Mateo 21 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 46 versitos |
1 Y cuando llegaron cerca de Jerusalén y vinieron a Betfage, en el monte de los Olivos, entonces Jesús envió dos discípulos, *
2 diciéndoles: Id a la aldea que está frente a vosotros, y luego hallaréis un asna atada y un pollino con ella; desatadla y traédmelos acá.
3 Y si alguno os dijere algo, le diréis que el Señor tiene necesidad de ellos, mas que luego los devolverá.
4 Esto se ha hecho para que se cumpliese lo anunciado por el profeta que dice (Zac 9:9):
5 «Decid a la hija de Sión: | Mira que tu Rey viene a ti | manso y montado sobre un asna | y sobre un pollino hijo de animal uncido al yugo.»
6 Habiendo ido los discípulos y hecho conforme les había ordenado Jesús,
7 trajeron el asna y el pollino y echaron los mantos encima de ellos y montó sobre ellos. *
8 Los más de entre la turba tendieron sus mantos en el camino; otros cortaban ramas de los árboles y con ellas tapizaban el camino.
9 Y las turbas que marchaban por delante y las que seguían atrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las supremas alturas! (Sal 117:25-26).*
10 Y corno entró en Jerusalén, se removió toda la ciudad, diciendo: ¿Quién es éste?
11 Y las turbas decían: Este es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea.
12 Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían las palomas,*
13 y les dice: Escrito está: Mi casa será llamada casa de oración (Is 56:7); mas vosotros la hacéis cueva de ladrones (Jer 7:11).
14 Y se llegaron a él los ciegos y cojos en el templo, y los curó. *
15 Pero viendo los sumos sacerdotes y los escribas las maravillas que obró y a los niños que gritaban en el templo y decían: ¡Hosanna al Hijo de David!, lo llevaron a mal,
16 y le dijeron: ¿Oyes qué cosa dicen ésos? Mas Jesús les dice: Sí, ¿es que nunca leísteis que de la boca de los pequeñuelos y de los que maman te aparejaste alabanza? (Sal 8:3).
17 Y dejándolos, se salió fuera de la ciudad en dirección a Betania, y pernoctó allí.
18 Al amanecer, volviendo a la ciudad, sintió hambre. *
19 Y viendo una higuera en su camino, fue a ella, y nada halló en ella sino hojas solamente, y le dice: «¡No brote ya fruto de ti por siempre jamás!» Y se secó de repente la higuera.
20 Y al verlo los discípulos, se maravillaron y decían: ¡Qué de repente se secó la higuera!
21 Mas respondiendo Jesús, les dijo: En verdad os digo que, si tuviereis fe y no titubeareis, no sólo haréis eso de la higuera, sino que aun si dijereis a este monte: «Quítate de ahí y échate al mar», se hará; *
22 y todo cuanto pidiereis en la oración con fe, lo recibiréis.
23 Y habiendo él venido al templo, se le acercaron, mientras estaba enseñando, los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, diciendo: ¿Con qué potestad haces esas cosas? ¿Y quién te dio esa potestad?*
24 Respondiendo Jesús, les dijo: Os preguntaré también yo una cosa, la cual si me dijereis, también yo os diré con qué potestad hago estas cosas.
25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo o de los hombres? Ellos discurrían consigo, diciendo: Sí dijéremos: Del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? ; *
26 mas si dijéremos: De los hombres, hemos de temer a la turba, porque todos tienen a Juan como profeta.
27 Y respondiendo a Jesús, le dijeron: No lo sabemos. Díjoles también él: Tampoco yo os digo con qué poder hago estas cosas.
28 ¿Y qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Y acercándose al primero dijo: Hijo, ve hoy y trabaja en la viña. *
29 El, respondiendo, dijo: No quiero; mas luego, arrepentido, fue.
30 Y acercándose al otro, le habló de la misma manera. Mas él, respondiendo, dijo: Voy, señor; y no fue.
31 ¿Quién de los dos hizo la voluntad de su padre? Dicen: El primero. Díceles Jesús: En verdad os digo que los publícanos y las rameras se os adelantan en el reino de los cielos.
32 Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis, al paso que los publícanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viéndolo, tampoco os arrepentisteis después, de modo que le creyeseis.
33 Escuchad otra parábola. Un hombre había, amo de casa, que plantó una viña, y la cercó con un vallado, y cavó en ella un lagar y edificó una torre (Is 5:1-2), y la arrendó a unos labradores, y se ausentó de aquel país. *
34 Cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recoger sus frutos.
35 Y asiendo los labradores a sus siervos, a cuál golpearon, a cuál mataron, a cuál apedrearon.
36 De nuevo envió otros siervos, más numerosos que los primeros, e hicieron con ellos otro tanto.
37 Posteriormente envió a ellos su propio hijo, diciendo: Respetarán a mi hijo.*
38 Mas los labradores, en viendo al hijo, se dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle y quedémonos con su herencia.
39 Y asiendo de él, le echaron fuera de la viña y le mataron. *
40 Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?
41 Dícenle: A los malos los hará perecer malamente, y arrendará la viña a otros labradores, que le pagarán los frutos a sus tiempos.
42 Díceles Jesús: ¿No habéis leído nunca en las Escrituras (Sal 117:22-23): «La piedra que desecharon los constructores, | ésta vino a ser piedra angular; | por obra del Señor se hizo esto, | y es maravilloso a nuestros ojos»?
43 Por eso os digo que os será quitado el reino de Dios y se dará a gente que produzca sus frutos.
44 Y el que cayere sobre esta piedra se hará trizas, y sobre quien cayere le triturará.
45 Y cuando oyeron los sumos sacerdotes y los fariseos sus parábolas, comprendieron que lo decía por ellos;
46 y por más que buscaban manera de apoderarse de él, temieron a las turbas, puesto que le tenían por profeta.

