Hechos 23 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 35 versitos |
1 Pablo, mirando fijamente al Sanedrín, dijo: «Hermanos, yo, hasta este día, he procedido ante Dios con conciencia buena e íntegra».
2 El sumo sacerdote Ananías ordenó a sus ayudantes que lo golpeasen en la boca.
3 Entonces Pablo le dijo: «A ti te va a golpear Dios, muro blanqueado. Tú te sientas para juzgarme según la ley, ¿y actuando contra la ley ordenas que me golpeen?».
4 Los presentes dijeron: «¿Insultas al sumo sacerdote de Dios?».
5 Respondió Pablo: «Hermanos, no sabía que era sumo sacerdote, pues está escrito: No hablarás mal del jefe de tu pueblo».
6 Pablo sabía que una parte eran fariseos y otra saduceos y gritó en el Sanedrín: «Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo, se me está juzgando por la esperanza en la resurrección de los muertos».
7 Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, y la asamblea quedó dividida.
8 (Los saduceos sostienen que no hay resurrección ni ángeles ni espíritus, mientras que los fariseos admiten ambas cosas).
9 Se armó un gran griterío, y algunos escribas del partido fariseo se pusieron en pie, porfiando: «No encontramos nada malo en este hombre; ¿y si le ha hablado un espíritu o un ángel?».
10 El altercado arreciaba, y el tribuno, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó bajar a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel.
11 La noche siguiente, el Señor se le presentó y le dijo ° : «¡Ánimo! Lo mismo que has dado testimonio en Jerusalén de lo que a mí se refiere, tienes que darlo en Roma».
12 Al amanecer, los judíos tramaron una conspiración, comprometiéndose bajo anatema a no comer ni beber hasta que no mataran a Pablo.
13 Eran más de cuarenta los que se habían comprometido en esta conjuración.
14 Estos, pues, se presentaron a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: «Nos hemos comprometido bajo anatema a no probar bocado hasta que no hayamos matado a Pablo.
15 Vosotros, por vuestra parte, de acuerdo con el Sanedrín, indicad al tribuno que lo haga bajar ante vosotros, con pretexto de examinar con más detalle su caso. Nosotros estamos dispuestos a matarlo antes de que llegue».
16 Pero el hijo de la hermana de Pablo se enteró de la emboscada y, presentándose y entrando en el cuartel, informó a Pablo.
17 Pablo, llamando a uno de los centuriones, le dijo: «Conduce a este joven ante el tribuno, pues tiene que informarle de algo».
18 Entonces él, tomándolo consigo, lo condujo al tribuno y dijo: «El preso Pablo me llamó y me rogó que condujera ante ti este joven, que tiene que decirte algo».
19 El tribuno, tomándolo de la mano y retirándose aparte, le preguntó: «¿De qué tienes que informarme?».
20 Le respondió: «Los judíos han acordado pedirte que mañana hagas bajar a Pablo ante el Sanedrín con pretexto de examinar con más detalle su caso.
21 Pero no te fíes de ellos, pues lo esperan emboscados más de cuarenta hombres, que se han comprometido bajo anatema a no comer ni beber hasta que lo maten; ya están listos, solo esperan que des tu consentimiento».
22 Entonces el tribuno despidió al joven ordenándole: «No digas a nadie que me has contado esto».
23 Y llamando a dos de los centuriones, les dijo: «Preparad para la hora tercera de la noche doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos lanceros para marchar a Cesarea».
24 Ordenó también que prepararan cabalgaduras para que las montara Pablo y lo llevaran a salvo al gobernador Félix.
25 Y escribió una carta en estos términos:
26 «Claudio Lisias saluda al excelentísimo gobernador Félix.
27 Los judíos habían apresado y estaban a punto de matar a este hombre, cuando yo, al saber que era ciudadano romano, he intervenido con los soldados y lo he liberado.
28 Queriendo averiguar la causa por la que lo acusaban, lo hice bajar ante su Sanedrín,
29 y hallé que lo acusaban de cuestiones de su ley, pero que no tenía ningún delito digno de muerte o prisión.
30 Al ser informado de que existía una conspiración contra este hombre, al punto te lo he mandado y he ordenado a sus acusadores que aleguen ante ti lo que tengan contra él».
31 Los soldados, pues, de acuerdo con lo que se les había ordenado, tomando a Pablo, lo condujeron de noche hasta Antípatris.
32 Al día siguiente, dejando que los jinetes se fuesen con él, regresaron al cuartel.
33 Cuando aquellos llegaron a Cesarea, después de entregar la carta al gobernador, le presentaron también a Pablo.
34 Después de leerla, preguntó a qué provincia pertenecía, y, al saber que era de Cilicia,
35 dijo: «Te oiré cuando vengan tus acusadores». Y ordenó que se lo custodiara en el pretorio de Herodes.

