Marcos 10 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 52 versitos |
1 Y levantándose de allí, se va a los confines de la Judea y allende el Jordán, y de nuevo se le juntan muchedumbres en el camino, y, como solía, de nuevo los enseñaba.*
2 Y acercándose unos fariseos, le preguntaban con ánimo de tentarle: ¿Es lícito al marido repudiar a su mujer?
3 El, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?
4 Ellos dijeron: Moisés permitió escribir libelo de divorcio y repudiar (Dt 24:1).
5 Mas Jesús les dijo: En razón de vuestra dureza de corazón os escribió este precepto.
6 Mas desde el principio de la creación «varón y hembra los hizo;
7 por causa de esto dejará el hombre su padre y madre,
8 y se harán los dos una sola carne» (Gen 2:24). Así que ya no son dos, sino una carne.
9 Lo que Dios, pues, juntó, el hombre no lo separe.
10 Y en llegando a casa de nuevo, los discípulos le interrogaban acerca de esto:
11 Y les dice: Quien repudiare a su mujer se casare con otra, comete adulterio contra la primera;
12 y si la mujer repudiare a su marido y se casare con otro, comete adulterio.
13 Y le presentaban unos niños para que los tocase; pero los discípulos reñían a los que los traían.
14 Viéndolo Jesús, se enojó y les dijo: Dejad a los niños que vengan a mí, no se lo estorbéis, pues de los tales es el reino de Dios.
15 En verdad os digo, quien no reciba el reino de Dios como niño, no entrará en él.
16 Y después de abrazarlos los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
17 Y cuando salía para proseguir su camino, corriendo uno hacia él y arrodillándose, le preguntaba: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para poseer la vida eterna?
18 Jesús le dijo: ¿A qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino solo Dios. *
19 Conoces los mandamientos: «No mates, no adulteres, no robes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre» (Ex 20:13-16; Dt 5:17-20).
20 El, respondiendo, dijo: Maestro, todas estas cosas las guardé desde mi juventud.
21 Jesús, fijando en él la mirada, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende cuanto tienes y dalo a los pobres, y poseerás un tesoro en el cielo, y vuelto acá, sígueme, cargando con la cruz.
22 El, frunciendo el ceño a estas palabras, se marchó malhumorado, porque era persona que poseía muchos bienes.
23 Y echando en torno una mirada, dice Jesús a sus discípulos: ¡Cuan difícilmente los que posean riquezas entrarán en el reino de Dios!
24 Los discípulos se asombraban al oír estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dice: Hijos, ¡cuan difícil es que los que tienen puesta su confianza en las riquezas entren en el reino de Dios!
25 Más fácil es pasar un camello por el ojo de la aguja que entrar un rico en el reino de Dios.
26 Ellos más y más se pasmaban, diciéndose entre sí: ¿Y quién podrá salvarse?
27 Fijando en ellos su mirada, díceles Jesús: Para los hombres, imposible, mas no para Dios; que todo es posible para Dios.
28 Pedro se puso a decirle: Nosotros ya ves que hemos dejado todas las cosas y te hemos seguido a ti.
29 Dijo Jesús: En verdad os digo, nadie hay que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos por causa de mí y por causa del Evangelio,
30 que no reciba el cien doblado ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y campos, junto con persecuciones, y en el siglo venidero vida eterna
31 Y muchos primeros serán postreros, y los postreros primeros.
32 Iban su camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos, y se asombraban, y ellos le seguían, pero tenían miedo. Y tomando consigo de nuevo a los Doce, comenzó a decirles lo que iba a sucederle:
33 Porque mirad, subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles,
34 y le escarnecerán, y le escupirán, y le azotarán y matarán, y tres días después resucitará.
35 Y se vienen a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: Maestro, queremos que hagas con nosotros lo que le pidiéremos.*
36 El les dijo: ¿Qué queréis que haga yo con vosotros?
37 Ellos le dijeron: Otórganos que, uno a tu diestra y uno a tu izquierda, nos sentemos en tu gloria.
38 Mas Jesús les dijo: No sabéis qué cosa pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo bebo o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?
39 Ellos le dijeron: Podemos. Mas Jesús les dijo: El cáliz que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado seréis bautizados;
40 mas el sentarse a mi diestra o a mi izquierda no es incumbencia mía otorgarlo, sino que es para quienes está preparado.
41 Y como oyeron esto los Diez, comenzaron a enojarse con Santiago y Juan.
42 Y llamándolos a sí Jesús, les dice: Sabéis que los que figuran como jefes de las naciones los tratan despóticamente, y los grandes entre ellos abusan contra ellos de su autoridad.
43 No es así entre vosotros; antes el que quisiere hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor;
44 y el que quisiere entre vosotros ser primero, será esclavo de todos,
45 puesto que el Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos. *
46 Y llegan a Jericó. Y al salir de Jericó él y sus discípulos y una turba considerable, el hijo de Timeo, Bartimeo, un ciego mendigo, estaba sentado a la vera del camino.
47 Y cuando oyó decir que era Jesús el Nazareno, comenzó a dar gritos y decir: ¡Hijo de David, ten compasión de mí!
48 Y le increpaban muchos para que se callase. Pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten compasión de mí!
49 Y deteniéndose Jesús, dijo: Llamadle. Y llaman al ciego, diciéndole: Buen ánimo, levántate, te llama.
50 El, tirando de sí la capa, levantándose de un salto, se vino a Jesús.
51 Y dirigiéndose a él, dijo Jesús: ¿Qué quieres que haga contigo? El ciego le dijo: Rabbuní, que yo recobre la vista.
52 Y Jesús le dijo: Anda, tu fe te ha salvado. Y al instante recobró la vista, y le seguía en el camino.

