Lucas 11 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 54 versitos |
1 Y aconteció que, estando él en cierto lugar orando, como hubo acabado, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, lo mismo que Juan enseñó a sus discípulos. *
2 Dijoles: Cuando os pongáis a orar, decid: «Padre, santificado sea tu nombre; venga tu reino;*
3 el pan de nuestra subsistencia dánoslo cada día;
4 y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe; y no nos metas en la tentación».
5 Y les dijo: ¿Quién habrá de vosotros que tenga un amigo, y le viene éste a media noche y le dice: «Amigo, préstame tres panes, *
6 porque un amigo mío llegó de viaje a mi casa y no tengo qué presentarle»;
7 y él, desde dentro respondiendo, dice: «No me des fastidio; ya la puerta se ha cerrado, y mis muchachos, lo mismo que yo, están en cama; no puedo levantarme para dártelos»...?
8 Os digo que si no se levanta y se los da por ser su amigo, a lo menos por su descaro se levantará y le dará cuantos necesite.
9 Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad a golpes, y se os abrirá;
10 porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama a golpes, se le abre.
11 Y ¿a quién de vosotros, que sea padre, le pedirá su hijo un pan..., por ventura le dará una piedra? O también un pescado..., ¿por ventura en vez de pescado le dará una serpiente?
12 O si le pide un huevo, ¿por ventura le dará un escorpión?
13 Si, pues, vosotros, malos como sois, sabéis dar buenos regalos a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará desde el cielo el Espíritu Santo a los que se lo pidieren?
14 Y lanzaba un demonio, y éste era mudo. Y sucedió que, salido el demonio, habló el mudo; y se maravillaron las turbas. *
15 Mas algunos de entre ellos dijeron: En virtud de Belzebú, príncipe de los demonios, lanza los demonios.
16 Otros, con ánimo de tentarle, requerían de él una señal procedente del cielo.
17 El, entendiéndoles los pensamientos, les dijo: Todo Temo dividido contra sí mismo es devastado, y cae casa sobre casa.
18 Y si también Satanás se dividió contra sí mismo, ¿cómo se sostendrá su reino? Pues que decís que en virtud de Belzebú lanzo yo los demonios.
19 Y si yo en virtud de Belzebú lanzo los demonios, ¿vuestros hijos en virtud de quién los lanzan? Por esto ellos serán vuestros jueces.
20 Mas sí con el dedo de Dios lanzo los demonios, luego llegó a vosotros el reino de Dios.
21 Si el hombre valiente, bien armado, defiende el atrio de su casa, seguro queda cuanto posee;
22 mas cuando uno más fuerte que él sobreviene y. le vence, lo quita toda su armadura en que confiaba y reparte sus despojos.
23 Quien no está conmigo, contra mí está; y quien no allega conmigo, desparrama.
24 Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda vagando por lugares áridos buscando reposo, y no hallándolo, dice: Me volveré a mi casa de donde salí.
25 Y llegando la halla barrida y aderezada.
26 Vase entonces y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrando se establecen allí; y resultan las postrimerías de aquel hombre peores que los principios.
27 Aconteció que, diciendo él estas cosas, alzando la voz una mujer de entre la turba, le dijo: Bienaventurado el seno que te llevó y los pechos que mamaste.
28 El dijo: Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la guardan. *
29 Y como las turbas se apiñasen, comenzó a decir: Esta generación es generación perversa; busca una señal, y otra señal no se le dará sino la señal de Jonás. *
30 Porque como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será también el Hijo del hombre para esta generación.
31 La reina del Mediodía se alzará en el juicio contra los hombres de esta generación y los condenará; porque vino de los últimos confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y mirad que hay algo más que Salomón aquí.
32 Los ninivitas se alzarán en el juicio contra esa generación y la condenarán, porque hicieron penitencia a la predicación de Jonás; y mirad que hay algo más que Jonás aquí.
33 Nadie que enciende la lámpara la pone en sitio oculto o debajo de la medida, sino sobre el candelero, para que los que entran vean la luz. *
34 La lámpara del cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo fuere bueno, también todo tu cuerpo quedará iluminado; mas cuando fuere malo, también tu cuerpo quedará en tinieblas. *
35 Mira, pues, no sea que la luz que hay en ti sea oscuridad.
36 Si, pues, todo tu cuerpo está iluminado, sin tener parte alguna oscura, estará enteramente iluminado, como cuando la lámpara te ilumina con su fulgor.
37 Mientras hablaba, le invita un fariseo a comer en su casa. Y habiendo entrado, se puso a la mesa.
38 Mas el fariseo, viéndolo, se extrañó de que antes de la comida hubiese omitido las abluciones.
39 Díjole el Señor: Ahora, vosotros, fariseos, limpiáis lo exterior de la copa y del plato; mas vuestro interior está repleto de rapiña y perversidad. *
40 Insensatos, quien hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro?
41 Pero sí, de lo que hay dad limosna, y sin más, todo queda limpio para vosotros. *
42 Mas ¡ay de vosotros, fariseos, que dais el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de hortalizas, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios! Esto es lo que convenía hacer, y aquello no omitirlo.
43 ¡Ay de vosotros, fariseos, que ambicionáis el primer asiento en las sinagogas y las salutaciones en las plazas!
44 ¡Ay de vosotros porque sois como los sepulcros disimulados, y los hombres pasan por encima sin saberlo!
45 Tomando la palabra uno de los legistas, le dice: Maestro, diciendo eso también a nosotros nos ultrajas.
46 El dijo: ¡Ay también de vosotros los legistas!, que abrumáis a los hombres con cargas insoportables, y vosotros ni con uno de vuestros dedos tocáis las cargas.
47 ¡Ay de vosotros!, que edificáis los sepulcros de los profetas, y fueron vuestros padres quienes los mataron.
48 Conque testigos sois y aprobáis las obras de vuestros padres, porque ellos los mataron, y vosotros levantáis los edificios.
49 por eso mismo dijo la Sabiduría de Dios: «Enviaré a ellos profetas y apóstoles, y de ellos matarán y perseguirán, *
50 para que la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo sea demandada a esta generación:
51 desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que pereció entre el altar de los holocaustos y el santuario». Sí, os lo digo, será demandada a esta generación.
52 ¡Ay de vosotros los legistas, porque os alzasteis con la llave de la ciencia!; vosotros no entrasteis, y a los que entraban se lo estorbasteis.
53 Desde entonces, como él hubo salido, comenzaron los escribas y fariseos a urgirle implacablemente
54 y tirarle de la lengua sobre muchos puntos, tendiéndole lazos para coger algo de sus labios.

