Gálatas 1 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 24 versitos |
1 Pablo, apóstol no de parte de hombres ni por mediación de ningún hombre, sino por Jesucristo y Dios Padre, que lo resucitó de entre los muertos,
2 y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:
3 Gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo,
4 que se entregó por nuestros pecados para librarnos de este perverso mundo presente, conforme al designio de Dios, nuestro Padre.
5 A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
6 Me maravilla que hayáis abandonado tan pronto al que os llamó por la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio.
7 No es que haya otro evangelio; lo que pasa es que algunos os están turbando y quieren deformar el Evangelio de Cristo.
8 Pues bien, aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os predicara un evangelio distinto del que os hemos predicado, ¡sea anatema!
9 Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea anatema!
10 Cuando digo esto, ¿busco la aprobación de los hombres, o la de Dios?, ¿o trato de agradar a los hombres? Si siguiera todavía agradando a los hombres, no sería siervo de Cristo.
11 ° Os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano;
12 pues yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.
13 Porque habéis oído hablar de mi pasada conducta en el judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba,
14 y aventajaba en el judaísmo a muchos de mi edad y de mi raza como defensor muy celoso de las tradiciones de mis antepasados.
15 Pero, cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, se dignó
16 revelar a su Hijo en mí para que lo anunciara entre los gentiles,
17 no consulté con hombres ni subí a Jerusalén a ver a los apóstoles anteriores a mí, sino que, enseguida, me fui a Arabia, y volví a Damasco.
18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas, y permanecí quince días con él.
19 De los otros apóstoles no vi a ninguno, sino a Santiago, el hermano del Señor.
20 Dios es testigo de que no miento en lo que os escribo.
21 Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia.
22 Personalmente yo era un desconocido para las iglesias de Cristo que hay en Judea;
23 solo habían oído decir que el que antes los perseguía anuncia ahora la fe que antes intentaba destruir;
24 y glorificaban a Dios por causa mía.

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Introducción a Gálatas

GÁLATAS

La carta a los Gálatas es uno de los documentos más vivos y polémicos de entre los escritos por Pablo, pero también uno de los que más datos nos ofrece sobre su vida y sobre los contenidos centrales de su teología. Estamos, más o menos, entre los años 56-57 y Pablo escribe probablemente desde Corinto. Entre los puntos más sobresalientes de la carta cabe destacar la formulación de la conocidísima doctrina de la justificación por la fe sin obras de ley, cuyos contenidos reales deben determinarse en el contexto polémico en que se compuso el escrito. Lejos de constituir una negación del valor de las obras en la vida del creyente, dicha doctrina es más bien una forma de presentar la referencia a Jesucristo como único fundamento, base exclusiva de la existencia del creyente.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Gálatas 1,11*1:11s Se enuncia aquí la tesis principal de la carta: el Evangelio de Pablo tiene su origen en Dios (Gál 1:10 s); la tesis se funda primero en una serie de hechos del pasado de Pablo (Gál 1:13-24; Gál 2:1-21) y luego en una larga argumentación doctrinal (Gál 3:1-29; Gál 4:1-31; Gál 5:1-12).