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Introducción a Mateo




DE LOS EVANGELIOS
EN GENERAL

NOMBRE. — Evangelio primitivamente significó albricias; luego pasó a significar la misma buena nueva. En sentido cristiano significó la Buena Nueva por antonomasia, «el mensaje de la salud» humana ( Efe_1:13 ). TRIPLE FASE DEL EVANGELIO. — La Buena Nueva de Cristo presentó tres fases sucesivas: 1) su realización histórica; 2) su anuncio o divulgación; 3) su redacción escrita; es decir: 1) el Evangelio realizado; 2) el Evangelio predicado; 3) el Evangelio escrito. EL EVANGELIO ORAL. — La predicación apostólica hubo de ser, ante todo, apologética: había de probar que Jesús de Nazaret era el Mesías e Hijo de Dios. Los que creían en Jesu-Cristo, naturalmente concebían vivos deseos de conocer sus milagros y sus discursos. Espontáneamente se harían eco de aquellas palabras del Maestro: «Dichosos vuestros ojos, que vieron, y vuestros oídos, que oyeron» ( Mat_13:16 ). Tal fue el objeto de la catequesis evangélica: suplir la visión y audición personal. Para la realización de este ideal, el hombre apropiado era Pedro. Aunque desprovisto de cultura refinada, era hombre inteligente y despierto, que había observado atentamente cuanto Jesús había dicho y hecho y lo conservaba grabado en su memoria. Dos cosas hubo de hacer Pedro: seleccionar la materia y ordenarla. En cuanto a la selección, Pedro vio que lo que Jesús había enseñado y obrado por su propia iniciativa y conforme a un plan premeditado, se contenía principalmente en su predicación galilaica; lo demás, hasta el último viaje a Jerusalén, había sido más bien ocasional. Al ministerio galilaico se atuvo, por tanto. El orden fue el que debía ser. La predicación de Galilea había sido una serie de viajes y excursiones. Con sólo seguir este orden itinerario se tenía el orden deseado, que era indirectamente orden cronológico. Esta predicación oral, iniciada en Jerusalén y dirigida a los judíos, al ser trasladada más tarde a Antioquia y a Roma, hubo de adaptarse a la mentalidad de los nuevos oyentes, griegos o latinos. De ahí las tres formas o variedades del Evangelio oral: la jerosolimitana, la antioquena, la romana. De ellas procedieron los Evangelios escritos. LOS EVANGELIO ESCRITOS. — Fueron cuatro los admitidos por la Iglesia: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. La diferente personalidad de los autores y su relación respecto del Evangelio oral determina el carácter o rasgos diferenciales de los cuatro Evangelios escritos. Para San Mateo, que era apóstol y conocía personalmente cuanto Jesús había dicho y hecho, el Evangelio oral fue simplemente una norma directiva, conforme a la cual él ordenó su propio Evangelio. Para San Marcos, simple auxiliar de Pedro, la labor redaccional se redujo a poner por escrito el Evangelio oral de Pedro. Para San Lucas es su fuente de información, la principal, sin duda, a base de la cual él ordena las múltiples y variadas informaciones que va recogiendo. Para San Juan es algo puramente extrínseco; algo que él no quiere tocar, si ya no es, raras veces, para completarlo, precisarlo o explicarlo. EL PROBLEMA SINÓPTICO. — El hecho de utilizar como fuente común el Evangelio oral establece entre los tres primeros evangelistas notables afinidades, en virtud de las cuales han sido denominados Sinópticos. Pero la distinta manera de utilizarlos da origen a diferencias no menos notables. El conjunto de estas afinidades y diferencias revela una concordia discordante o una discordia concordante, que constituye