Levítico 18 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 30 versitos |
1 ° El Señor habló así a Moisés:
2 «Di a los hijos de Israel: “Yo soy el Señor, vuestro Dios.
3 No hagáis lo que se hace en la tierra de Egipto, donde habéis habitado, ni lo que se hace en la tierra de Canaán, a donde os llevo; no sigáis sus costumbres.
4 Cumplid mis normas y guardad mis preceptos, comportándoos de acuerdo con ellos. Yo soy el Señor, vuestro Dios.
5 Guardad mis preceptos y mis normas. Quien los cumpla, vivirá gracias a ellos. Yo soy el Señor.
6 Ninguno de vosotros se acerque a una consanguínea suya para descubrir su desnudez. Yo soy el Señor.
7 No descubrirás la desnudez de tu padre y de tu madre. Es tu madre; no descubrirás su desnudez.
8 No descubrirás la desnudez de la mujer de tu padre: es la desnudez de tu padre.
9 No descubrirás la desnudez de tu hermana por parte de padre o por parte de madre, nacida en casa o fuera de ella.
10 No descubrirás la desnudez de la hija de tu hijo o de la hija de tu hija: es tu propia desnudez.
11 No descubrirás la desnudez de la hija de la mujer de tu padre, engendrada por tu padre: es tu hermana.
12 No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre: es carne de tu padre.
13 No descubrirás la desnudez de la hermana de tu madre: es carne de tu madre.
14 No descubrirás la desnudez del hermano de tu padre; no te acercarás a su mujer: es tu tía.
15 No descubrirás la desnudez de tu nuera: es la mujer de tu hijo; no descubrirás su desnudez.
16 No descubrirás la desnudez de la mujer de tu hermano: es la desnudez de tu hermano.
17 No descubrirás la desnudez de una mujer y la de su hija, ni te unirás a la hija de su hijo o a la hija de su hija para descubrir su desnudez: son su propia carne; es una indecencia.
18 No tomarás por esposa a una mujer y a su hermana cuando todavía vive la primera: harías a la segunda rival de la primera al descubrir también su desnudez.
19 No te acercarás a una mujer durante su impureza menstrual descubriendo su desnudez.
20 No te acostarás con la mujer de tu prójimo, haciéndote impuro con ella.
21 No darás ningún hijo tuyo para hacerlo pasar por el fuego ante Mólec, profanando así el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor.
22 No te acostarás con varón como con mujer: es una abominación.
23 No te unirás con bestia haciéndote impuro con ella. Y la mujer no se ofrecerá a una bestia para unirse con ella: es una infamia.
24 No os hagáis impuros con ninguna de estas prácticas, pues con ellas se han hecho impuras las naciones que yo voy a expulsar cuando lleguéis vosotros.
25 Se ha manchado la tierra; por eso he castigado su iniquidad, y el país ha vomitado a sus habitantes.
26 Vosotros, pues, guardad mis preceptos y mis normas, y no cometáis ninguna de esas abominaciones, ni los de vuestro pueblo ni los emigrantes que residen entre vosotros.
27 Porque todas esas abominaciones las han cometido los hombres que habitaron el país antes que vosotros y por eso la tierra se ha contaminado.
28 Que no os vaya a vomitar la tierra por vuestras impurezas, del mismo modo que vomitó a las naciones anteriores a vosotros;
29 sino que quien cometa una de esas abominaciones sea excluido de su pueblo.
30 Guardad, pues, mis prescripciones y no practiquéis ninguna de las costumbres abominables que se practicaban antes de llegar vosotros, para que no os hagáis impuros con ellas. Yo soy el Señor, vuestro Dios”».

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Introducción a Levítico

LEVÍTICO

La Biblia griega llamó a este libro Levítico, pues buena parte de él trata del culto y de cuanto se relaciona con él; y, como es sabido, el culto era incumbencia de los sacerdotes, descendientes de Leví. Los temas principales del libro son:

1) los sacrificios (en sus diversas variedades);

2) el sacerdocio (como consagración y separación de unos elegidos);

3) la pureza ritual (cualidad necesaria para participar en el culto), y

4) la ley de santidad (que incide en la calidad moral de quienes se vinculan al Dios Santo).

El libro del Levítico es citado en el Nuevo Testamento en relación con dos grandes motivos: al exponer el mandamiento principal, Jesús remite a Lev 19:18 (amor al prójimo como a sí mismo) para completar la referencia a Deu 6:4 (amar a Dios sobre todo); por su parte, la Carta a los Hebreos evoca el tema de los sacrificios del Antiguo Testamento para resaltar la figura de Jesucristo, Sumo Sacerdote, que se ofrece a sí mismo y establece la Nueva Alianza en su sangre.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Levítico 18,1-30*18 Se regulan las relaciones sexuales entre familiares, cuya desnudez hay que respetar como cosa sagrada. La ley antigua se completa con otras prohibiciones para abarcar todo el campo de la sexualidad. En la heterogénea lista de delitos sexuales figuran: el de tomar a la vez en matrimonio a dos hermanas, provocando la rivalidad entre ellas (antiguamente se permitía: Gén 29:27; Gén 30:1-43 s; véase 1Sa 1:6; Sir 37:11); las relaciones sexuales con una mujer durante sus reglas (Lev 15:24; Lev 20:18); el adulterio, la sodomía y la zoofilia.