II Corintios 12 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 21 versitos |
1 ¿Fuerza es gloriarse? —cosa, a la verdad, no conveniente—; vendré a las visiones y revelaciones del Señor.
2 Sé de un hombre en Cristo que catorce años atrás—si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe—fue arrebatado este tal hasta el tercer cielo. *
3 Y sé del tal hombre—si en el cuerpo o si separadamente del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe—*
4 que fue arrebatado al paraíso, y oyó palabras inefables que no es concedido al hombre hablar.
5 por lo que toca a este tal, me gloriaré; mas por lo que toca a mí mismo, no me gloriaré sino en las flaquezas. *
6 Porque sí quisiere gloriarme, no seré necio, pues que diré verdad; pero me abstengo, no sea que alguien forme de mí un juicio superior a lo que ve en mí u oye de mi boca.
7 Y a causa de la sublimidad de las revelaciones, por esto, para que no me levante sobre mí, se me dio una espina en mi carne, emisario de Satanás, para que me apuñee, a fin de que no me levante sobre mí. *
8 Sobre esto tres veces rogué al Señor que se alejase de mí.
9 Y me ha dicho: «Te basta mi gracia, porque la fuerza culmina en la flaqueza». Con sumo gusto, pues, me gloriaré más bien en mis flaquezas, para que fije en mí su morada la fuerza de Cristo.
10 Por lo cual me agrado en las flaquezas, en las afrentas, en las necesidades, en las persecuciones, en los aprietos, por el nombre de Cristo. Porque cuando flaqueo, entonces soy fuerte.
11 He estado desatinado: vosotros me forzasteis. Que yo debía ser por vosotros recomendado. Porque en nada les fui en zaga a esos supereminentes apóstoles, si bien nada soy.
12 Las señales del apóstol se verificaron entre vosotros con una constancia a toda prueba, con señales y portentos y milagros,
13 Pues ¿qué cosa hay en que fuisteis inferiores respecto de las demás Iglesias, como no sea que yo personalmente no os he sido cargoso? Perdonadme este agravio.
14 Mirad: por tercera vez estoy ahora a punto para ir a vosotros, y no os seré cargoso; que no busco lo vuestro, sino a vosotros. Porque no deben los hijos atesorar para los padres, sino los padres para los hijos.
15 Y yo con sumo gusto gastaré y me desgastaré a mí mismo en bien de vuestras almas; aunque... amándoos yo más a vosotros, soy menos amado.
16 Sea, pues; yo no os fui gravoso; mas, astuto como soy, con dolo os cogí.
17 ¿Acaso valiéndome de alguno de los que os he enviado os sonsaqué?
18 Rogué a Tito, y con él mandé al hermano. ¿Qué? ¿Os sonsacó algo Tito? ¿Por ventura no procedimos con un mismo Espíritu? ¿No por las mismas pisadas?
19 Hace rato estaréis pensando que hacemos nuestra apología delante de vosotros. Hablamos en presencia de Dios en Cristo, y todo, queridos, por vuestra edificación.
20 Porque me temo no sea que, en llegando, os halle a vosotros no cuales quiero, y vosotros me halléis a mí cual no queréis; no sea que halle contienda, emulación, enojos, riñas, maledicencias, chismerías, engreimientos, alborotos;
21 no sea que, en llegando otra vez, me humille mi Dios ante vosotros y tenga yo que llorar a muchos de los que habían antes pecado y no hicieron penitencia de la impureza y fornicación y disolución a que se entregaron.

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Introducción a II Corintios




II EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS

ANTECEDENTES HISTÓRICOS. — La segunda Epístola a los Corintios es la más personal de las cartas de Pablo: por eso exige, más que ninguna otra, fijar con la mayor exactitud posible sus antecedentes históricos.

