I Corintios 7 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 40 versitos |
1 ° Acerca de lo que habéis escrito, es bueno que el hombre no toque mujer.
2 Con todo, por el riesgo de inmoralidad, que cada cual tenga su propia mujer y cada mujer su propio marido.
3 Que el marido dé a la mujer lo que es debido y de igual modo la mujer al marido.
4 La mujer no dispone de su cuerpo, sino el marido; de igual modo, tampoco el marido dispone de su propio cuerpo, sino la mujer.
5 No os privéis uno del otro, si no es de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicaros a la oración; después volved a estar juntos, no sea que Satanás os tiente por vuestra incontinencia.
6 Esto os lo digo como una concesión, no como una orden,
7 aunque deseo que todos los hombres fueran como yo mismo. Pero cada cual tiene su propio don de Dios, unos de un modo y otros de otro.
8 Ahora bien, a los no casados y a las viudas les digo: es bueno que se mantengan como yo.
9 Pero si no se contienen, cásense; es mejor casarse que abrasarse.
10 A los casados les ordeno, no yo sino el Señor: que la mujer no se separe del marido;
11 pero si se separa, que permanezca sin casarse o que se reconcilie con el marido; y que el marido no repudie a la mujer.
12 A los otros les digo yo, no el Señor: si un hermano tiene una mujer no creyente y ella está de acuerdo en vivir con él, que no la repudie.
13 Y si una mujer tiene un marido no creyente, y él está de acuerdo en vivir con ella, que no repudie al marido,
14 pues el marido no creyente se santifica por la mujer y la mujer no creyente se santifica por el hermano; si fuera de otro modo, vuestros hijos serían impuros, y de hecho son santos.
15 Ahora bien, si el no creyente quiere divorciarse, que se divorcie; en estos casos, el hermano o la hermana no están esclavizados; pues Dios os ha llamado en paz.
16 ¿Qué sabes tú, mujer, si salvarás al marido?, ¿o qué sabes tú, marido, si salvarás a la mujer?
17 Por lo demás, que cada cual se comporte como le ha asignado el Señor, como Dios le ha llamado; y esto es lo que ordeno en todas las iglesias.
18 Si alguno fue llamado siendo circunciso, que no lo oculte; si fue llamado siendo incircunciso, que no se circuncide.
19 La circuncisión no es nada; la incircuncisión tampoco; lo que cuenta es el cumplimiento de los mandamientos de Dios.
20 Que cada cual permanezca en la vocación a la que ha sido llamado.
21 Si has sido llamado siendo esclavo, no te preocupes, aunque, si tienes la posibilidad de ser libre, aprovéchala.
22 Pues el que ha sido llamado en el Señor siendo esclavo es liberto del Señor; de igual modo, el que ha sido llamado siendo libre, es esclavo del Señor.
23 Habéis sido comprados a buen precio. No os hagáis esclavos de hombres.
24 Hermanos, que cada cual permanezca en la situación en la que fue llamado.
25 Acerca de los célibes no tengo precepto del Señor, pero doy mi parecer como alguien que, por la misericordia del Señor, es fiel.
26 Considero que, por la angustia que apremia, es bueno para un hombre quedarse así.
27 ¿Estás unido a una mujer? No busques la separación. ¿Estás libre de mujer? No busques mujer;
28 pero, si te casas, no pecas; y, si una soltera se casa, tampoco peca. Aunque estos tales sufrirán la tribulación de la carne; y yo quiero ahorrársela.
29 Digo esto, hermanos, que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran;
30 los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran;
31 los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.
32 Quiero que os ahorréis preocupaciones: el no casado se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor;
33 en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer,
34 y anda dividido. También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser santa en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido.
35 Os digo todo esto para vuestro bien; no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.
36 Si, a pesar de todo, alguien considera que se comporta inadecuadamente con su doncella virgen, por estar en la flor de su edad y conviene proceder así, actúe conforme a su voluntad; no peca, cásense.
37 Pero el que se sienta firme, sin presiones y con total libertad, y esté internamente resuelto a respetar la virginidad de su doncella, hará bien.
38 En definitiva, quien se casa con su doncella hace bien, y quien no se casa con ella, hace mejor.
39 Una esposa está ligada a su marido mientras este viva. Pero si el marido muere, es libre de casarse con quien quiera; solo que debe hacerlo en el Señor.
40 Pero, en mi opinión, es más feliz si permanece así; que también yo creo tener el Espíritu de Dios.

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Introducción a I Corintios

1 CORINTIOS

La tradición canónica nos ha transmitido dos cartas de san Pablo a los Corintios, que son parte de la intensa relación epistolar que mantuvo el Apóstol con aquella comunidad. La 1 Cor fue escrita en Éfeso en torno al año 53. La presencia reiterada de la frase «acerca de» a partir de 1Co 7:1 (1Co 7:25; 1Co 8:1; 1Co 12:1) permite considerar al menos 1Co 7:1 - 1Co 14:40 como la respuesta del Apóstol a diversas cuestiones que le habían planteado por carta sus cristianos (véase 1Co 5:9-11). Frente a ello, los capítulos anteriores (1Co 1:10 - 1Co 6:20) están dedicados a problemas surgidos en Corinto, cuya noticia había llegado a oídos de san Pablo a través de terceros. A este mismo grupo pertenecería además el problema de la resurrección de los muertos, cuyo tratamiento habría dejado para el final de su escrito (1Co 15:1-57). Destacan en su contenido la presentación de la Iglesia como Cuerpo de Cristo y el himno al amor.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

I Corintios 7,1-40*7:1-40 A partir 1Co 7:1 Pablo responde a cuestiones que le habían planteado en una carta sus cristianos de Corinto; la primera de ellas se refiere a la vivencia cristiana de la sexualidad. Algunas de sus afirmaciones, que son por lo demás muy realistas en relación con este ámbito, se entienden mejor en el marco de la polémica suscitada en la comunidad sobre este tema.