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Introducción a Lucas




EVANGELIO DE
SAN LUCAS

EL AUTOR. — Un antiquísimo prólogo a los Evangelios escribe: «Lucas, de nación siró, antioqueno, de profesión médico, discípulo de los apóstoles, después siguió a Pablo». En el libro de los Hechos, sin nombrarse, habla repetidas veces de sí usando el plural «nosotros». La primera mención de este «nosotros» ocurre ya, probablemente (según el llamado texto occidental), en Hch_11:27-28 , por estas palabras: «Por aquellos días bajaron de Jerusalén unos profetas a Antioquia, y había grande alegría. Estando nosotros reunidos, levantándose uno de ellos por nombre Agabo…». Esto acontecía hacia el año 40. Y si así es, San Lucas pertenecía a la primera generación de los fieles antioquenos, amaestrados, si no conquistados, por Bernabé. En otras tres ocasiones habla de sí el autor de los Hechos: en el viaje de Tróade a Filipos, durante la segunda misión de San Pablo ( Hch_16:10-17 ); en e' viaje de Filipos a Jerusalén, al fin de la tercera misión ( Hch_20:5-15 ; Hch_21:1-18 ), y en el viaje de Cesárea a Roma ( Hch_27:1-44 ; Hch_28:1-16 ). Durante su primera prisión romana dos veces menciona San Pablo a San Lucas, llamándole su colaborador y médico querido ( Col_4:14 ; Flm_1:24 ). Y en su última prisión, en vísperas de su martirio, recuerda el Apóstol, agradecido, que «sólo Lucas está con él» ( 2Ti_4:11 ).

Su OBRA. — El evangelista médico pudo haber hecho con Bernabé o con Pablo, cuya predicación oral se proponía consignar por escrito, lo que Marcos había hecho no mucho antes con San Pedro: reproducirla simplemente. Mas su cultura helénica le inspiró otros pensamientos, humanamente más altos.

Lucas no había visto al Señor: para conocer su obra y su doctrina hubo de apelar a informaciones ajenas. Y lo hizo en grande escala. Lo que uno ignoraba o no recordaba, lo sabía o recordaba otro. La base o punto de referencia de todos estos datos recogidos era la catequesis oral de Bernabé y de Pablo, que era para Lucas la fuente principal de sus informaciones. Tal es en Lucas la manera característica de enfocar el Evangelio oral: no como obra ya hecha y acabada, sino como documento informativo o fuente de una obra más vasta.