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Introducción a Hechos

HECHOS DE LOS APÓSTOLES

La tradición ha atribuido esta obra a san Lucas, que la habría escrito en el último tercio del siglo i d.C., dirigiéndola a cristianos de origen paulino situados en regiones griegas, tal vez en los entornos de Éfeso. Existe una estrecha relación entre los evangelios (proclamación de Jesucristo) y los Hechos que contienen el cumplimiento de la promesa del envío del Espíritu Santo, el nacimiento de la Iglesia y su expansión hasta el confín de la tierra. El libro es, pues, de alguna manera el cumplimiento del mandato misionero que traen los cuatro evangelios (Mat 28:16-20; Mar 16:15 s; Luc 24:47; Jua 17:17; Jua 20:21), pero especialmente el de san Lucas, del que constituye el segundo libro; de hecho, lo mismo que en Lc, el mandato misionero de Jesús se expresa en términos de testimonio sobre él por parte de los discípulos (Hch 1:8). Los Hechos tienen dos grandes partes, dedicadas respectivamente al testimonio de la Iglesia de Jerusalén con los Doce (Hch 1:1-26 - Hch 12:1-25) y al testimonio de Pablo hasta el confín de la tierra (Hch 13:1-52 - Hch 28:1-31). San Lucas continúa aquí la presentación teológica del camino profético y salvador comenzado en el evangelio, destacando especialmente cómo este camino, programado y dirigido por Dios Padre y recorrido en su ministerio terreno por Jesús, es continuado actualmente por Cristo glorioso a través de su Espíritu y por medio del testimonio profético de la Iglesia.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Hechos 23,1-35*13-28 La segunda parte del libro narra cómo el Evangelio llega hasta el confín de la tierra, con lo que se cumple el mandato del Señor referido en Hch 1:8. El gran protagonista será Pablo, que, en sus viajes, da testimonio de Jesús en el mundo grecorromano.


Hechos 23,1-35*19:23-28:31 La tercera sección de la segunda parte de Hechos narra el viaje de Pablo a Jerusalén y a Roma, como prisionero y testigo de Cristo; consta de cuatro bloques: viaje a Jerusalén por Macedonia y Acaya (Hch 19:23-41; Hch 20:1-38; Hch 21:1-26); prisión y testimonio en Jerusalén ante los judíos (Hch 21:27-40; Hch 22:1-30; Hch 23:1-35; Hch 24:1-27); prisión y testimonio en Cesarea ante gobernadores y reyes (Hch 25:1-27; Hch 26:1-32); viaje a Roma y testimonio en dicha ciudad (Hch 27:1-44; Hch 28:1-31).
Hechos 23,1-11*21:27-23:11 Esta unidad narra la detención de Pablo y su testimonio ante el pueblo judío, y especialmente ante el Sanedrín, máximo tribunal judío.
Hechos 23,1-11*22:30-23:11 El momento es importantísimo: Pablo comparece y da testimonio ante la máxima autoridad del pueblo judío.
Hechos 23,11*23:11 Las palabras que siguen son un comentario de la escena anterior: Jesús resucitado, que dirige la acción de Pablo, aprueba sus planes (véase Hch 18:9 s), que no son otra cosa que dar testimonio en favor de Jesús. Y es voluntad de Dios (es necesario) que lo dé también en Roma.