Lucas 3 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 38 versitos |
1 En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de la Judea, y Herodes tetrarca de la Galilea, y Filipo, su hermano, tetrarca de la Iturea y de la Traconítide, y Lisanias tetrarca de la Abilina, *
2 al tiempo del sumo sacerdote Anas y Caifas, vino la palabra de Dios sobre Juan, el hijo de Zacarías, en el desierto. *
3 Y recorrió toda la comarca del Jordán predicando bautismo de penitencia para remisión de los pecados, *
4 según está escrito en el libro de los discursos del profeta Isaías (40:3-5): «Voz de uno que clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor, enderezad sus sendas; *
5 todo barranco se rellenará y todo monte y collado se rebajará; y lo tortuoso se hará recto, y lo áspero, caminos llanos; *
6 y verá toda carne la salud de Dios.»
7 Decía, pues, a las turbas que salían para ser bautizadas por él: Engendros de víboras, ¿quién os mostró el modo de huir de la ira inminente?
8 Haced, pues, frutos dignos de la penitencia. Y no comencéis a decir dentro de vosotros: Tenemos por padre a Abrahán. Porque os digo que poderoso es Dios para hacer surgir de estas piedras hijos a Abrahán. *
9 Y ya, además, el hacha está puesta a la raíz de los árboles. Todo árbol, pues, que no lleva fruto bueno es cortado y echado al fuego.
10 Y le preguntaban las turbas, diciendo: ¿Qué haremos, pues?*
11 Respondíales, diciendo: El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga provisiones, haga lo mismo.
12 Vinieron también unos publícanos a ser bautizados y le dijeron: Maestro, ¿qué hemos de hacer?
13 Y él les dijo: No exijáis nada sobre la tasa que os ha sido fijada.
14 Le preguntaron también algunos agentes armados diciendo: ¿Qué hemos de hacer también nosotros? Y él les dijo: A nadie hagáis extorsión, ni denunciéis injustamente, y contentaos con vuestro sueldo.
15 Estando el pueblo en expectación y discurriendo todos en sus corazones acerca de Juan, si por ventura no sería él el Mesías,
16 respondió diciendo a todos Juan: Yo bautizo en agua; viene el que es más fuerte que yo, ante quien no soy digno de desatar la correa de sus zapatos; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. *
17 En su mano tiene su bieldo para limpiar su era y allegar el trigo en su granero; mas la paja la quemará con fuego inextinguible.
18 Y así, con estas y con otras muchas exhortaciones anunciaba al pueblo la buena nueva.
19 Mas Herodes el tetrarca, reprendido por él con motivo de Herodías, la mujer de su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho, *
20 añadió a todo lo demás también esto: que encerró a Juan en la prisión. *
21 Y aconteció, al tiempo que todo el pueblo era bautizado, que, habiendo sido también Jesús bautizado y estando en oración, se abrió el cielo, *
22 y descendió el Espíritu Santo en figura corporal a manera de paloma sobre él, y una voz vino del cielo: Tú eres mi Hijo amado; en ti me agradé.
23 Y era el mismo Jesús, al comenzar, como de treinta años, hijo, según se creía, de José, que lo era de Helí, el de Matat, *
24 el de Leví, el de Melquí, el de Jannái, el de José,
25 el de Matatías, el de Amos, el de Nahum, el de Eslí, el de Naggái,
26 el de Maat, el de Matatías, el de Semeín, el de Josec, el de Jodac,
27 el de Joanán, el de Resá, el de Zorobabel, el de Salatiel, el de Nerí,
28 el de Melquí, el de Addí, el de Cosam, el de Elmadam, el de Er,
29 el de Jesús, el de Eliezer, el de Jorim, el de Matat, el de Leví,
30 el de Simeón, el de Judá, el de José, el de Jonam, el de Eliacim,
31 el de Meleá, el de Mena, el de Matatá, el de Natán, el de David,
32 el de Jesé, el de Jobed, el de Booz, el de Sala, el de Naasón,
33 el de Aminadab, el de Admín, el de Arní, el de Esrón, el de Fares, el de Judá,
34 el de Jacob, el de Isaac, el de Abrahán, el de Tara, el de Nacor,
35 el de Seruc, el de Ragáu, el de Fálec, el de Eber, el de Sala,
36 el de Cainam, el de Arfaxad, el de Sem, el de Noé, el de Lámec,
37 el de Matusalá, el de Enoc, el de Járet, el de Maleleel, el de Cainán,
38 el de Enós, el de Set, el de Adán, el de Dios.

