Lucas 14 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 35 versitos |
1 Y aconteció que, entrando él en casa de uno de los jefes de los fariseos en sábado a comer, ellos le estaban observando. *
2 Y he aquí que un hombre hidrópico estaba delante de él.
3 Y tomando Jesús la palabra, dijo así a los legistas y fariseos: ¿Es permitido en sábado curar o no?
4 Ellos se callaron. Y tomándole de la mano, le sanó y le despachó.
5 Y a ellos les dijo: ¿A quién de vosotros se le cae en un pozo el asno o el buey y no lo saca inmediatamente en día de sábado?
6 Y no sabían qué replicar a esto.
7 Reparando cómo los convidados se escogían los primeros asientos, les proponía una parábola, diciéndoles: *
8 Cuando fueres por alguno convidado a bodas, no te recuestes en el primer asiento, no sea caso que haya sido invitado por él uno de más consideración que tú,
9 y venga el que a ti y a él convidó y te diga: «Cede el lugar a éste», y comiences entonces, con gran confusión, a ir bajando hasta ocupar el último lugar.
10 Sino que, cuando fueres invitado, ve y recuéstate en el último lugar, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: «Amigo, sube más arriba». Entonces te verás honrado a los ojos de todos los comensales.
11 Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.
12 Decía también al que le había convidado: Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos también a su vez te inviten, y con esto quedes pagado.
13 Sino que, cuando hagas un convite, llama a los pobres, mancos, cojos, ciegos,
14 y serás dichoso, porque no tienen con qué recompensarte, pues se te dará la recompensa en la resurrección de los justos.
15 Como hubiese oído esto uno de los comensales, le dijo: Dichoso el que participará del convite en el reino de Dios. *
16 El le dijo: Un hombre hizo una gran cena y convidó a muchos.
17 A la hora de la cena mandó su criado que dijese a los convidados: Venid, que ya está todo a punto.
18 Y comenzaron todos por igual a excusarse. El primero le dijo: He comprado un campo y necesito ir a verlo; te ruego me tengas por excusado.
19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me des por excusado.
20 Y otro dijo: He tomado mujer, y por esto no puedo ir.
21 Venido el criado, enteró de esto a su señor. Entonces, enojado el amo de casa, dijo a su criado: Sal presto a las plazas y calles de la ciudad, y a los pobres y mancos y ciegos y cojos hazlos entrar acá.
22 Dijo el criado: Señor, se ha hecho lo que ordenaste, y todavía queda sitio.
23 Dijo el amo al criado: Sal a los caminos y vallados y obliga a la gente a entrar, para que se llene mi casa.
24 Porque os digo que ninguno de aquellos que habían sido convidados ha de probar mí cena.
25 Caminaban con él grandes muchedumbres, y, vuelto a ellas, les dijo:*
26 Si uno viene a mí y no aborrece a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas y hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo. *
27 Quien no carga con su cruz y se viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
28 Porque ¿quién de entre vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos y mira si tiene para acabarla?
29 No sea caso que, habiendo puesto los fundamentos y no pudiendo terminar, comiencen todos los que lo ven a hacer burla de él,
30 diciendo: Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar.
31 ¿O qué rey, si marcha para entrar en guerra con otro rey, no se sienta primero a deliberar si tiene fuerzas para hacer frente con diez mil al que viene sobre él con veinte mil?
32 De lo contrario, mientras él está lejos todavía, despacha una embajada para negociar la paz.
33 Así, pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo. *
34 Buena es, pues, la sal; pero si la misma sal se vuelve sosa, ¿con qué se la aderezará? *
35 Ni para la tierra ni para el estercolero es a propósito; afuera la echan. Quien tiene oídos para oír, oiga.

