Romanos  3 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 31 versitos |
1

Dios es justo y fiel

Así pues, ¿supone alguna superioridad el ser judío? ¿Tiene alguna ventaja estar circuncidado?
2 La ventaja es grande en todos los sentidos. En primer lugar, Dios confió sus promesas º a los judíos. º
3 Sí, es cierto que algunos no creyeron; pero eso, ¿qué importa? ¿Acaso su falta de fe anulará la fidelidad de Dios?
4 ¡De ningún modo! Dios es veraz aunque el ser humano sea mentiroso º. Lo dice la Escritura: Tus palabras pondrán de manifiesto que eres fiel y en cualquier pleito saldrás vencedor. º
5 Pero si nuestra maldad sirve para poner de relieve la bondad º de Dios, hablando con lógica humana tendríamos que preguntarnos: ¿No será Dios injusto al descargar su ira sobre nosotros?
6 ¡De ningún modo! Pues ¿cómo podría Dios, en tal caso, juzgar al mundo?
7 Pero si mi infidelidad sirve para destacar y engrandecer la fidelidad de Dios, ¿por qué voy a ser condenado como si fuera un pecador?
8 Algunos calumniadores dicen que yo enseño º aquello de “hacer el mal para que venga el bien”. ¡Esos tales tienen bien merecido el castigo!
9

Todos somos culpables

En resumen, ¿tenemos o no tenemos ventaja los judíos? Ciertamente ninguna º, pues acabamos de probar que tanto judíos como no judíos, todos están sometidos al dominio del pecado.
10 Así lo dice la Escritura: No hay un solo inocente, º
11 no hay ningún sensato, nadie que busque a Dios.
12 Todos han errado el camino, todos se han pervertido. No hay ni siquiera uno que practique el bien.
13 Sepulcro hediondo es su garganta, manantial de engaños su lengua, veneno de serpiente las palabras de su boca, º
14 sus labios rezuman amargura y maldición. º
15 Están prontos para derramar sangre, º
16 destrucción y miseria envuelven su vida.
17 Desconocen los caminos de la paz
18 y el respeto a Dios no existe para ellos. º
19 Ahora bien, es sabido que todo lo que dice la ley º, se lo dice a quienes están bajo su yugo. Nadie, por tanto, tendrá derecho a hablar y el mundo entero ha de reconocerse culpable ante Dios. º
20 A nadie, en efecto, restablecerá Dios en su amistad º por la observancia de la ley, pues la misión de la ley es hacernos conscientes del pecado. º
21

La fe como fuente de salvación

Pero ahora, la fuerza salvadora º de Dios de la que dan testimonio la Ley y los Profetas, se ha manifestado con independencia de la ley. º
22 Fuerza salvadora de Dios que alcanza a todos los creyentes por medio de la fe en Jesucristo. A todos sin distinción,
23 puesto que todos pecaron y todos están privados de la gloria divina º. º
24 Pero Dios, por su benevolencia, los restablece en su amistad * de forma gratuita mediante la liberación º realizada por Jesucristo,
25 a quien Dios ha hecho, para quienes creen en su muerte, instrumento de perdón º. Así, cuando perdonó los pecados cometidos en el pasado, puso de manifiesto su fuerza salvadora º,
26 ya que es un Dios indulgente. Pero es sobre todo en el momento presente cuando despliega su fuerza salvadora al ser el Dios salvador que salva º a cuantos creen en Jesús.
27 ¿Dónde queda, pues, el orgullo humano? Ha sido desmantelado. Y no por la observancia de la ley, sino en razón de la fe.
28 Sostengo, en efecto, que Dios restablece en su amistad al ser humano mediante la fe y no por la observancia de la ley.
29 ¿Acaso Dios es solamente Dios de los judíos? ¿No lo es también de los demás pueblos? Sin duda que lo es también de los demás pueblos,
30 ya que existe un solo Dios que restablece en su amistad a todos los que tienen fe, tanto circuncisos como incircuncisos.
31 Pero ¿no estaremos destruyendo el valor de la ley al dar tanta fuerza a la fe? ¡De ningún modo! Más bien estamos consolidando la ley. º

Patrocinio

 
 

Introducción a Romanos 

INTRODUCCIÓN


1. La carta y sus peculiaridades


La carta de Pablo a los Romanos es la más extensa de las que se le atribuyen y tanto en los manuscritos más antiguos como en las más recientes ediciones de la Biblia ocupa siempre el primer lugar dentro del epistolario paulino. Esto no significa que, cronológicamente, sea la primera carta de Pablo. Al contrario, según el parecer de numerosos biblistas modernos, sería la última de las cartas denominadas “protopaulinas”, es decir, de las escritas directa y personalmente por Pablo, bien de puño y letra, bien utilizando un amanuense.