el problema sinóptico. Las soluciones dadas a este problema se reducen a tres tipos principales: la que busca la solución en la misma predicación oral, la que apela a documentos escritos interpuestos y la que combina ambos elementos de solución. La solución de un problema tan complejo parece no puede ser sencilla, y por ende se busca generalmente en la combinación de múltiples elementos. AUTENTICIDAD, INTEGRIDAD, HISTORICIDAD. — La autenticidad de los Evangelios está garantizada por una prueba documental, cual no puede presentarla a su favor, ni remotamente, ningún otro escrito de la antigüedad. La integridad substancial, exenta de notables alteraciones y especialmente de interpolaciones, la han puesto en evidencia las numerosísimas y esmeradísimas ediciones que hace más de cuatro siglos vienen haciéndose de los Evangelios: ediciones hechas con los criterios más opuestos y rígidos, todas, sin embargo, substancialmente concordes. No es menos patente su historicidad. Es tan manifiesto el tono de lealtad y sinceridad con que hablan los evangelistas, y se muestran tan bien informados en aquello que narran, que es imposible no darles entera fe. Además, la conformidad de unos con otros y la exactitud reconocida de todo cuanto ha podido comprobarse por otras fuentes, corroboran su testimonio. Y esto que todos generalmente admiten cuando se trata de hechos puramente naturales, vale igualmente cuando se trata de los milagros. LENGUA Y CRONOLOGÍA. — A excepción de San Mateo, que escribió en arameo, los demás evangelistas escribieron en griego. En cuanto al tiempo de su composición, es enteramente cierto que los tres primeros Evangelios se escribieron antes del año 63, y el cuarto, a fines del siglo I. Mayores precisiones no pasan de ser probables. Es posible que San Mateo escribiese su Evangelio hacia el año 50, San Marcos hacia el año 55, San Lucas hacia el 60, San Juan hacia los años 95-100. La versión griega de San Mateo, única que se conserva, debió de hacerse entre los años 60 y 70. COMPARACIÓN DE LOS CUATRO EVANGELISTAS. — Es interesante comparar los rasgos comunes y los diferenciales de cada evangelista. Ninguno de ellos hace literatura o escribe como literato; pero todos, si no es Marcos, hacen obra literaria, tanto más apreciable cuanto menos resabiada de retórica académica. La obra de Marcos pertenece a la literatura oral o hablada; la de los demás, a la literatura escrita. La de Marcos podría calificarse de infraliteraria; la de los otros tres, de literaria, si no se prefiere calificarla, a lo menos la de Juan, de supraliteraria. Desde el punto de vista histórico, la obra de Marcos pertenece a la historia popular; la de Mateo, a la historia erudita semítica; la de Lucas, a la historia erudita helénica; la de Juan, a la historia filosófica o trascendental. El rasgo distintivo de Marcos es la viveza fresca y espontánea; el de Mateo, la coherencia y precisión algo esquemática; el de Lucas, la delicadeza y suavidad penetrante; el de Juan, la elevación y luminosidad. Sobrepuestas las cuatro narraciones, Mateo da la línea, Marcos el colorido, Lucas los matices, Juan la luz. Marcos suministra el elemento humano, Mateo el elemento judaico, Lucas el elemento helénico, Juan el elemento divino. De ahí resulta la imagen única en la historia: la del judío, que supera el judaísmo; la del hombre, que supera la humanidad; la del Hombre-Dios, Jesús de Nazaret, el héroe y protagonista de la cuádruple narración que forma los cuatro libros del único Evangelio, el libro más hermoso que jamás se ha escrito.