Según la probable cronología adoptada, Pablo escribía su primera Ep. a los Corintios hacia la Pascua del año
56. Estaba en Efeso, donde pensaba permanecer hasta Pentecostés. Desde Efeso, algunas semanas después de Pascua, mandó a Tito a Corinto para que se enterase del efecto que había producido en aquellos neófitos la carta que acababa de escribirles; él poco después partiría por tierra hacia Tróade, donde le aguardaría para recibir noticias y determinar lo que conviniera hacer. El hombre propone y Dios dispone. Pablo tuvo que salir de Efeso precipitadamente antes de lo que había determinado. Los plateros de Efeso, furiosos de ver las quiebras de su industria en objetos idolátricos, ocasionadas por la difusión del Evangelio, promovieron en la ciudad un motín, que quitó por entonces a Pablo la posibilidad de predicar libremente, y aun amenazaba su seguridad personal. Adelantó, pues, su viaje; así fue que, cuando llegó a Tróade, no halló aún a Tito. Preocupado por los corintios, no pudo reposar en Tróade, y partió para Macedonia, donde, finalmente, encontró a Tito. Las noticias que éste le trajo, sin dejar de ser consoladoras, no eran del todo satisfactorias. La mayoría de la Iglesia, sin duda, había recibido con sumisión la carta de su Apóstol y padre. Pero había aparecido un nuevo peligro, un fermento de rebeldía y oposición, más temible que los desórdenes anteriores. Un grupo de judaizantes, adversarios descarados de Pablo, con el objeto de arruinar su obra, atacaban descubiertamente su persona y sus títulos de Apóstol.

Pablo, en tales condiciones, no podía presentarse en Corinto con el espíritu de blandura paternal y franca confianza que deseaba. Para poner, pues, las cosas en orden y preparar su viaje a Corinto, escribió esta nueva carta, la segunda de las canónicas, pero en realidad la tercera de las que escribió a los corintios.


LA CARTA. — Para conseguir su objeto principal, dos cosas había de hacer Pablo: disipar las prevenciones que contra él habían concebido algunos corintios y desacreditar a sus desleales adversarios. De ahí el doble carácter, apologético y polémico, de la Epístola. Pero no podía olvidar el Apóstol lo que ya había recomendado en la Epístola anterior, a saber, la gran colecta que. se estaba organizando en beneficio de los cristianos pobres de Palestina. Esta exhortación a la limosna, casi a modo de digresión, la intercala Pablo entre la apología que hace de su conducta apostólica y la polémica con que ataca a sus adversarios. De ahí la división de la Epístola en tres partes principales, que, comprendidos el prólogo y el epílogo, se distribuyen de esta manera: 1) apologética, 1-7; 2) parenética, 8-9; 3) polémica, 10-13.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

II Corintios 12,2

CATORCE AÑOS ATRÁS: este rapto tuvo lugar hacia el año 44, cuando Pablo, en compañía de Bernabé, llevó a Jerusalén la limosna de los fieles de Antioquia.

|| ARREBATADO: este rapto es el que Santa Teresa llama «vuelo del espíritu», descrito en las Sextas moradas , c. 5.

|| TERCER CIELO: muchos rabinos distinguían tres cielos: el atmosférico o del aire, el astral o del éter, el espiritual o el empíreo.


II Corintios 12,3-4

Parece que Pablo habla de la misma visión de que se trata en el versículo precedente. En esta suposición, PARAISO y «tercer cielo» son una misma cosa.


II Corintios 12,5

Pablo distingue en sí mismo dos hombres: el hombre en cuanto recibe de fuera los dones espirituales y el hombre en cuanto de sí mismo no tiene otra cosa que flaquezas. No hay que confundir esta distinción, puramente moral, con la doble personalidad de la psicología experimental, moderna.


II Corintios 12,7

ESPINA EN MI CARNE: no significa, como dicen muchos escritores ascéticos, los estímulos de la concupiscencia. Probablemente se trata de alguna enfermedad, que él creía serle obstáculo para su apostolado. Muchos piensan que era una oftalmía purulenta. Llámala EMISARIO de Satanás, en cuanto el mal espíritu se aprovecha de las miserias humanas para hacernos caer en el pesimismo.