Es, sin duda, la carta a los Romanos (en adelante utilizaremos preferentemente la abreviatura Rm) el escrito más profundo y ambicioso del Apóstol y en cierto modo puede considerarse como su testamento teológico. De hecho, Pablo escribió esta carta en uno de los momentos más críticos y significativos de su actividad misionera. Ha proclamado el evangelio por todo el Mediterráneo oriental (Rom 15:19). Está a punto de llevar a Jerusalén (donde no sabe cómo va a ser recibido) la colecta recogida entre los cristianos europeos en favor de las iglesias necesitadas de Palestina (Rom 15:25-27). A renglón seguido se propone dirigirse a España, en los confines de occidente, para anunciar también allí a Jesucristo (Rom 15:28). Magnífica ocasión para hacer escala en Roma, la capital del Imperio, y realizar un proyecto largamente acariciado: visitar la comunidad cristiana allí establecida y compartir con ella una misma vivencia de fe (Rom 1:10-13).


Con esta carta Pablo, siempre cortés, quiere anunciar a los hermanos de Roma su próxima visita, al tiempo que hace balance y resumen de lo que ha sido su actividad y su enseñanza cristiana hasta el momento. La escribe, con toda probabilidad, desde Corinto; pero es más difícil de precisar la fecha exacta de su composición, que está en función de la cronología general que se acepte como más probable para la vida y actividad literaria de Pablo; de ahí que unos autores sitúen la composición de Rm a finales del año 57 d. C. y otros la adelanten al año 55 d. C.


2. Los destinatarios de la carta


El cristianismo debió llegar a Roma muy pronto, incluso antes de que Pablo iniciara su actividad apostólica en Asia Menor y Grecia. Las excelentes comunicaciones entre Palestina y la capital del Imperio facilitaron el que judíos palestinenses convertidos al cristianismo viajasen a Roma y pusieran allí en marcha el movimiento cristiano en la década de los años cuarenta.


La colonia judía en Roma era muy numerosa — algún historiador la cifra en unos cincuenta mil miembros — y de ella debieron surgir los primeros cristianos que no tardaron en formar una comunidad relativamente numerosa. De hecho, cuando el emperador Claudio expulsa de Roma a todos los judíos en el año 49 d. C., lo hace probablemente debido a los conflictos surgidos entre judíos ortodoxos y judíos convertidos al cristianismo. A raíz del edicto de expulsión quedaron, pues, en Roma únicamente cristianos de origen pagano. Pero al cabo de unos cinco años, el decreto imperial dejó de aplicarse y muchos de los expulsados regresaron a Roma. Cuando Pablo escribe Rm, podemos pensar que la comunidad estaba relativamente equilibrada entre los cristianos procedentes del judaísmo y los procedentes del paganismo. ¿A quiénes en concreto se dirige preferentemente el Apóstol?


En primer lugar, Pablo es plenamente consciente de no ser el fundador de la iglesia de Roma y, por tanto, en modo alguno desea interferir en la labor apostólica de otros misioneros cristianos (Rom 15:20-21). Pero al mismo tiempo, no renuncia a cosechar también entre los romanos algún fruto... enteramente dispuesto a proclamar, también entre ellos, el mensaje de salvación (Rom 1:13-14). Los destinatarios de la carta parecen ser todos los cristianos sin distinción de origen, aunque tal vez Pablo tenga especialmente presentes a los cristianos procedentes del paganismo. ¿O más bien Pablo elabora sus reflexiones pensando no tanto en la iglesia de Roma, que le era bastante desconocida, cuanto en la experiencia y conocimientos que tenía de otras iglesias? No debe descartarse esta posibilidad. En efecto, es evidente, por ejemplo, la relación que existe entre Rm y la carta a los Gálatas. Y aunque no falta algún autor que quisiera hacer de Gálatas una especie de resumen de Rm, la opinión, con mucho mayoritaria, es que Rm ha sido escrita después de Gálatas a la que utiliza como claro punto de referencia.


3. Autenticidad y características literarias


Nadie ha puesto en duda que Pablo sea el autor de Rm. Lo que no impide que para su redacción material se haya servido de un ayudante llamado Tercio, que no se resigna a pasar inadvertido, por lo que en el capítulo de saludos se hace nominalmente presente (ver Rom 16:22). Precisamente este capítulo final de Rm presenta algún interrogante. ¿Formó desde el principio parte de la carta de Pablo a la iglesia de Roma? Así lo siguen sosteniendo numerosos autores. Muchos otros, sin embargo, piensan que Rom 16:1-23 es, en su origen, una carta independiente dirigida por Pablo, no a la iglesia de Roma, sino a la de Éfeso; sería una carta de recomendación en favor de Febe que era una mujer al servicio de la comunidad cristiana de Céncreas, uno de los puertos de Corinto (Rom 16:1). La cuestión está sin resolver.