EVANGELIO DE
SAN MATEO

EL AUTOR Y SU OBRA. — Además de su doble nombre de Mateo y Leví, dos datos interesan especialmente: su apostolado y su anterior oficio de publicano. De ahí el doble sello personal que imprimió a su obra. Como apóstol podía conocer el material evangélico tan bien como Pedro o poco menos. Consiguientemente, primero en su Evangelio oral y luego en su Evangelio escrito, pudo proceder con una libertad y seguridad que no tenían ni Marcos ni Lucas. Si Mateo mantuvo en sus líneas generales el plan prefijado por San Pedro, en la ejecución pudo añadirle lo que en cada caso juzgase conveniente, sacado del tesoro riquísimo de su experiencia y de su memoria. Pero además, por sus hábitos anteriores, era entre los apóstoles el hombre indicado para redactar por escrito el Evangelio oral. Mientras que los principales apóstoles, Pedro, Juan, Santiago, Andrés, habían sido hombres de redes y de anzuelos, San Mateo había sido hombre de pluma. DESTINATARIOS Y OBJETO. — Los destinatarios del primer Evangelio fueron los judíos de Palestina. En su Evangelio escrito, lo mismo que en su Evangelio oral, San Mateo se dirige a los judíos creyentes, esto es, a los que, previamente convencidos de la mesianidad de Jesús por el hecho de la resurrección, habían abrazado la fe cristiana; mas no por esto pierde de vista a los judíos incrédulos, con el fin de prevenir contra ellos y sus falacias a los creyentes. La tesis fundamental del primer Evangelio, la mesianidad y divinidad de Jesús de Nazaret, es substancialmente la misma que la de los otros evangelistas. Tres rasgos, empero, caracterizan peculiarmente a San Mateo: las frecuentes citas del A. T., la extensión y preponderancia dada a los discursos de Jesús y la mención explícita de la Iglesia y del primado de Pedro. ORDEN DEL PRIMER EVANGELIO. — San Mateo no siempre mantiene el orden cronológico. Dónde se hallan estas inversiones aparece fácilmente comparándole con San Marcos y San Lucas. Mientras en los capítulos 14-18 coincide con los paralelos de los otros dos sinópticos, en cambio en los precedentes capítulos 5-13 discrepa de ellos. En estos nueve capítulos, por tanto, hay que buscar las inversiones cronológicas. Para hacerse cargo de lo que representan estas inversiones, conviene analizar el contenido de esta parte sistemática de San Mateo. Comprende estas siete secciones:
A (5-7) Sermón del monte. B (8-9) Serie de milagros. C (10) Instrucciones misionales. D (11) Actitud reprobable de los judíos. E (12:1-21) Choque con los fariseos. F (12:22-50) Calumnias farisaicas. G (13) Parábolas del reino de los cielos. Las secciones A D F G proceden rectilíneamente; las transposiciones sólo se hallan en las secciones B C E. La más llamativa es la sección B, recopilación de hechos en gran parte ocasionales. La sección C, que debía seguir a G, es una anticipación. La sección E, que debía preceder a A, es un retraso motivado por la afinidad con F. A esto se reducen las inversiones de San Mateo: a una recopilación de hechos dispersos (B), una anticipación (C) y un ligero retraso (E). PLAN. — El primer Evangelio se divide en-tres partes desiguales: 1) la infancia; 2) la vida pública; 3) la consumación.

