Lucas 12 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 59 versitos |
1 En esto, como se hubiesen aglomerado millares y más millares de gente, hasta el punto de pisotearse unos a otros, comenzó a decir, a sus discípulos en primer lugar: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. *
2 Nada hay encubierto que no se descubra ni nada oculto que no se conozca.
3 Por lo cual, cuanto dijisteis en la oscuridad será oído en la luz, y lo que hablasteis al oído en las recámaras, se pregonará desde lo alto de los terrados.
4 Y a vosotros, mis amigos, os digo: no tengáis miedo de los que matan el cuerpo y tras eso no tienen poder para más.
5 Os voy a mostrar a quién habéis de temer; temed a aquel que después de matar tiene poder para lanzar a los infiernos. Sí, os digo, temed a éste.
6 ¿Por ventura no se venden cinco gorriones por dos cuartos? Y ni uno de ellos está olvidado en el acatamiento de Dios.
7 Pero también los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis: valéis más que muchos gorriones.
8 Os digo además: todo aquel que se declarare por mí delante de los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él delante de los ángeles de Dios;
9 pero el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.
10 Y todo el que hablare contra el Hijo del hombre, se le perdonará; mas al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no se le perdonará,
11 Cuando os conduzcan a las sinagogas y ante los magistrados y autoridades, no os preocupéis cómo o con qué razones os defenderéis o qué diréis;
12 porque el Espíritu Santo os enseñará en aquella hora lo que hay que decir.
13 Díjole uno de la turba: Maestro, di a mi hermano que reparta conmigo la herencia.
14 El le dijo: Hombre, ¿quién me ha constituido juez o repartidor sobre vosotros?
15 Y dijo a ellos: Atended y guardaos de toda codicia; porque aun cuando uno ande sobrado, no pende su vida de los bienes que posee.
16 Y les propuso una parábola, diciendo: Había un hombre rico, cuyos campos rindieron abundantes frutos.
17 Y razonaba consigo mismo, diciendo: ¿Qué haré, pues no tengo dónde recoger mis frutos?
18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros y los edificaré mayores, y recogeré allí todas mis cosechas y mis bienes;
19 y diré a mi alma: Alma mía, tienes muchos bienes repuestos para muchos años; huelga, come, bebe, date a la buena vida.
20 Pero díjole Dios: Insensato, esta misma noche te exigen tu alma; y lo que allegaste, ¿de quién será?
21 Así es el que atesora para sí y no es rico para con Dios. *
22 Y dijo a sus discípulos: Por esto os digo: No os acongojéis por la vida, pensando qué comeréis, ni por el cuerpo, con qué os vestiréis. *
23 Porque la vida más es que el alimento, y el cuerpo, más que el vestido.
24 Considerad los cuervos, que ni siembran ni siegan, que no tienen despensa ni granero, y Dios los sustenta; ¡cuánto más valéis vosotros que las aves!
25 ¿Y quién de vosotros con acongojarse puede añadir un codo a la duración de su vida?
26 Pues si ni siquiera podéis lo mínimo, ¿a qué apuraros por lo demás?
27 Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan ni hilan; y os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos.
28 Y si la hierba, que hoy está en el campo y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
29 Tampoco andéis vosotros buscando qué comeréis o qué beberéis, ni estéis con el alma colgada de un hilo.
30 Porque todas ésas son cosas tras las cuales andan las gentes del mundo, y vuestro Padre sabe que necesitáis de ellas.
31 Sino buscad el reino de Dios, y esas cosas se os darán por añadidura.
32 No temas, rebañito pequeño, porque plugo a vuestro Padre daros el reino.
33 Vended vuestras haciendas y dad limosna; haceos bolsas que no envejezcan, tesoro que no fenezca en los cielos, donde no llega el ladrón ni estraga la polilla:
34 porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
35 Estén ceñidos vuestros lomos y encendidas vuestras lámparas,*
36 y vosotros, semejantes a hombres que aguardan a su señor cuando vuelva de las bodas, para que en cuanto llegue y llame, le abran al punto.
37 Bienaventurados aquellos siervos a quienes en viniendo hallare el señor velando; en verdad os digo que se ceñirá y los hará poner a la mesa, y pasando de uno a otro les servirá.
38 Y aunque viniere en la segunda vigilia, y aunque en la tercera, si los hallare así, bienaventurados son ellos.
39 Y entended que, si supiese el amo de casa a qué hora viene el ladrón, vigilaría y no dejaría que se perforase su casa. *
40 Vosotros también estad apercibidos, pues a la hora que no pensáis, viene el Hijo del hombre.
41 Dijo Pedro: Señor, ¿esa parábola nos la diriges a nosotros o también a los demás?*
42 Dijo el Señor: ¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente, a quien dará el Señor cargo sobre su servidumbre, para que a su tiempo distribuya la ración de trigo? *
43 Bienaventurado aquel siervo a quien su amo, al venir, hallare obrando así.
44 En verdad os digo que le dará cargo sobre todos sus bienes.
45 Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi amo tarda en venir, y comenzare a golpear a los muchachos y a las muchachas, y a comer y beber y embriagarse,
46 vendrá el amo de aquel criado en el día que no aguarda y a la hora que no sabe, y le partirá por medio, y le deparará la misma suerte que a los infieles.
47 Aquel siervo que conociere la voluntad de su amo y no se dispusiere u obrare conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes;
48 mas el que no la conociere, si hiciere algo digno de azotes, recibirá pocos. A todo aquel a quien mucho se dio, mucho se le exigirá; y a quien mucho entregaron en depósito, más le pedirán.
49 Fuego vine a meter en la tierra; ¡y cuánto deseo que ya prendiese! *
50 Con bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustias las mías hasta que se cumpla!
51 ¿Pensáis que vine a traer paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino más bien división. *
52 Porque desde ahora serán cinco en una casa, divididos: tres contra dos y dos contra tres.
53 Se dividirán el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera, y la nuera contra la suegra.
54 Decía también a las turbas: Cuando veis levantarse una nube por el poniente, al punto decís: «Viene aguacero», y así sucede;*
55 y cuando sopla el viento del sur, decís: «Habrá bochorno», y se cumple.
56 Hipócritas, sabéis reconocer el semblante de la tierra y del cielo, ¿y el tiempo en que estamos, cómo no lo reconocéis?
57 ¿Y cómo de vosotros mismos no discernís lo que es justo? *
58 Porque mientras vas con tu contrincante al magistrado, procura por el camino librarte de él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregará al alguacil, y el alguacil te echará en la cárcel.
59 Te lo aseguro, no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último ochavo.

