II Corintios 2 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 17 versitos |
1 Porque me impuse esta determinación: que mi ida a vosotros no fuera de nuevo objeto de tristeza.
2 Porque si yo os entristezco a vosotros, ¿y quién será el que me alegre a mí sino el que recibe tristeza de mí?
3 Y os escribí esto mismo no sea que, yendo a vosotros, reciba tristeza de parte de aquellos de quienes me había de gozar, confiando de todos vosotros que mi gozo lo es de todos vosotros.
4 Porque a impulso de una gran congoja y apretura de corazón os escribí con abundantes lágrimas, no para que os entristezcáis, sino para que conozcáis el amor que os tengo, a vosotros más que a otros.
5 Que si alguno contristó, no me contristó a mi, sino—en parte, para no exagerar— a todos vosotros. *
6 Bástale a este tal esta corrección hecha por los más;
7 de suerte que, al contrario, antes bien le perdonéis y consoléis, no sea que por la excesiva tristeza sea devorado este tal.
8 Por esto os exhorto a que otorguéis para con él vuestra caridad.
9 Pues para esto mismo os escribo, para conocer vuestros quilates, a ver si para todo sois obedientes.
10 A quien algo perdonáis, yo también; puesto caso que lo que yo he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros ha sido, en persona de Cristo;
11 no sea que nos veamos envueltos por la astucia de Satanás, pues no desconocemos sus designios.
12 Y venido a Tróade para el Evangelio de Cristo, y habiéndoseme abierto puerta en el Señor, *
13 no hallé sosiego para mi espíritu, por no haber encontrado yo a Tito, mi hermano, sino que, despidiéndome de ellos, salí para Macedonia.
14 Pero a Dios gracias, que continuamente nos hace triunfar en Cristo y descubre la fragancia de su conocimiento por medio de nosotros en todo lugar;
15 porque somos buen olor de Cristo para Dios, entre los que se salva y entre los que se pierden;
16 para los unos, olor de muerte para muerte; para los otros, olor de vida para vida.
17 Y para esto, ¿quién es idóneo? Porque no somos como tantos otros que desnaturalizan la palabra de Dios, sino que cual de pecho sincero, sino que cual de parte de Dios, en presencia de Dios, hablamos en Cristo.

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Introducción a II Corintios




II EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS

ANTECEDENTES HISTÓRICOS. — La segunda Epístola a los Corintios es la más personal de las cartas de Pablo: por eso exige, más que ninguna otra, fijar con la mayor exactitud posible sus antecedentes históricos.

Según la probable cronología adoptada, Pablo escribía su primera Ep. a los Corintios hacia la Pascua del año
56. Estaba en Efeso, donde pensaba permanecer hasta Pentecostés. Desde Efeso, algunas semanas después de Pascua, mandó a Tito a Corinto para que se enterase del efecto que había producido en aquellos neófitos la carta que acababa de escribirles; él poco después partiría por tierra hacia Tróade, donde le aguardaría para recibir noticias y determinar lo que conviniera hacer. El hombre propone y Dios dispone. Pablo tuvo que salir de Efeso precipitadamente antes de lo que había determinado. Los plateros de Efeso, furiosos de ver las quiebras de su industria en objetos idolátricos, ocasionadas por la difusión del Evangelio, promovieron en la ciudad un motín, que quitó por entonces a Pablo la posibilidad de predicar libremente, y aun amenazaba su seguridad personal. Adelantó, pues, su viaje; así fue que, cuando llegó a Tróade, no halló aún a Tito. Preocupado por los corintios, no pudo reposar en Tróade, y partió para Macedonia, donde, finalmente, encontró a Tito. Las noticias que éste le trajo, sin dejar de ser consoladoras, no eran del todo satisfactorias. La mayoría de la Iglesia, sin duda, había recibido con sumisión la carta de su Apóstol y padre. Pero había aparecido un nuevo peligro, un fermento de rebeldía y oposición, más temible que los desórdenes anteriores. Un grupo de judaizantes, adversarios descarados de Pablo, con el objeto de arruinar su obra, atacaban descubiertamente su persona y sus títulos de Apóstol.

Pablo, en tales condiciones, no podía presentarse en Corinto con el espíritu de blandura paternal y franca confianza que deseaba. Para poner, pues, las cosas en orden y preparar su viaje a Corinto, escribió esta nueva carta, la segunda de las canónicas, pero en realidad la tercera de las que escribió a los corintios.


LA CARTA. — Para conseguir su objeto principal, dos cosas había de hacer Pablo: disipar las prevenciones que contra él habían concebido algunos corintios y desacreditar a sus desleales adversarios. De ahí el doble carácter, apologético y polémico, de la Epístola. Pero no podía olvidar el Apóstol lo que ya había recomendado en la Epístola anterior, a saber, la gran colecta que. se estaba organizando en beneficio de los cristianos pobres de Palestina. Esta exhortación a la limosna, casi a modo de digresión, la intercala Pablo entre la apología que hace de su conducta apostólica y la polémica con que ataca a sus adversarios. De ahí la división de la Epístola en tres partes principales, que, comprendidos el prólogo y el epílogo, se distribuyen de esta manera: 1) apologética, 1-7; 2) parenética, 8-9; 3) polémica, 10-13.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

II Corintios 2,5

Alude Pablo al incestuoso (cf. 1Co_5:1-13).


II Corintios 2,12

TRÓADE: ciudad de la Misia, en la costa NO. del Asia Menor, no lejos de la antigua Troya, célebre por la Ilíada .

|| PUERTA: ocasión favorable para la predicación del Evangelio