Hechos 3 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 26 versitos |
1 Pedro y Juan subían al templo, a la oración de la hora de nona,
2 cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada «Hermosa», para que pidiera limosna a los que entraban.
3 Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna.
4 Pedro, con Juan a su lado, se quedó mirándolo y le dijo: «Míranos».
5 Clavó los ojos en ellos, esperando que le darían algo.
6 Pero Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, levántate y anda».
7 Y agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos,
8 se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios.
9 Todo el pueblo lo vio andando y alabando a Dios,
10 y, al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa del templo, quedaron estupefactos y desconcertados ante lo que le había sucedido.
11 ° Mientras el paralítico seguía aún con Pedro y Juan, todo el pueblo, asombrado, acudió corriendo al pórtico llamado de Salomón, donde estaban ellos.
12 Al verlo, Pedro dirigió la palabra a la gente: «Israelitas, ¿por qué os admiráis de esto? ¿Por qué nos miráis como si hubiéramos hecho andar a este con nuestro propio poder o virtud?
13 El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.
14 Vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis el indulto de un asesino;
15 matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello.
16 Por la fe en su nombre, este, que veis aquí y que conocéis, ha recobrado el vigor por medio de su nombre; la fe que viene por medio de él le ha restituido completamente la salud, a la vista de todos vosotros.
17 Ahora bien, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, al igual que vuestras autoridades;
18 pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
19 Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados; (20a) para que vengan tiempos de consuelo de parte de Dios,
20 (20b) y envíe a Jesús, el Mesías que os estaba destinado,
21 al que debe recibir el cielo hasta el tiempo de la restauración universal, de la que Dios habló desde antiguo por boca de sus santos profetas.
22 Moisés dijo: El Señor Dios vuestro hará surgir de entre vuestros hermanos un profeta como yo: escuchadle todo lo que os diga;
23 y quien no escuche a ese profeta será excluido del pueblo.
24 Y, desde Samuel en adelante, todos los profetas que hablaron anunciaron también estos días.
25 Vosotros sois los hijos de los profetas, los hijos de la alianza que hizo Dios con vuestros padres, cuando le dijo a Abrahán: “En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra”.
26 Dios resucitó a su Siervo y os lo envía en primer lugar a vosotros para que os traiga la bendición, apartándoos a cada uno de vuestras maldades».

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Introducción a Hechos

HECHOS DE LOS APÓSTOLES

La tradición ha atribuido esta obra a san Lucas, que la habría escrito en el último tercio del siglo i d.C., dirigiéndola a cristianos de origen paulino situados en regiones griegas, tal vez en los entornos de Éfeso. Existe una estrecha relación entre los evangelios (proclamación de Jesucristo) y los Hechos que contienen el cumplimiento de la promesa del envío del Espíritu Santo, el nacimiento de la Iglesia y su expansión hasta el confín de la tierra. El libro es, pues, de alguna manera el cumplimiento del mandato misionero que traen los cuatro evangelios (Mat 28:16-20; Mar 16:15 s; Luc 24:47; Jua 17:17; Jua 20:21), pero especialmente el de san Lucas, del que constituye el segundo libro; de hecho, lo mismo que en Lc, el mandato misionero de Jesús se expresa en términos de testimonio sobre él por parte de los discípulos (Hch 1:8). Los Hechos tienen dos grandes partes, dedicadas respectivamente al testimonio de la Iglesia de Jerusalén con los Doce (Hch 1:1-26 - Hch 12:1-25) y al testimonio de Pablo hasta el confín de la tierra (Hch 13:1-52 - Hch 28:1-31). San Lucas continúa aquí la presentación teológica del camino profético y salvador comenzado en el evangelio, destacando especialmente cómo este camino, programado y dirigido por Dios Padre y recorrido en su ministerio terreno por Jesús, es continuado actualmente por Cristo glorioso a través de su Espíritu y por medio del testimonio profético de la Iglesia.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Hechos 3,11-26*3:11-26 El discurso de Pedro consta de tres partes: Hch 3:11-16, que es kerigmática y proclama la muerte y resurrección como explicación del milagro; Hch 3:17-21, que invita a la conversión como respuesta a la muerte y resurrección de Jesús, y Hch 3:22-26, que es una confirmación profética de todo lo anterior.