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Introducción a Lucas




EVANGELIO DE
SAN LUCAS

EL AUTOR. — Un antiquísimo prólogo a los Evangelios escribe: «Lucas, de nación siró, antioqueno, de profesión médico, discípulo de los apóstoles, después siguió a Pablo». En el libro de los Hechos, sin nombrarse, habla repetidas veces de sí usando el plural «nosotros». La primera mención de este «nosotros» ocurre ya, probablemente (según el llamado texto occidental), en Hch_11:27-28 , por estas palabras: «Por aquellos días bajaron de Jerusalén unos profetas a Antioquia, y había grande alegría. Estando nosotros reunidos, levantándose uno de ellos por nombre Agabo…». Esto acontecía hacia el año 40. Y si así es, San Lucas pertenecía a la primera generación de los fieles antioquenos, amaestrados, si no conquistados, por Bernabé. En otras tres ocasiones habla de sí el autor de los Hechos: en el viaje de Tróade a Filipos, durante la segunda misión de San Pablo ( Hch_16:10-17 ); en e' viaje de Filipos a Jerusalén, al fin de la tercera misión ( Hch_20:5-15 ; Hch_21:1-18 ), y en el viaje de Cesárea a Roma ( Hch_27:1-44 ; Hch_28:1-16 ). Durante su primera prisión romana dos veces menciona San Pablo a San Lucas, llamándole su colaborador y médico querido ( Col_4:14 ; Flm_1:24 ). Y en su última prisión, en vísperas de su martirio, recuerda el Apóstol, agradecido, que «sólo Lucas está con él» ( 2Ti_4:11 ).

Su OBRA. — El evangelista médico pudo haber hecho con Bernabé o con Pablo, cuya predicación oral se proponía consignar por escrito, lo que Marcos había hecho no mucho antes con San Pedro: reproducirla simplemente. Mas su cultura helénica le inspiró otros pensamientos, humanamente más altos.

Lucas no había visto al Señor: para conocer su obra y su doctrina hubo de apelar a informaciones ajenas. Y lo hizo en grande escala. Lo que uno ignoraba o no recordaba, lo sabía o recordaba otro. La base o punto de referencia de todos estos datos recogidos era la catequesis oral de Bernabé y de Pablo, que era para Lucas la fuente principal de sus informaciones. Tal es en Lucas la manera característica de enfocar el Evangelio oral: no como obra ya hecha y acabada, sino como documento informativo o fuente de una obra más vasta.