Patrocinio

 
 

Introducción a Lucas




EVANGELIO DE
SAN LUCAS

EL AUTOR. — Un antiquísimo prólogo a los Evangelios escribe: «Lucas, de nación siró, antioqueno, de profesión médico, discípulo de los apóstoles, después siguió a Pablo». En el libro de los Hechos, sin nombrarse, habla repetidas veces de sí usando el plural «nosotros». La primera mención de este «nosotros» ocurre ya, probablemente (según el llamado texto occidental), en Hch_11:27-28 , por estas palabras: «Por aquellos días bajaron de Jerusalén unos profetas a Antioquia, y había grande alegría. Estando nosotros reunidos, levantándose uno de ellos por nombre Agabo…». Esto acontecía hacia el año 40. Y si así es, San Lucas pertenecía a la primera generación de los fieles antioquenos, amaestrados, si no conquistados, por Bernabé. En otras tres ocasiones habla de sí el autor de los Hechos: en el viaje de Tróade a Filipos, durante la segunda misión de San Pablo ( Hch_16:10-17 ); en e' viaje de Filipos a Jerusalén, al fin de la tercera misión ( Hch_20:5-15 ; Hch_21:1-18 ), y en el viaje de Cesárea a Roma ( Hch_27:1-44 ; Hch_28:1-16 ). Durante su primera prisión romana dos veces menciona San Pablo a San Lucas, llamándole su colaborador y médico querido ( Col_4:14 ; Flm_1:24 ). Y en su última prisión, en vísperas de su martirio, recuerda el Apóstol, agradecido, que «sólo Lucas está con él» ( 2Ti_4:11 ).

Su OBRA. — El evangelista médico pudo haber hecho con Bernabé o con Pablo, cuya predicación oral se proponía consignar por escrito, lo que Marcos había hecho no mucho antes con San Pedro: reproducirla simplemente. Mas su cultura helénica le inspiró otros pensamientos, humanamente más altos.

Lucas no había visto al Señor: para conocer su obra y su doctrina hubo de apelar a informaciones ajenas. Y lo hizo en grande escala. Lo que uno ignoraba o no recordaba, lo sabía o recordaba otro. La base o punto de referencia de todos estos datos recogidos era la catequesis oral de Bernabé y de Pablo, que era para Lucas la fuente principal de sus informaciones. Tal es en Lucas la manera característica de enfocar el Evangelio oral: no como obra ya hecha y acabada, sino como documento informativo o fuente de una obra más vasta.

Ya en este acopio de datos y uso de las fuentes se muestra Lucas original. Adquiere nuevo relieve esta originalidad con la composición u ordenación sistemática del material recogido, con las notas cronológicas, que conectan la vida del Salvador con la historia universal; con la sobria elegancia de su lengua y estilo, unida a la más escrupulosa fidelidad en reproducir los documentos históricos.

Otras cualidades pudieran mencionarse que caracterizan la obra de San Lucas, entre las cuales no ocupa el último lugar aquel espíritu de suavidad y delicadeza que le ha merecido el título de
Scriba mansuetudinis Christi.

DESTINATARIOS Y OBJETO. — San Lucas dedica su Evangelio al «excelentísimo Teófilo» (1:3), hombre ilustre recién convertido al cristianismo; pero en realidad se dirige a las iglesias fundadas por San Pablo, principalmente a los fieles venidos de la gentilidad, pero sin olvidar a los judíos. El fin que se propone en la redacción de su Evangelio exprésalo él mismo en el prólogo: «para que reconozcas la firmeza de las enseñanzas que recibiste» (1:4). Más generalmente, la tesis del tercer Evangelio es la universalidad de la salud por Cristo; es el tema de la Epístola de San Pablo a los Romanos: El Evangelio «es una fuerza de Dios ordenada a la salud para todo el que cree» (1:16). Si el Evangelio de San Mateo podría llamarse mesiánico; el de San Marcos, taumatúrgico; el de San Juan, teológico; el de San Lucas es el soteriológico por antonomasia.