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Introducción a Lucas




EVANGELIO DE
SAN LUCAS

EL AUTOR. — Un antiquísimo prólogo a los Evangelios escribe: «Lucas, de nación siró, antioqueno, de profesión médico, discípulo de los apóstoles, después siguió a Pablo». En el libro de los Hechos, sin nombrarse, habla repetidas veces de sí usando el plural «nosotros». La primera mención de este «nosotros» ocurre ya, probablemente (según el llamado texto occidental), en Hch_11:27-28 , por estas palabras: «Por aquellos días bajaron de Jerusalén unos profetas a Antioquia, y había grande alegría. Estando nosotros reunidos, levantándose uno de ellos por nombre Agabo…». Esto acontecía hacia el año 40. Y si así es, San Lucas pertenecía a la primera generación de los fieles antioquenos, amaestrados, si no conquistados, por Bernabé. En otras tres ocasiones habla de sí el autor de los Hechos: en el viaje de Tróade a Filipos, durante la segunda misión de San Pablo ( Hch_16:10-17 ); en e' viaje de Filipos a Jerusalén, al fin de la tercera misión ( Hch_20:5-15 ; Hch_21:1-18 ), y en el viaje de Cesárea a Roma ( Hch_27:1-44 ; Hch_28:1-16 ). Durante su primera prisión romana dos veces menciona San Pablo a San Lucas, llamándole su colaborador y médico querido ( Col_4:14 ; Flm_1:24 ). Y en su última prisión, en vísperas de su martirio, recuerda el Apóstol, agradecido, que «sólo Lucas está con él» ( 2Ti_4:11 ).

Su OBRA. — El evangelista médico pudo haber hecho con Bernabé o con Pablo, cuya predicación oral se proponía consignar por escrito, lo que Marcos había hecho no mucho antes con San Pedro: reproducirla simplemente. Mas su cultura helénica le inspiró otros pensamientos, humanamente más altos.

Lucas no había visto al Señor: para conocer su obra y su doctrina hubo de apelar a informaciones ajenas. Y lo hizo en grande escala. Lo que uno ignoraba o no recordaba, lo sabía o recordaba otro. La base o punto de referencia de todos estos datos recogidos era la catequesis oral de Bernabé y de Pablo, que era para Lucas la fuente principal de sus informaciones. Tal es en Lucas la manera característica de enfocar el Evangelio oral: no como obra ya hecha y acabada, sino como documento informativo o fuente de una obra más vasta.

Ya en este acopio de datos y uso de las fuentes se muestra Lucas original. Adquiere nuevo relieve esta originalidad con la composición u ordenación sistemática del material recogido, con las notas cronológicas, que conectan la vida del Salvador con la historia universal; con la sobria elegancia de su lengua y estilo, unida a la más escrupulosa fidelidad en reproducir los documentos históricos.

Otras cualidades pudieran mencionarse que caracterizan la obra de San Lucas, entre las cuales no ocupa el último lugar aquel espíritu de suavidad y delicadeza que le ha merecido el título de
Scriba mansuetudinis Christi.

DESTINATARIOS Y OBJETO. — San Lucas dedica su Evangelio al «excelentísimo Teófilo» (1:3), hombre ilustre recién convertido al cristianismo; pero en realidad se dirige a las iglesias fundadas por San Pablo, principalmente a los fieles venidos de la gentilidad, pero sin olvidar a los judíos. El fin que se propone en la redacción de su Evangelio exprésalo él mismo en el prólogo: «para que reconozcas la firmeza de las enseñanzas que recibiste» (1:4). Más generalmente, la tesis del tercer Evangelio es la universalidad de la salud por Cristo; es el tema de la Epístola de San Pablo a los Romanos: El Evangelio «es una fuerza de Dios ordenada a la salud para todo el que cree» (1:16). Si el Evangelio de San Mateo podría llamarse mesiánico; el de San Marcos, taumatúrgico; el de San Juan, teológico; el de San Lucas es el soteriológico por antonomasia.

ORDEN. — Promete San Lucas escribir su Evangelio «por su orden» (1:3). Este «orden», acorde generalmente con el de San Marcos, es, sin duda, cronológico; mas no es esto precisamente lo que él quiere expresar, sino más bien, como él mismo lo declara en el prólogo, «el trabajo de coordinar [sistemáticamente] una narración»
(1:1). Semejante ordenación lleva consigo algunas veces ciertas inversiones cronológicas. Las más características son ciertas anticipaciones en razón de concluir o redondear una materia antes de pasar a otra diferente. Ejemplo típico de este procedimiento de anticipación es la relación de la prisión de Juan Bautista (3:19-20) antes del relato del bautismo de Jesús (3:21-22), en que ya no se menciona a Juan.