En cuanto a la solemne doxología final (Rom 16:25-27), hay serias razones para pensar que no es originariamente paulina, sino que ha sido añadida posteriormente como conclusión de todas las cartas del Apóstol. Es significativo, al respecto, que, por una parte, los manuscritos colocan esta doxología en distintos lugares de la carta y, por otra, hay testigos — el Documento de Muratori, por ejemplo — de que antiguamente Rm estaba colocada al final del epistolario paulino.


En cuanto a la calidad literaria, Rm ofrece un estilo enérgico, vigoroso, rápido e incisivo. Es verdad que la belleza estilística de algunos de sus pasajes no es tanto la puramente literaria, cuanto la que brota de un espíritu totalmente entregado a su ideal religioso. Pero toda la carta está escrita en un tono digno y, aunque utiliza expresiones familiares, lo hace siempre con mucha sobriedad.


4. Contenido e importancia de la carta


Sin constituir una síntesis completa de la doctrina paulina, Rm es el escrito más denso y mejor elaborado de Pablo, con una incomparable riqueza teológica. En Rom 1:16-17 se enuncia el tema central de la carta: el mensaje de Jesús proclamado por Pablo tiene poder para salvar a todos, tanto judíos como no judíos, siempre que lo acojan con fe. Dios, pues, y sólo Dios, es quien restablece en su amistad al ser humano, y lo hace por medio de la fe en Jesucristo y no en virtud de las obras derivadas de un puntual cumplimiento de la ley de Moisés. Una vez enunciado el tema central, que había sido ya abordado de forma polémica en la carta a los Gálatas, Pablo lo desarrolla ahora de forma serena y sistemática en los once primeros capítulos de la carta.


Todos la humanidad ha caído bajo la esclavitud del pecado (Rom 1:18Rom 3:20); toda ella está necesitada de una salvación que solamente Dios puede ofrecer (Rom 3:21Rom 4:25); toda ella ha sido liberada por Cristo y llamada a participar de la nueva vida en el Espíritu (Rom 5:1Rom 8:39). Toda la humanidad, incluido el pueblo de Israel cuyo destino, al haber rechazado a Jesucristo, preocupa tan profundamente a Pablo que dedica al mismo tres intensos capítulos de la carta (Rom 9:1Rom 11:36).


Los capítulos finales de la carta (Rom 12:1Rom 15:13) están dedicados a reflexionar sobre la conducta cristiana. El que cree en Jesús, el Hijo de Dios, ha sido llamado a una vida nueva que ha de manifestarse claramente en la manera de actuar, de hablar y aun de pensar. Ha de manifestarse sobre todo en las relaciones con los demás, tanto si se trata de hermanos en la fe como de no creyentes, tanto si estas relaciones se producen en el ámbito de la iglesia cristiana como en el de la sociedad civil en medio de la cual vivían entonces los cristianos de Roma y han de vivir los cristianos de todos los tiempos.


Digamos, finalmente, que Rm ha ejercido una enorme influencia en la vida y en la historia del cristianismo. En ella sobre todo se inspiró Agustín de Hipona para hacer frente a las doctrinas pelagianas, y ella, junto con Gálatas, ha sido el centro máximo de atención en las discusiones teológicas interconfesionales. Afortunadamente hoy se la considera no como un texto que divida a las distintas confesiones — tal como sucedió en épocas pasadas — sino como la palabra capaz de unir a los creyentes en Cristo.


5. Estructura de la carta


— Introducción (Rom 1:1-17)


I. — SALVADOS POR DIOS MEDIANTE LA FE (Rom 1:18Rom 4:25)


II. — NUEVA VIDA EN CRISTO (Rom 5:1-21Rom 8:1-39)


III. — ISRAEL EN EL PLAN SALVADOR DE DIOS (Rom 9:1-33Rom 11:1-36)


IV. — LA CONDUCTA CRISTIANA (Rom 12:1Rom 15:13)


— Conclusión (Rom 5:14Rom 16:27)


Fuente:

Patrocinio

Notas

Romanos  3,2Rom 9:4-5; Deu 4:6-8; Deu 32:7-11; Sal 147:19-20.