Ya en este acopio de datos y uso de las fuentes se muestra Lucas original. Adquiere nuevo relieve esta originalidad con la composición u ordenación sistemática del material recogido, con las notas cronológicas, que conectan la vida del Salvador con la historia universal; con la sobria elegancia de su lengua y estilo, unida a la más escrupulosa fidelidad en reproducir los documentos históricos.

Otras cualidades pudieran mencionarse que caracterizan la obra de San Lucas, entre las cuales no ocupa el último lugar aquel espíritu de suavidad y delicadeza que le ha merecido el título de
Scriba mansuetudinis Christi.

DESTINATARIOS Y OBJETO. — San Lucas dedica su Evangelio al «excelentísimo Teófilo» (1:3), hombre ilustre recién convertido al cristianismo; pero en realidad se dirige a las iglesias fundadas por San Pablo, principalmente a los fieles venidos de la gentilidad, pero sin olvidar a los judíos. El fin que se propone en la redacción de su Evangelio exprésalo él mismo en el prólogo: «para que reconozcas la firmeza de las enseñanzas que recibiste» (1:4). Más generalmente, la tesis del tercer Evangelio es la universalidad de la salud por Cristo; es el tema de la Epístola de San Pablo a los Romanos: El Evangelio «es una fuerza de Dios ordenada a la salud para todo el que cree» (1:16). Si el Evangelio de San Mateo podría llamarse mesiánico; el de San Marcos, taumatúrgico; el de San Juan, teológico; el de San Lucas es el soteriológico por antonomasia.

ORDEN. — Promete San Lucas escribir su Evangelio «por su orden» (1:3). Este «orden», acorde generalmente con el de San Marcos, es, sin duda, cronológico; mas no es esto precisamente lo que él quiere expresar, sino más bien, como él mismo lo declara en el prólogo, «el trabajo de coordinar [sistemáticamente] una narración»
(1:1). Semejante ordenación lleva consigo algunas veces ciertas inversiones cronológicas. Las más características son ciertas anticipaciones en razón de concluir o redondear una materia antes de pasar a otra diferente. Ejemplo típico de este procedimiento de anticipación es la relación de la prisión de Juan Bautista (3:19-20) antes del relato del bautismo de Jesús (3:21-22), en que ya no se menciona a Juan.

LA LENGUA. — El griego usado por San Lucas es más castizo y elegante que el de los otros evangelistas. Su prólogo es un período cuadrimembre, harmónicamente construido, que recuerda el de Dioscórides a su obra médica. Pero más que por su relativa elegancia interesa la lengua de San Lucas en cuanto es sello de autenticidad y garantía de verdad y escrupulosidad histórica. Su tecnicismo médico señala como autor al «médico querido», compañero de San Pablo. Sus frecuentes términos paulinos delatan al discípulo y colaborador del grande Apóstol. Razón, pues, tiene la tradición cristiana cuando afirma que el autor del tercer Evangelio es Lucas, el médico y discípulo de San Pablo. Más interesantes son todavía los numerosos aramaísmos , que tan rudamente contrastan con el lenguaje que usa San Lucas cuando escribe por su cuenta. Estos aramaísmos son efecto de su escrupulosa fidelidad en utilizar los documentos o en traducir las informaciones oídas en arameo. El tránsito brusco del elegantísimo prólogo a los aramaísmos de los dos primeros capítulos acreditan la verdad histórica del tercer Evangelio.

Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Lucas 12,1-12

Este razonamiento es un toque de alarma contra la hipocresía. La redacción abreviada de Lucas, si no pone de relieve su cohesión interna, permite vislumbrarla. Se divide en dos secciones (Luc_12:1-3, Luc_12:4-12).
La primera previene contra la hipocresía, señalando la impotencia de sus conatos por encubrir la verdad.

La segunda es una serie de cinco avisos, más o menos directamente relacionados con el temor de Dios.
Primero (Luc_12:4-5): no temer a los hombres.
Segundo (Luc_12:6-7): providencia de Dios.
Tercero (Luc_12:8-9): necesidad de declararse por Cristo. Estos tres avisos se hallan en Mateo seguidos por el mismo orden (Mat_10:28-33).- Los dos últimos, más desligados, tienen relación con el Espíritu Santo.
El cuarto (Luc_12:10 = Mat_12:32) es una amenaza contra la blasfemia.
El quinto (Luc_12:11-12 = Mat_10:19-20) promete la asistencia del Espíritu Santo en las ocasiones críticas.


