Marcos 9 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 50 versitos |
1 Y les decía: En verdad os digo que hay algunos de los aquí presentes que no gustarán la muerte sin que antes vean el reino de Dios venido en poderío. *
2 Y seis días después toma consigo Jesús a Pedro, Santiago y Juan, y sube con ellos solos aparte a un monte elevado. Y se transformó delante de ellos;
3 y sus vestiduras se tornaron centelleantes, blancas en extremo, cuales ningún batanero sobre la tierra es capaz de blanquearlas así.
4 Y aparecieron a su vista Elías y Moisés, y estaban conversando con Jesús.
5 Y tomando Pedro la palabra, dice a Jesús: Rabí, bueno es estarnos aquí; y vamos a hacer tres tiendas: una para ti, una para Moisés y una para Elías.
6 Porque no sabía qué decir, pues quedaron fuera de sí por el espanto. *
7 Y se formó una nube que los cubría, y vino una voz de la nube: Este es mi Hijo querido; escuchadle.
8 Y súbitamente, echando una mirada en derredor, a nadie ya vieron sino a Jesús solo con ellos.
9 Y mientras bajaban del monte, les previno Jesús que a nadie refiriesen las cosas que habían visto sino cuando el Hijo del hombre hubiera resucitado de entre los muertos.
10 Y guardaron la cosa para sí. Y se preguntaban qué era aquello de resucitar de entre los muertos.*
11 Y le preguntaban diciendo: ¿Cómo dicen los escribas que Elías ha de venir primero?
12 El les dijo: Elías ciertamente, viniendo primero, restaurará todas las cosas; ¿y cómo está escrito del Hijo del hombre que ha de padecer muchas cosas y ser menospreciado?
13 Pues bien, os digo que sí ha venido Elías y que hicieron con él cuanto quisieron, según está escrito de él.
14 Y en viniendo a los discípulos, vio gran gentío en torno de ellos y a unos escribas que discutían con ellos.
15 Y al punto lodo aquel gentío, al verle, quedaron estupefactos, y corriendo hacia él le saludaron.
16 Y les preguntó: ¿Qué es lo que discutís con ellos?
17 Y le responde uno de entre la turba: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo,
18 y dondequiera que se apodera de él, le echa por tierra, y echa espumarajos, y da diente con diente, y se pone rígido; y dije a tus discípulos que lo lanzasen, y no pudieron.
19 El, respondiendo, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os soportaré? Traédmele.
20 Y se lo trajeron. Y, cuando le vio, al punto el espíritu le sacudió violentamente, y cayendo en tierra se revolcaba espumajeando.
21 Y preguntó a su padre: ¿Cuánto tiempo hace que comenzó a estar así? El le dijo: Desde la infancia;
22 y muchas veces le echó ya en el fuego, ya en el agua, para hacerle perecer. Pero, si algo puedes, socórrenos, compadecido de nosotros.
23 Mas Jesús le dijo: ¿Que «si puedes»? Todo es posible al que cree.
24 Al punto, el padre del niño a gritos decía: Creo; socorre a mi fe, aunque sea poca.
25 Mas viendo Jesús que crecía el concurso de la gente, habló con imperio al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no entres ya más en él.
26 y dando gritos y sacudiéndole con extremada violencia, salió, y quedó el niño como muerto, de suerte que los más decían: Ha muerto.
27 Mas Jesús, tomándole de la mano, lo levantó, y él se puso en pie.
28 Y cuando hubo entrado en casa, sus discípulos en particular le preguntaban: ¿Cómo es que nosotros no pudimos lanzarlo?
29 Y les dijo: Ese linaje con nada puede salir si no es con oración y ayuno.
30 Y saliendo de allí atravesaban sin detenerse la Galilea, y no quería que nadie lo supiese;*
31 porque instruía a sus discípulos y les decía: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y le matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará.
32 Ellos no entendían tales palabras y tenían miedo de preguntarle.
33 Y llegan a Cafarnaúm. Y una vez en casa les preguntaba: ¿Sobre qué altercabais en el camino? *
34 Ellos callaban. Es que en el camino habían altercado unos con otros sobre quién era el mayor.
35 Y habiendo tomado asiento, llamó a los Doce y les dice: Si alguno quiere ser el primero, ha de ser el último de todos y criado de todos.
36 Y tomando un niño lo puso en medio de ellos, y habiéndole abrazado, les dijo:
37 Quien a uno de semejantes niños recibiere en mi nombre, a mí me recibe; y quien me recibe a mí, no me recibe a mí, sino al que me envió.
38 Díjole Juan: Maestro, vimos a uno, que no anda con nosotros, lanzar demonios en tu nombre, y se lo estorbamos.
39 Mas Jesús dijo: No se lo estorbéis, pues no habrá nadie que obre un milagro en mi nombre y pueda en seguida hablar mal de mí.
40 Pues quien no está contra nosotros, con nosotros está.
41 Y quien os diere de beber un vaso de agua a título de ser vosotros de Cristo, en verdad os digo que no perderá su galardón.
42 Y quien escandalizare a uno de estos pequeñuelos que creen en mí, más vale que le cuelguen al cuello una muela de tahona y lo echen al mar.
43 Y si te escandalizare tu mano, córtala: más te vale entrar manco en la vida que no con las dos manos irte a la gehena, al fuego inextinguible, donde «su gusano no muere y su fuego no se extingue» (Is 63:24). *
44 Y si tu pie te escandalizare, córtalo:
45 más te vale entrar cojo en la vida que no con los dos pies ser arrojado en la gehena, donde «su gusano no muere y su fuego no se extingue» (Is 63:24).
46 Y si tu ojo te escandalizare, sácalo:
47 más te vale con un ojo entrar en el reino de Dios que no con dos ojos ser arrojado a la gehena,
48 donde «su gusano no muere y su fuego no se extingue» (Is 63:24).
49 Porque todos serán salados con el fuego, y toda víctima con sal será salada.
50 Buena es la sal; mas si la sal se desalare, ¿con qué la sazonaréis? Tened en vosotros sal y estad en paz unos con otros.

