconozcan a Dios. Al mismo tiempo presenta el final del imperio babilónico (véase Dan 6:1) como decretado por Dios. Además, Baltasar es aquí figura de Antíoco IV.
Daniel  5,25*5:25 Mane, thequel, phares (según Teodoción). Daniel interpreta estas palabras relacionándolas con tres verbos que suenan de manera parecida: maná (medir), saqal (pesar) y paras (dividir). Mediante este juego de palabras se anuncia el fin del reino babilónico y el advenimiento de los persas.