Ya en este acopio de datos y uso de las fuentes se muestra Lucas original. Adquiere nuevo relieve esta originalidad con la composición u ordenación sistemática del material recogido, con las notas cronológicas, que conectan la vida del Salvador con la historia universal; con la sobria elegancia de su lengua y estilo, unida a la más escrupulosa fidelidad en reproducir los documentos históricos.

Otras cualidades pudieran mencionarse que caracterizan la obra de San Lucas, entre las cuales no ocupa el último lugar aquel espíritu de suavidad y delicadeza que le ha merecido el título de
Scriba mansuetudinis Christi.

DESTINATARIOS Y OBJETO. — San Lucas dedica su Evangelio al «excelentísimo Teófilo» (1:3), hombre ilustre recién convertido al cristianismo; pero en realidad se dirige a las iglesias fundadas por San Pablo, principalmente a los fieles venidos de la gentilidad, pero sin olvidar a los judíos. El fin que se propone en la redacción de su Evangelio exprésalo él mismo en el prólogo: «para que reconozcas la firmeza de las enseñanzas que recibiste» (1:4). Más generalmente, la tesis del tercer Evangelio es la universalidad de la salud por Cristo; es el tema de la Epístola de San Pablo a los Romanos: El Evangelio «es una fuerza de Dios ordenada a la salud para todo el que cree» (1:16). Si el Evangelio de San Mateo podría llamarse mesiánico; el de San Marcos, taumatúrgico; el de San Juan, teológico; el de San Lucas es el soteriológico por antonomasia.

ORDEN. — Promete San Lucas escribir su Evangelio «por su orden» (1:3). Este «orden», acorde generalmente con el de San Marcos, es, sin duda, cronológico; mas no es esto precisamente lo que él quiere expresar, sino más bien, como él mismo lo declara en el prólogo, «el trabajo de coordinar [sistemáticamente] una narración»
(1:1). Semejante ordenación lleva consigo algunas veces ciertas inversiones cronológicas. Las más características son ciertas anticipaciones en razón de concluir o redondear una materia antes de pasar a otra diferente. Ejemplo típico de este procedimiento de anticipación es la relación de la prisión de Juan Bautista (3:19-20) antes del relato del bautismo de Jesús (3:21-22), en que ya no se menciona a Juan.

LA LENGUA. — El griego usado por San Lucas es más castizo y elegante que el de los otros evangelistas. Su prólogo es un período cuadrimembre, harmónicamente construido, que recuerda el de Dioscórides a su obra médica. Pero más que por su relativa elegancia interesa la lengua de San Lucas en cuanto es sello de autenticidad y garantía de verdad y escrupulosidad histórica. Su tecnicismo médico señala como autor al «médico querido», compañero de San Pablo. Sus frecuentes términos paulinos delatan al discípulo y colaborador del grande Apóstol. Razón, pues, tiene la tradición cristiana cuando afirma que el autor del tercer Evangelio es Lucas, el médico y discípulo de San Pablo. Más interesantes son todavía los numerosos aramaísmos , que tan rudamente contrastan con el lenguaje que usa San Lucas cuando escribe por su cuenta. Estos aramaísmos son efecto de su escrupulosa fidelidad en utilizar los documentos o en traducir las informaciones oídas en arameo. El tránsito brusco del elegantísimo prólogo a los aramaísmos de los dos primeros capítulos acreditan la verdad histórica del tercer Evangelio.

Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Lucas 11,1

EN CIERTO LUGAR: la iglesia «Pater noster», existente en el monte Olívete, señala el lugar tradicional en que Jesús, en esta ocasión, enseñó la oración dominical. Jesús ha llegado a Jerusalén para celebrar la fiesta de la Dedicación.


Lucas 11,2-4

La fórmula conservada por Lucas es más breve que la transmitida por Mateo (Mat_6:9-13). La brevedad puede explicarse porque el evangelista o su informador quisieron dar la sustancia más bien que la fórmula precisa.


