Romanos  6 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 23 versitos |
1 ° ¿Qué diremos, pues? ¿Permanezcamos en el pecado para que abunde la gracia?
2 De ningún modo. Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo vamos a seguir viviendo en el pecado?
3 ¿Es que no sabéis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte?
4 Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.
5 Pues si hemos sido incorporados a él en una muerte como la suya, lo seremos también en una resurrección como la suya;
6 sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que fuera destruido el cuerpo de pecado, y, de este modo, nosotros dejáramos de servir al pecado;
7 porque quien muere ha quedado libre del pecado.
8 Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él;
9 pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él.
10 Porque quien ha muerto, ha muerto al pecado de una vez para siempre; y quien vive, vive para Dios.
11 Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.
12 Que el pecado no siga reinando en vuestro cuerpo mortal, sometiéndoos a sus deseos;
13 no pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos de injusticia; antes bien, ofreceos a Dios como quienes han vuelto a la vida desde la muerte, y poned vuestros miembros al servicio de Dios, como instrumentos de la justicia.
14 Porque el pecado no ejercerá su dominio sobre vosotros: pues no estáis bajo ley, sino bajo gracia.
15 Entonces, ¿qué? ¿Pecaremos, puesto que no estamos bajo ley, sino bajo gracia? ¡En absoluto!
16 ¿No sabéis que, cuando os ofrecéis a alguien como esclavos para obedecerlo, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia, para la justicia?
17 Pero gracias sean dadas a Dios, porque erais esclavos del pecado, mas habéis obedecido de corazón al modelo de doctrina al que fuisteis entregados;
18 liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia.
19 Hablo al modo humano, adaptándome a vuestra debilidad natural: lo mismo que antes ofrecisteis vuestros miembros a la impureza y a la maldad, como esclavos suyos, para que obrasen la maldad, ofreced ahora vuestros miembros a la justicia, como esclavos suyos, para vuestra santificación.
20 Pues cuando erais esclavos del pecado, erais libres en lo que toca a la justicia.
21 ¿Y qué fruto obteníais entonces? Cosas de las que ahora os avergonzáis, porque conducen a la muerte.
22 Ahora, en cambio, liberados del pecado y hechos esclavos de Dios, dais frutos para la santidad que conducen a la vida eterna.
23 Porque la paga del pecado es la muerte, mientras que el don de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.

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Introducción a Romanos 

ROMANOS

Concebida como un escrito circunstancial, pero compuesta con un enorme esfuerzo por clarificar los contenidos precisos de su Evangelio, la carta a los Romanos es una síntesis llena de fuerza del pensamiento de san Pablo. Su composición habría que situarla en Corinto, en torno a los años 56/57, aunque en fecha posterior a la de Gálatas y antes del viaje que hizo el Apóstol a Jerusalén para llevar la colecta que había realizado entre los cristianos de sus comunidades (cf. Rom 15:25 ss). San Pablo aprovecha la oportunidad que le ofrece tener que escribirles para exponer su Evangelio, es decir, la forma que él tiene de entender la salvación que Dios ha ofrecido en Cristo: en él, en Jesucristo, o, lo que es lo mismo, en su muerte y su resurrección, Dios ha manifestado y sigue manifestando su justicia salvadora para todo el que acoja con fe el Evangelio.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Romanos  6,1-23*5:1-8:39 En esta segunda sección de la parte doctrinal de Rom el presente y el futuro del cristiano se van contemplando en movimientos sucesivos y desde la justificación obtenida.


Romanos  6,1-14*6:1-14 Imitando a los maestros populares (diatriba), Pablo expone aquí (véase también Rom 4:1; Rom 6:14; Rom 7:1; Rom 7:14) una objeción que podría plantearse desde lo afirmado en Rom 5:21. Al responder a ella (Rom 6:2-23), se invoca antes que nada el bautismo y sus exigencias: el creyente debe traducir en su comportamiento lo que ha acontecido para él en su bautismo; es decir, ha muerto al pecado y debe luchar continuamente contra él.