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Introducción a Marcos




EVANGELIO DE
SAN MARCOS

EL AUTOR. — Juan, apellidado Marcos ( Hch_12:12 ; Hch_12:25 ; Hch_15:37 ), o simplemente Juan ( Hch_13:5 ; Hch_13:13 ), era más generalmente designado por el apellido romano de Marcos ( Hch_15:39 ; Col_4:10 ; 2Ti_4:11 ; Flm_1:24 ; 1Pe_5:13 ). Era primo de Bernabé ( Col_4:10 ). Su madre se llamaba María, a cuya casa se dirigió San Pedro al ser liberado de la cárcel ( Hch_12:12 ). Esta casa, según todas las probabilidades, era el cenáculo, donde se celebró la última cena ( Mar_14:15 ; Luc_22:12 ) y adonde se recogieron los discípulos después de la ascensión del Señor ( Hch_1:13 ; Hch_2:2 ), y fue como la sede de la primitiva iglesia de Jerusalén ( Hch_4:23 ; Hch_4:31 ; Hch_5:42 ; Hch_12:12 ).

Se cree, a lo que parece con razón, que el joven «envuelto en una sábana» ( Mar_14:51-52 ) que en Getsemaní fue asido por los satélites y «desnudo se escapó de ellos», no era otro que el mismo Marcos, único que refiere este episodio. Acompañó con' Bernabé a Pablo en su primera misión ( Hch_13:5 ); mas pronto se retiró ( Hch_13:13 ). En la segunda misión, Bernabé quería llevarle otra vez consigo; pero Pablo no lo consintió. Entonces Bernabé, «tomando a Marcos» y separándose de Pablo, «se embarcó para Chipre» ( Hch_15:37-39 ). Más tarde se le halla con Pablo durante su primera prisión romana ( Col_4:10-11 ; Flm_1:24 ), y poco después con Pedro, que le llama cariñosamente «su hijo» ( 1Pe_5:13 ). Sobre él escribía Pablo durante su segunda prisión romana a Timoteo: «A Marcos tómale y tráele contigo, pues me va a ser útil para el ministerio» ( 2Ti_4:11 ). Según la tradición, Marcos fue quien, enviado por Pedro, fundó la iglesia de Alejandría. La misma tradición le llama «intérprete de Pedro».