Lucas 11,5-13

La estructura de esta instrucción es muy original. Consta de dos parábolas, seguidas de sus correspondientes moralejas. En la primera, la imagen parabólica comienza por una interrogación inacabada (Luc_11:5-7), equivalente a una condicional, y termina con una afirmación (Luc_11:8). En la segunda, la imagen se compone de una serie de interrogaciones mixtas o heterogéneas (Luc_11:11-12), resumidas luego en una condicional (Luc_11:13 a). La palabra del Maestro, popular, movida y pintoresca, sería, sin duda, más diáfana en el original. Al traducirla al griego, o Lucas o su informador, la enturbiaron algo.


Lucas 11,14-23

Es incierta la identidad o la distinción entre este relato y el correspondiente de Mateo (Mat_12:22-30). A favor de la identidad puede alegarse la semejanza entre ambos pasajes; a favor de la distinción, la ceguera del endemoniado en Mateo y la diversidad del contexto. Pero ni unas ni otras razones son decisivas. Más fuerza tiene, a favor de la distinción, la repetición de milagros semejantes obrados por Jesús. Y una vez supuesta la repetición del milagro, es natural que los fariseos repitiesen su explicación diabólica y que el Maestro la refutase.


Lucas 11,28

La sentencia del Maestro, más que correctivo del dicho de la buena mujer, es un tácito encomio de su bendita Madre, que, mejor que nadie, escuchó y guardó la palabra de Dios (Luc_1:38; Luc_2:19; Luc_2:51).


Lucas 11,29-32

Responde el Maestro a la demanda formulada anteriormente (Luc_11:16).

|| LA SEÑAL DE JONÁS: se declara a Jonás tipo o figura de la resurrección de Cristo.

|| ALGO MÁS QUE SALOMÓN…, QUE JONÁS: velada declaración de su mesianidad y divinidad.


Lucas 11,33

Esta diminuta parábola, tan expresiva, la había enunciado ya el Maestro dos veces: en el sermón del monte (Mat_5:15) y después de propuesta la parábola del sembrador (Mar_4:21 = Luc_8:16). Y es fácil que la repitiera en otras varias ocasiones. Es muy importante entender que los dones de Dios son para iluminar y no para lucirlos ni para tenerlos baldíos.


Lucas 11,34-36

El pensamiento es: si el ojo interior ve bien, si ve y aprecia las cosas como son, toda la vida del hombre queda iluminada.


Lucas 11,39-52

Este pasaje es sustancialmente idéntico a Mat_23:1-36. En el supuesto, generalmente admitido, de que en Mateo estas invectivas estén en su propio lugar, surge la duda: ¿lanzó Jesús dos veces estas invectivas o bien Lucas las anticipó? En principio podría admitirse esta anticipación; pero en Lucas estas invectivas están tan estrechamente ligadas con el contexto que antecede y que sigue, que resulta demasiado violento considerarlas como palabras dichas en otra ocasión.


Lucas 11,41

Ha sido muy ponderada la dificultad de esta sentencia. Tal vez la interpretación, sustancialmente acorde, de Maldonado y de Toledo simplifique la dificultad. Según ellos dice Jesús: a las rapiñas sustituya la limosna; en vez de robar lo ajeno dad de lo vuestro a los pobres; semejante limosna purificará vuestro interior, con lo cual todo quedará limpio para vosotros. Lo que luego dice el Maestro (Luc_11:42), que los fariseos pasaban POR ALTO LA JUSTICIA y EL AMOR DE DIOS, da a entender que la limosna por él recomendada debe estar basada en la justicia y movida por la caridad. Y es cierto que así entendida purifica el corazón. Esto es precisamente lo que hará Zaqueo, y el Señor alabará en él (Luc_19:8-9). Por lo demás, esta sentencia o recomendación se repite frecuentemente en la Escritura (Tob_4:11; Tob_12:19; Sir_3:15; Sir_3:33; Sir_29:15; Dan_4:24; Luc_16:9; Hch_10:4).


Lucas 11,49

DIJO LA SABIDURÍA DE DIOS: «ENVIARÉ…»: el sentido superficial, que pudieron entender los escribas, parece ser: «Dios en su sabiduría concibió y expresó el designio de enviar…» Pero el sentido es más hondo. Esta manifestación de los designios de Dios no es otra que la palabra misma de Jesús, que ahora revela (y tal vez ya antes había revelado) los designios de la sabiduría de Dios. Hay más. La expresión correspondiente en Mateo (Mat_23:34) es: «Yo envío a vosotros…» Según esto, Cristo no sólo revela los designios de Dios, sino que él mismo es quien los ha concebido. Al fin él es, por especial apropiación, la «Sabiduría de Dios» (1Co_1:24).