ORDEN. — Promete San Lucas escribir su Evangelio «por su orden» (1:3). Este «orden», acorde generalmente con el de San Marcos, es, sin duda, cronológico; mas no es esto precisamente lo que él quiere expresar, sino más bien, como él mismo lo declara en el prólogo, «el trabajo de coordinar [sistemáticamente] una narración»
(1:1). Semejante ordenación lleva consigo algunas veces ciertas inversiones cronológicas. Las más características son ciertas anticipaciones en razón de concluir o redondear una materia antes de pasar a otra diferente. Ejemplo típico de este procedimiento de anticipación es la relación de la prisión de Juan Bautista (3:19-20) antes del relato del bautismo de Jesús (3:21-22), en que ya no se menciona a Juan.

LA LENGUA. — El griego usado por San Lucas es más castizo y elegante que el de los otros evangelistas. Su prólogo es un período cuadrimembre, harmónicamente construido, que recuerda el de Dioscórides a su obra médica. Pero más que por su relativa elegancia interesa la lengua de San Lucas en cuanto es sello de autenticidad y garantía de verdad y escrupulosidad histórica. Su tecnicismo médico señala como autor al «médico querido», compañero de San Pablo. Sus frecuentes términos paulinos delatan al discípulo y colaborador del grande Apóstol. Razón, pues, tiene la tradición cristiana cuando afirma que el autor del tercer Evangelio es Lucas, el médico y discípulo de San Pablo. Más interesantes son todavía los numerosos aramaísmos , que tan rudamente contrastan con el lenguaje que usa San Lucas cuando escribe por su cuenta. Estos aramaísmos son efecto de su escrupulosa fidelidad en utilizar los documentos o en traducir las informaciones oídas en arameo. El tránsito brusco del elegantísimo prólogo a los aramaísmos de los dos primeros capítulos acreditan la verdad histórica del tercer Evangelio.

Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

Patrocinio

Notas

Lucas 14,1-6

La repetición de semejantes milagros en sábado va dirigida contra la superstición sabática de los escribas y fariseos. Pero el Maestro, que más que mortificar pretendía enseñar, justifica el milagro con dos preguntas, a las cuales nada pudieron responder sus adversarios.


Lucas 14,7

LES PROPONÍA UNA PARÁBOLA: tal puede llamarse esta lección del Maestro, por cuanto, en vez de ser una reprensión directa de los que en este convite se escogían los primeros asientos, es un consejo de lo que deberían hacer en un convite de bodas al cual fuesen invitados. Por otra parte, el término evangélico «parábola» (lo mismo que el hebreo mashal ) tiene un sentido muy amplio.


Lucas 14,15-24

Alguno exégetas, aun católicos, han querido identificar esta parábola de la GRAN CENA con la de las bodas regias propuesta por Mateo (Mat_22:1-14). Los motivos alegados para la identificación son dos: la semejanza de las dos redacciones y el principio unificativo o eliminativo de los supuestos duplicados . Más serias y graves son las razones que militan a favor de la distinción. Tales son, entre otras, el diferente contexto en que están encuadradas las parábolas, el carácter mucho más trágico de la parábola en Mateo y las discrepancias irreductibles de las dos redacciones en los elementos esenciales de la parábola. La parábola es un género literario en que no es menos esencia la imagen parabólica que la moraleja. En estas dos redacciones, aun cuando la moraleja fuera idéntica —que no lo es—, bastaba la diversidad de la imagen parabólica para distinguir las parábolas.


Lucas 14,25

Cambia el escenario. Jesús se va acercando a Jerusalén.


Lucas 14,26-27

Estas exigencias, inauditas en un maestro humano, son una implícita declaración de divinidad. Sólo Dios puede hablar así.


Lucas 14,33

Es sorprendente e inesperada la moraleja de las dos parábolas precedentes. Los recursos para acaba» la torre o para hacer frente al enemigo no son otra cosa que la total renuncia y abnegación.


Lucas 14,34-35

La parábola de LA SAL, enigmáticamente enunciada, confirma la moraleja de las dos precedentes: necesidad de la abnegación. El discípulo que, descorazonado, volviese atrás, sería como la sal echada a perder: para nada ya serviría.