LA LENGUA. — El griego usado por San Lucas es más castizo y elegante que el de los otros evangelistas. Su prólogo es un período cuadrimembre, harmónicamente construido, que recuerda el de Dioscórides a su obra médica. Pero más que por su relativa elegancia interesa la lengua de San Lucas en cuanto es sello de autenticidad y garantía de verdad y escrupulosidad histórica. Su tecnicismo médico señala como autor al «médico querido», compañero de San Pablo. Sus frecuentes términos paulinos delatan al discípulo y colaborador del grande Apóstol. Razón, pues, tiene la tradición cristiana cuando afirma que el autor del tercer Evangelio es Lucas, el médico y discípulo de San Pablo. Más interesantes son todavía los numerosos aramaísmos , que tan rudamente contrastan con el lenguaje que usa San Lucas cuando escribe por su cuenta. Estos aramaísmos son efecto de su escrupulosa fidelidad en utilizar los documentos o en traducir las informaciones oídas en arameo. El tránsito brusco del elegantísimo prólogo a los aramaísmos de los dos primeros capítulos acreditan la verdad histórica del tercer Evangelio.

Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Lucas 3,1

EL AÑO DECIMOQUINTO debe contarse tomando como punto de partida la asociación de Tiberio al Imperio, que tuvo lugar a principios del año 765 de Roma, que coincide con el 12 de nuestra era; y es, por tanto, el 779 de Roma o el 26 de la era cristiana.


Lucas 3,2

El SUMO SACERDOTE era propiamente Caifás; pero su suegro Anas, que lo había sido desde el año 6 hasta el 15, gozaba de extraordinario crédito y ejercía notable influjo en toda la clase sacerdotal. De ahí la frase extraña de San Lucas.


Lucas 3,3

El bautismo administrado por Juan no producía, como el de Cristo, la remisión de los pecados; sólo disponía para recibir de Dios el don de la justificación.


Lucas 3,4

Voz: en ser voz está toda la grandeza y también toda la pequeñez de Juan. Es voz potente, que conmueve todo Israel; pero es también soplo fugaz comparado con el que es la Palabra subsistente de Dios.


Lucas 3,5

Con estas vivas imágenes se expresan las disposiciones morales con que debe ser recibido el Mesías.


Lucas 3,8

HACED FRUTOS DIGNOS DE LA PENITENCIA: a la penitencia o transformación total de vuestra mentalidad y sentir ha de corresponder el fruto de una vida justa.


Lucas 3,10-14

Con la dureza con que habló a los fariseos y saduceos contrasta la blandura con que responde a las turbas en general y a los publicanos y soldados en particular. Preludia el Precursor el proceder del Mesías.


Lucas 3,16

Es admirable la humildad con que Juan no sólo rechaza la tentación de alzarse con la dignidad de Mesías, sino rebaja su persona. La expresión ÉL OS BAUTIZARÁ EN ESPÍRITU SANTO Y FUEGO no es una descripción del bautismo cristiano, sino una contraposición que pone de relieve los elementos característicos de los dos bautismos: el de Juan, de sola agua; el de Cristo, de agua y Espíritu Santo. La adición Y FUEGO es una imagen expresiva de una purificación total y radical. Gramaticalmente es una aposición exegética .


Lucas 3,19

HERODES Antipas, con doble crimen de adulterio y de incesto, había tomado por mujer a Herodías, esposa de su hermano Filipo, distinto de Filipo el tetrarca de Iturea; hijos los tres, y nieta ella, de Herodes el Grande.


Lucas 3,20

Siguiendo su sistema de anticipaciones, narra San Lucas la prisión de Juan antes de referir el bautismo de Jesús, anterior al encarcelamiento.


Lucas 3,21-22

El bautismo de Jesús es un misterio de humillación y de gloria propias del Redentor. Como Redentor, que había tomado sobre sí los pecados del mundo, quiso someterse al bautismo de penitencia, propio de pecadores. Y como Redentor también, quiso prefigurar en sí los frutos de la redención: la apertura del cielo, la efusión del Espíritu Santo, la filiación divina, que se aplicarán por otro bautismo en agua y en Espíritu Santo.


Lucas 3,23

AL COMENZAR: se refiere San Lucas al comienzo de la vida pública de Jesús, que era entonces COMO DE TREINTA AÑOS. Dada la precisión habitual de San Lucas en contar los años, no podía entonces Jesús tener ni menos de veintinueve ni más de treinta y uno. Como el Señor comenzó probablemente su predicación el año 780 de Roma (27 de nuestra era), su nacimiento habrá que colocarlo el año 749 ó 748.


Lucas 3,23-38

La genealogía de San Lucas, lo mismo que la de San Mateo, es la de José. La divergencia entre ambos evangelistas, en principio, es fácil de explicar. Uno de los dos, si ya no los dos, a la generación natural juntan la legal, en virtud de la ley del levirato, o tal vez también de la adopción. Lo que hasta ahora no se ha explicado satisfactoriamente es, en concreto, cuál de los dos, y en qué forma, se refiere a la generación legal.