Su OBRA. — La labor literaria de San Marcos en la composición de su Evangelio fue mínima. Sería, sin duda, exagerado decir que el segundo Evangelio es el disco fonográfico de la catequesis evangélica de San Pedro; pero tampoco puede negarse que las actividades que principalmente puso en juego el intérprete de Pedro fueron su memoria y su pluma. Con todo, la labor de San Marcos no fue puramente mecánica ni ininteligente. El, que, además de Pedro, había oído frecuentemente a Bernabé y a Pablo y se había ejercitado también en la predicación evangélica, se allanó modesta y abnegadamente a reproducir la predicación de Pedro en su forma romana. Esta humilde fidelidad, empero, no impidió que la catequesis de Pedro se matizase aquí y allá de ciertas reminiscencias paulinas.

DESTINATARIOS Y OBJETO. — San Marcos escribió su Evangelio movido por las instancias de los fieles de Roma, en su mayoría gentiles, que vivamente se lo rogaron, deseosos de conservar por escrito la predicación oral de San Pedro. Los frecuentes latinismos, además de otros indicios, confirman este origen romano del segundo Evangelio. Dirigido principalmente a gentiles, pone de relieve, más que la mesianidad la divina filiación de Jesús. De ahí la cabida que en él se da a la narración de los milagros, y singularmente a la expulsión de los demonios.

PLAN. — Ya los antiguos advirtieron la sencillez del plan seguido por San Marcos, ajeno enteramente a aquellas ordenaciones o composiciones sistemáticas que pusieron de su parte Mateo y Lucas. El plan de Marcos es puramente itinerario y, consiguientemente, cronológico. En esta fidelidad cronológica consiste en gran parte el valor que para nosotros tiene el segundo Evangelio. Marcos, combinado con Juan, ha de ser la base de la ordenación cronológica de los Evangelios.

INTEGRIDAD. — Algunos críticos han dudado de la autenticidad del llamado final de Marcos. La diferencia de estilo de los últimos versículos (16:9-20), que ha dado pie a estas dudas, se explica perfectamente. Hasta 16:8, Marcos reproduce la predicación de Pedro con su estilo popular, vivo y dramático; desde 16:9 escribe ya por su cuenta y con su estilo propio, que no es el de Pedro. Como la predicación oral no incluía el relato de la resurrección, San Marcos quiso añadirlo, para no dejar incompleto su Evangelio.

NOTA. — El comentario y notas al segundo Evangelio son más breves. Ulteriores explicaciones podrán hallarse en el lugar paralelo de San Mateo.




Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Marcos 9,1

Estas palabras parecen un anuncio de la transfiguración.


Marcos 9,6-7

BUENO ES ESTARNOS AQUÍ: Pedro no sabía lo que se decía, pero respiraba por la llaga: le parecía más lindo gozar en el Tabor que padecer en el Calvario. La voz del Padre: ESCUCHADLE, intima a Pedro, y a todos, que hay que escuchar a Jesús no menos cuando habla de su cruz que cuando revela su mesianidad.


Marcos 9,10-13

En la cabeza de los discípulos había enorme embrollo. Dos puntos especialmente los desconcertaban: la resurrección del Mesías y la venida previa de Elías. El Maestro les dio a entender que Elías era Juan y que, como Juan, el Mesías también había de morir, mas después resucitaría. La muerte del Mesías era la clave de todo.


Marcos 9,30

La exacta coincidencia de esta indicación con Jua_7:1 parece dar a entender que el Señor se dirigía a Jerusalén para la fiesta de los Tabernáculos,


Marcos 9,33

Parece que el Señor vuelve de la fiesta de los Tabernáculos.


Marcos 9,43-45

La mayoría de los códices griegos, a una con la Vulgata, después de los vv. Mar_9:43-45, añaden, y probablemente con razón, el texto de Isaías citado en el v. Mar_9:48. Con esto el ritmo de la frase resulta más impresionante.