Lucas 21 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 38 versitos |
1 Alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo;
2 vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas,
3 y dijo: «En verdad os digo que esa pobre viuda ha echado más que todos,
4 porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
5 ° Y como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos,
6 Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
7 Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
8 Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos.
9 Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
10 Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino,
11 habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.
12 Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre.
13 Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
14 Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa,
15 porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
16 Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros,
17 y todos os odiarán a causa de mi nombre.
18 Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá;
19 con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
20 Y cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción.
21 Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella;
22 porque estos son días de venganza para que se cumpla todo lo que está escrito.
23 ¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
24 Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por gentiles, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
25 Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje,
26 desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
27 Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
28 Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».
29 Y les dijo una parábola: «Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles:
30 cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
31 Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
32 En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda.
33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
34 Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día;
35 porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
36 Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
37 Estaba durante el día enseñando en el templo, pero de noche se marchaba y pernoctaba en el monte llamado de los Olivos.
38 Y todo el pueblo madrugaba para venir en su busca a escucharlo en el templo.

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Introducción a Lucas

LUCAS

El Evangelio según san Lucas forma una unidad literaria y de contenido con Hechos de los Apóstoles, y, como consecuencia, cada una de estas obras ha de leerse teniendo en cuenta la otra. Atribuido por la tradición al médico compañero de Pablo evocado en Col 4:14, fue escrito posiblemente en la década de los setenta y está dirigido a cristianos de comunidades vinculadas a Pablo y situadas en regiones griegas, tal vez en torno a Éfeso. Lucas pone de relieve cómo la doctrina de Jesús y su Evangelio es para todos, judíos y griegos, y destaca el mensaje del Dios-Amor misericordioso para con los pecadores; de ahí que se le conozca como Evangelio de la misericordia. De algunos de sus acentos se puede concluir que sus destinatarios estaban viviendo ciertos problemas en relación con su adhesión a Jesucristo; entre ellos cabe destacar el sentido de la historia de la Iglesia, la razón de la incredulidad judía y el influjo negativo de la idea de salvación pagana. Lucas escribe su evangelio para confirmar a sus cristianos en la fe que han recibido (Luc 1:4), respondiendo a aquellos problemas principalmente con la teología del camino profético y salvador. El Evangelio de Lucas coincide con los otros dos sinópticos en la centralidad del «reino de Dios» y emplea el término «evangelizar el reino de Dios» (Luc 4:43). Tanto el Sermón de la llanura como el de las parábolas nos remiten al reino y al espíritu del reino (bienaventuranza a los pobres, perdón a los enemigos, oración).

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Lucas 21,1-38*19:29-24:53 Jesús llega a Jerusalén, meta de su camino y actividad, donde tendrá lugar su muerte y exaltación, su «éxodo» al Padre.


Lucas 21,5-38*21:5-38 La segunda parte de la enseñanza de Jesús en el templo, final de su enseñanza pública, es también un discurso sobre el final del mundo, dirigido a todos y no solo a los discípulos (véase Luc 17:20-37).