Dentro de la vida pública pueden distinguirse estos cinco períodos: 1) Periodo de preparación: investidura del Mesías (3-4). 2) En Galilea: el Mesías mal acogido (5-13). 3) Al N. y al E. de Galilea: la Iglesia en perspectiva (14-18). 4) Camino de Jerusalén (19-20). 5) En Jerusalén: entrada triunfal del Mesías (21-25).



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Mateo 21,1

BETFAGE: caserío situado en la vertiente oriental del MONTE DE LOS OLIVOS.


Mateo 21,7

MONTÓ SOBRE ELLOS: es decir, sobre los mantos echados encima del pollino.
—El Señor, tan reservado en sus declaraciones mesiánicas, toma ahora la iniciativa en los preparativos de la entrada triunfal. Con esta entrada regia, que había de irritar a los sanhedritas, quiso señalar la causa de su muerte, que había de inscribirse en la cruz: Rey de los judíos .


Mateo 21,9

¡HOSANNA AL HIJO DE DAVID! equivalía a ¡Viva el Mesías! .


Mateo 21,12-13

Esta expulsión de los mercaderes ocurrió al día siguiente, y parece ser distinta de la que narra San Juan (Jua_2:13-22).


Mateo 21,14-16

Pretendían los sanhedritas que Jesús desmintiese las aclamaciones que le declaraban Mesías; él, al contrario, aplicándose las palabras del Salmo, no sólo ratifica su mesianidad, sino que deja entrever su divinidad.


Mateo 21,18-20

La maldición de la higuera ocurrió el lunes; la observación de los discípulos, el martes.
— Esta maldición fue una acción simbólica. La parábola verbal de la higuera estéril (Luc_13:6-8) recibe su complemento en esta parábola en acción. Levantándose sobre las circunstancias de lugar y de tiempo, vio el Señor en aquella higuera con hojas y sin fruto una imagen expresiva de la higuera parabólica, cuya maldición definitiva había sido entonces aplazada. Con esta acción simbólica quiso expresar lo que poco después había de decir a los judíos: «Os será quitado el reino de Dios y se dará a gente que produzca sus frutos » (Mat_21:24).


Mateo 21,21

ESTE MONTE es el de los Olivos; EL MAR es el mar Muerto.


Mateo 21,23-27

Los sanhedritas pretendían dos cosas: desprestigiar a Jesús reduciéndole al silencio y arrancarle por sorpresa alguna declaración comprometedora que justificase la sentencia de muerte. Pero en lo uno y en lo otro fracasaron.


Mateo 21,25-26

La contrapregunta de Jesús entrañaba un terrible dilema, tan diáfano como insoluble, que ellos mismos se encargaron de formular.


Mateo 21,28-32

Esta parábola es un portento de habilidad: un lazo que los mismos judíos se arman inconscientemente. Y el colmo del arte está en que el Maestro les sonsaca una respuesta que es precisamente la que en el incidente anterior temieron dar los sanhedritas. Y habida la fatal respuesta, el Maestro, rápido y resuelto, rasga el velo de la parábola para ponerles ante los ojos la tremenda realidad.


Mateo 21,33-46

Esta parábola es la más trágica de todo el Evangelio. El tema lo ofrece una alegoría de Isaías.


Mateo 21,37

El Mesías no es uno de los profetas: ellos son siervos, él es el Hijo.


Mateo 21,39

FUERA DE LA VIÑA: patético anuncio de la muerte de Jesús en el Calvario fuera de las puertas de la ciudad.