Lucas 12,21

Se declara quién es el RICO INSENSATO. ES EL QUE ATESORA, el que amontona ávidamente riquezas sobre riquezas PARA Sí, para gozarlas él solo, sin acordarse de Dios ni de los pobres, Y NO ES RICO PARA CON DIOS. «Ser rico para con Dios», según la fuerza de la expresión original, es mirar y tender hacia Dios como término o fin de la adquisición y uso de las riquezas. Pero quien así mira a Dios, guardará la justicia, practicará la beneficencia, tratará de merecer la vida eterna (1Ti_6:17-19).


Lucas 12,22-31

Este bellísimo razonamiento corresponde a Mat_6:25-33. Algunas expresiones peculiares de Lucas parecen indicar que el Maestro, ante un auditorio diferente, repitió lo que había dicho en el sermón del monte. La expresión NI ESTÉIS CON EL ALMA COLGADA DE UN HILO (Luc_12:29) podría también traducirse «ni andéis suspensos» entre el miedo y la esperanza.


Lucas 12,35-38

Esta parábola tiene alguna semejanza con la de las diez vírgenes, de la cual, empero, se distingue radicalmente. Allí son doncellas (no esclavas) que aguardan la venida del esposo para celebrar el banquete de bodas; aquí son esclavos que guardan a su amo que vuelve de unas bodas a las cuales ha sido invitado. En cuanto a la moraleja, allí se distinguen dos categorías contrarias; aquí sólo se habla de los siervos vigilantes, cuya bienaventuranza se proclama. En la imagen parabólica existe un rasgo singular: la extraordinaria bondad y llaneza del amo, que sirve por sí mismo a sus siervos, como si deseara hacerlos participantes de los relieves del convite.


Lucas 12,39-40

Se introduce una nueva parábola, totalmente distinta, cuya moraleja, empero, refuerza o completa la de la parábola precedente.


Lucas 12,41

ESA PARÁBOLA: parece referirse Pedro a la primera de las dos parábolas anteriores, dado el carácter adicional de la segunda. De hecho, en la respuesta del Maestro sólo se habla de siervos.

|| A LOS DEMÁS: literalmente «a todos (los demás)». No se ve claro si Pedro contrapone los apóstoles a los demás discípulos o bien todos los discípulos a los demás oyentes. La respuesta del Maestro parece abarcar a todos los discípulos propiamente dichos, si bien se refiere especialmente a los apóstoles, y aún más en particular al mismo Pedro. Parece ser una respuesta graduada, en que caben diferentes aplicaciones.


Lucas 12,42-48

Propone Jesús una parábola compuesta (más bien que una parábola simple o dos parábolas distintas), cuya moraleja se ilustra con dos sentencias afines (Luc_12:47-48).


Lucas 12,49-50

Estos dos versículos han sido objeto de encontradas interpretaciones. Forman dos versos, en que los hemistiquios, así los impares como los pares, se corresponden entre sí. La expresión FUEGO, evidentemente metafórica, deberá interpretarse por el contexto inmediato, dado que la conexión con el remoto es muy problemática. Dos cosas dice Jesús de este FUEGO: que él mismo vino a echarlo sobre la tierra y que es objeto de sus ardientes deseos. Ambas cosas se hallan en el Espíritu Santo mucho mejor que en cualquiera de las otras interpretaciones que se han propuesto. Y en el supuesto, generalmente admitido, que BAUTISMO designa la pasión de Jesús (Mar_10:38-39), la conexión entre FUEGO y BAUTISMO, entre Espíritu Santo y la pasión, es la misma que poco antes había expresado el Maestro por San Juan (Jua_7:39): «Todavía no había Espíritu, porque Jesús todavía no había sido glorificado».


Lucas 12,51-53

Estos tres versículos corresponden a Mat_10:34-36.


Lucas 12,54-56

Esta especie de parábola meteorológica no es la misma que la propuesta en Mat_16:2-4. Allí los fenómenos indicadores eran los arreboles, aquí son las nubes y el viento. Allí el tiempo pronosticado era buen tiempo o tormenta, aquí es aguacero o bochorno.


Lucas 12,57-59

Este pasaje suele interpretarse como una parábola, cuya moraleja sería la necesidad de ponerse en regla con Dios durante esta vida antes del juicio. Pero contra semejante interpretación militan razones muy serias. El uso del imperativo PROCURA (Luc_12:58) imposibilita la forma propiamente parabólica; habría de ser una alegoría , y entonces habría de señalarse la significación particular de cada uno de los términos de que consta. Además, la moraleja que se le asigna ni se expresa en el texto ni puede deducirse del contexto. Por fin, las mismas expresiones del Maestro en Mat_5:25-26 son una exhortación a la amigable avenencia con el contrincante: ¿por qué no pueden serlo aquí también?