Romanos  3,2— promesas: Lit. palabras, término bíblico de amplio y rico contenido; incluye todo lo referente a oráculos, revelaciones, profecías, mandatos, bendiciones, promesas, etc.
Romanos  3,4Sal 51:4; Sal 89:30-37; Sal 119:90; Ose 1:1-11; Ose 1:10-21; Ose 3:1-5; Jua 3:33; 1Jn 1:9; Apo 19:11.
Romanos  3,4— veraz... mentiroso: Se trata de la verdad en sentido bíblico, por lo que también podría traducirse por los binomios: leal/desleal, fiel/infiel.
Romanos  3,5— maldad... bondad: Lit. injusticia... justicia, pero con el significado de maldad o infidelidad por parte del ser humano; y bondad, fidelidad, fuerza salvadora por parte de Dios.
Romanos  3,8— yo enseño: Alude probablemente Pablo a afirmaciones como la de Gál 3:22 que, incorrectamente interpretadas, habrían dado ocasión a las acusaciones a que ahora parece referirse el Apóstol; ver Rom 5:20; Rom 6:15.
Romanos  3,9— Ciertamente ninguna: En algunos mss. se suprimen estas palabras que también podrían traducirse: no del todo.
Romanos  3,10Sal 14:1-3; Sal 53:1-3.
Romanos  3,13Sal 5:9; Sal 140:3.
Romanos  3,14Sal 10:7.
Romanos  3,15Isa 57:7-8; Pro 1:16.
Romanos  3,18Sal 36:1.
Romanos  3,19— la ley: El término ley designa aquí a cualquier parte del AT, del mismo modo que en Jua 10:34; 1Co 14:21; 1Co 14:34.
Romanos  3,19Sal 143:2.
Romanos  3,20Rom 7:7.
Romanos  3,20— en su amistad: ver nota a Rom 1:16.
Romanos  3,21— fuerza salvadora: Ver nota a Rom 1:17.
Romanos  3,21Rom 1:16-17; Rom 5:1; Flp 3:9; Gál 2:16; Efe 2:4-9.
Romanos  3,23— gloria divina: La “gloria de Dios” en la Biblia equivale a su santidad y grandeza en cuanto se comunican y manifiestan en la creación. Esta presencia divina en medio del pueblo elegido, a través sobre todo del Templo (1Re 8:11), era uno de los grandes privilegios de Israel (ver Rom 9:4). En los tiempos de la nueva alianza Dios comunica su gloria, es decir, se hace poderosa y salvadoramente presente en medio de su nuevo pueblo a través de Jesucristo (1Co 2:8; 2Co 4:4-6). Los creyentes, por su parte, incorporando la imagen de Cristo, participan también ya ahora de esta gloria (2Co 3:18) en espera de la glorificación definitiva (Rom 8:18, Rom 8:21, Rom 8:30). Sólo el pecado, tanto ahora como en los tiempos del AT (Eze 10:18-19; Eze 11:22-23), puede impedir que las criaturas participen de la gloria de Dios.
Romanos  3,23Eze 1:18-19; Eze 11:22-23; Isa 60:1.
Romanos  3,24— en su amistad: Ver nota a Rom 1:16.

— liberación: En el AT el concepto de liberación y el vocabulario con él relacionado se utilizan sobre todo para designar la acción por la que Dios libera a su pueblo de la opresión egipcia (Deu 7:8; Deu 15:15) y del destierro babilónico (Isa 41:14; Isa 43:1), pero también para designar la liberación del pecado (Sal 130:8). Este último sentido es el que tiene fundamentalmente en Pablo (Rom 6:6; 1Co 1:30; Efe 1:7; Efe 1:14; Col 1:14).
Romanos  3,25Rom 2:4; Heb 9:5; Heb 9:15; 1Jn 2:2; 1Jn 4:4.

Éxo 34:6-7; Sal 103:8; Isa 48:9; Jer 15:15.
Romanos  3,25— instrumento de perdón: El término griego utilizado aquí por Pablo se ha solido traducir por propiciatorio, que es un término técnico en la teología cultual judía. Con dicho vocablo se designa una plancha de oro macizo, adornada con ángeles, que se colocaba sobre el Arca de la alianza (Éxo 25:17; Éxo 25:22). Se consideraba como un especialísimo símbolo de la presencia perdonadora de Dios en medio del pueblo; en la fiesta del gran Día de la Expiación se rociaba con la sangre de las víctimas sacrificadas como señal de que Dios perdonaba los pecados de su pueblo (Lev 16:2; Lev 16:14-15). Pablo ve en este objeto y en este rito una figura del sacrificio de Cristo.
Romanos  3,26— al ser el Dios salvador que salva: Lit. al ser él justo y justificar a. Ver nota a Rom 1:16.
Romanos  3,31Mat 5:17-19.