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Introducción a Marcos




EVANGELIO DE
SAN MARCOS

EL AUTOR. — Juan, apellidado Marcos ( Hch_12:12 ; Hch_12:25 ; Hch_15:37 ), o simplemente Juan ( Hch_13:5 ; Hch_13:13 ), era más generalmente designado por el apellido romano de Marcos ( Hch_15:39 ; Col_4:10 ; 2Ti_4:11 ; Flm_1:24 ; 1Pe_5:13 ). Era primo de Bernabé ( Col_4:10 ). Su madre se llamaba María, a cuya casa se dirigió San Pedro al ser liberado de la cárcel ( Hch_12:12 ). Esta casa, según todas las probabilidades, era el cenáculo, donde se celebró la última cena ( Mar_14:15 ; Luc_22:12 ) y adonde se recogieron los discípulos después de la ascensión del Señor ( Hch_1:13 ; Hch_2:2 ), y fue como la sede de la primitiva iglesia de Jerusalén ( Hch_4:23 ; Hch_4:31 ; Hch_5:42 ; Hch_12:12 ).

Se cree, a lo que parece con razón, que el joven «envuelto en una sábana» ( Mar_14:51-52 ) que en Getsemaní fue asido por los satélites y «desnudo se escapó de ellos», no era otro que el mismo Marcos, único que refiere este episodio. Acompañó con' Bernabé a Pablo en su primera misión ( Hch_13:5 ); mas pronto se retiró ( Hch_13:13 ). En la segunda misión, Bernabé quería llevarle otra vez consigo; pero Pablo no lo consintió. Entonces Bernabé, «tomando a Marcos» y separándose de Pablo, «se embarcó para Chipre» ( Hch_15:37-39 ). Más tarde se le halla con Pablo durante su primera prisión romana ( Col_4:10-11 ; Flm_1:24 ), y poco después con Pedro, que le llama cariñosamente «su hijo» ( 1Pe_5:13 ). Sobre él escribía Pablo durante su segunda prisión romana a Timoteo: «A Marcos tómale y tráele contigo, pues me va a ser útil para el ministerio» ( 2Ti_4:11 ). Según la tradición, Marcos fue quien, enviado por Pedro, fundó la iglesia de Alejandría. La misma tradición le llama «intérprete de Pedro».

Su OBRA. — La labor literaria de San Marcos en la composición de su Evangelio fue mínima. Sería, sin duda, exagerado decir que el segundo Evangelio es el disco fonográfico de la catequesis evangélica de San Pedro; pero tampoco puede negarse que las actividades que principalmente puso en juego el intérprete de Pedro fueron su memoria y su pluma. Con todo, la labor de San Marcos no fue puramente mecánica ni ininteligente. El, que, además de Pedro, había oído frecuentemente a Bernabé y a Pablo y se había ejercitado también en la predicación evangélica, se allanó modesta y abnegadamente a reproducir la predicación de Pedro en su forma romana. Esta humilde fidelidad, empero, no impidió que la catequesis de Pedro se matizase aquí y allá de ciertas reminiscencias paulinas.

DESTINATARIOS Y OBJETO. — San Marcos escribió su Evangelio movido por las instancias de los fieles de Roma, en su mayoría gentiles, que vivamente se lo rogaron, deseosos de conservar por escrito la predicación oral de San Pedro. Los frecuentes latinismos, además de otros indicios, confirman este origen romano del segundo Evangelio. Dirigido principalmente a gentiles, pone de relieve, más que la mesianidad la divina filiación de Jesús. De ahí la cabida que en él se da a la narración de los milagros, y singularmente a la expulsión de los demonios.

PLAN. — Ya los antiguos advirtieron la sencillez del plan seguido por San Marcos, ajeno enteramente a aquellas ordenaciones o composiciones sistemáticas que pusieron de su parte Mateo y Lucas. El plan de Marcos es puramente itinerario y, consiguientemente, cronológico. En esta fidelidad cronológica consiste en gran parte el valor que para nosotros tiene el segundo Evangelio. Marcos, combinado con Juan, ha de ser la base de la ordenación cronológica de los Evangelios.

INTEGRIDAD. — Algunos críticos han dudado de la autenticidad del llamado final de Marcos. La diferencia de estilo de los últimos versículos (16:9-20), que ha dado pie a estas dudas, se explica perfectamente. Hasta 16:8, Marcos reproduce la predicación de Pedro con su estilo popular, vivo y dramático; desde 16:9 escribe ya por su cuenta y con su estilo propio, que no es el de Pedro. Como la predicación oral no incluía el relato de la resurrección, San Marcos quiso añadirlo, para no dejar incompleto su Evangelio.

NOTA. — El comentario y notas al segundo Evangelio son más breves. Ulteriores explicaciones podrán hallarse en el lugar paralelo de San Mateo.




Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Marcos 10,1

Saliendo de su retiro de Efrén, el Señor se dirige a Jerusalén para celebrar su última Pascua y morir.


Marcos 10,18

Jesús, poniéndose en el orden de ideas del que le interpela, rehúsa la alabanza de bueno, como hombre. Si semejante alabanza le corresponde como a Dios, aquí ni lo afirma ni lo niega; en otras ocasiones lo dijo.


Marcos 10,35-40

Después del patético anuncio de la pasión parece inconcebible la presunción de los dos «hijos del trueno», que, no contentos con ser de los predilectos, no sufren les sea antepuesto Pedro.


Marcos 10,45

A DAR SU VIDA COMO RESCATE POR [LOS] MUCHOS: expresión significativa, que nos revela el gran misterio de la redención humana.