Deuteronomio  1 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 2009) | 46 versitos |
1 Éstas son las palabras que dirigió Moisés a todo Israel al otro lado del Jordán, en el desierto, en la Arabá, frente a Suf, entre Parán, Tófel, Labán, Jaserot y Di Zahab.
2 Once son las jornadas desde el Horeb, por el camino del monte Seír, hasta Cades Barnea.
3 El año cuarenta, el día uno del undécimo mes, comunicó Moisés a los israelitas todo cuanto Yahvé había dispuesto para ellos.
4 Después de haber derrotado a Sijón, rey de los amorreos, que moraba en Jesbón, y a Og, rey de Basán, que habitaba en Astarot y en Edreí,
5 al otro lado del Jordán, en el país de Moab, comenzó Moisés a promulgar esta Ley. Les dijo*:
6 Yahvé, nuestro Dios, nos habló así en el Horeb: «Ya habéis estado bastante tiempo en esta montaña.
7 ¡En marcha!, partid y entrad en la montaña de los amorreos y en todos sus territorios vecinos: la Arabá, la Montaña, la Tierra Baja, el Negueb y el litoral; en la tierra de Canaán y en el Líbano, hasta el río grande, el río Éufrates.
8 Mirad: Yo he puesto esa tierra ante vosotros; id a tomar posesión de ella, pues Yahvé juró que se la daría a vuestros padres, Abrahán, Isaac y Jacob, y a sus descendientes.»
9 Yo os hablé entonces y os dije: «No puedo cargar con todos vosotros yo solo.
10 Yahvé, vuestro Dios, os ha multiplicado y sois ahora tan numerosos como las estrellas del cielo.
11 Que Yahvé, el Dios de vuestros padres, os aumente mil veces más todavía y os bendiga como ha prometido*.
12 Pero ¿cómo voy a poder yo solo llevar vuestro peso, vuestra carga y vuestros litigios?
13 Escogeos entre vosotros hombres sabios, perspicaces y experimentados, de cada una de vuestras tribus, y yo los pondré al frente de vosotros.»
14 Me respondisteis: «Está bien lo que propones.»
15 Yo establecí a los jefes de vuestras tribus, hombres sabios y experimentados, y los constituí jefes vuestros: como jefes de millar, de cien, de cincuenta y de diez, y como oficiales para vuestras tribus.
16 Y di entonces esta orden a vuestros jueces: «Escuchad lo que haya entre vuestros hermanos y administrad justicia entre un hombre y su hermano o un forastero.
17 No hagáis en el juicio acepción de personas; escuchad al pequeño lo mismo que al grande*. No tengáis miedo a ningún hombre, pues la sentencia es de Dios. El asunto que os resulte demasiado difícil, me lo remitiréis a mí, y yo lo oiré.»
18 Yo os prescribí entonces todo lo que tenías que hacer.
19 Partimos, pues, del Horeb y atravesamos ese inmenso y temible desierto que habéis visto, camino de la montaña de los amorreos, como Yahvé nuestro Dios nos había mandado, y llegamos a Cades Barnea.
20 Yo os dije: «Ya habéis llegado a la montaña de los amorreos que Yahvé nuestro Dios nos da.
21 Mira: Yahvé tu Dios te ha puesto delante ese país. Sube a tomar posesión de él como te ha dicho Yahvé, el Dios de tus padres; no tengas miedo ni te acobardes*
22 Pero todos vosotros os acercasteis a decirme: «Enviemos por delante hombres que exploren el país y nos den noticias sobre el camino por donde hemos de subir y sobre las ciudades en que podemos entrar*
23 Me pareció bien la propuesta y tomé de entre vosotros doce hombres, uno por tribu.
24 Partieron y subieron a la montaña; llegaron hasta el Valle de Escol y lo exploraron.
25 Tomaron en sus manos frutos del país, nos los trajeron, y nos informaron: «Buena tierra es la que Yahvé nuestro Dios nos da.»
26 Pero vosotros os negasteis a subir; os rebelasteis contra la orden de Yahvé vuestro Dios
27 y os pusisteis a murmurar en vuestras tiendas: «Por el odio que nos tiene nos ha sacado Yahvé de Egipto, para entregarnos en manos de los amorreos y destruirnos.
28 ¿Adónde vamos a subir? Nuestros hermanos nos han descorazonado al decir: Es un pueblo más numeroso y corpulento que nosotros, las ciudades son grandes y sus murallas llegan hasta el cielo. Y hasta anaquitas hemos visto allí*
29 Yo os dije: «No os asustéis, no tengáis miedo de ellos.
30 Yahvé vuestro Dios, que marcha al frente de vosotros, combatirá por vosotros, como visteis que lo hizo en Egipto
31 y en el desierto, donde has comprobado que Yahvé tu Dios te llevaba como un hombre lleva a su hijo, a lo largo de todo el camino que habéis recorrido hasta llegar a este lugar.»
32 Pero aun así ninguno de vosotros confió en Yahvé vuestro Dios,
33 que era el que os precedía en el camino y os buscaba lugar donde acampar, con el fuego durante la noche para alumbrar el camino que debíais seguir, y con la nube durante el día.
34 Oyó Yahvé vuestras palabras y se encolerizó, y juró de esta manera:
35 «Ni un solo hombre de esta generación perversa verá la tierra buena que yo juré dar a vuestros padres,
36 excepto Caleb, hijo de Jefoné: él la verá, y yo le daré a él y a sus hijos la tierra que ha pisado, porque siguió cabalmente a Yahvé.»
37 Por culpa vuestra Yahvé se irritó también contra mí y me dijo: «Tampoco tú entrarás allá.
38 Será tu ayudante Josué, hijo de Nun, el que entrará. Dale ánimo, ya que él hará que Israel tome posesión de la tierra.
39 Pero vuestros pequeños, de los que dijisteis que iban a servir de botín, vuestros hijos que no distinguen todavía el bien del mal, sí entrarán allá; a ellos se la daré, y ellos la poseerán.
40 Vosotros ahora, dad la vuelta y partid hacia el desierto por el camino del mar de Suf.»
41 Vosotros me respondisteis: «Hemos pecado contra Yahvé nuestro Dios. Subiremos y combatiremos como Yahvé nuestro Dios nos ha mandado.» Ceñisteis cada uno vuestras armas y creísteis fácil subir a la montaña.
42 Pero Yahvé me dijo: «Diles que no suban a combatir, porque yo no estoy ya en medio de ellos, y así serán derrotados por sus enemigos.»
43 Yo os lo dije, pero vosotros no me escuchasteis; fuisteis rebeldes a la orden de Yahvé y tuvisteis la osadía de subir a la montaña.
44 Los amorreos, habitantes de esa montaña, salieron a vuestro encuentro, os persiguieron como lo hubieran hecho las abejas, y os derrotaron desde Seír hasta Jormá.
45 A vuestro regreso llorasteis ante Yahvé, pero Yahvé no escuchó vuestra voz ni os prestó oídos.
46 Por eso tuvisteis que permanecer en Cades largo tiempo: todo ese tiempo que habéis estado allí.

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Introducción a Deuteronomio 

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Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)

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Notas

Deuteronomio  1,1
NOTAS

1 Después del título, Deu_1:1, este párrafo reúne indicaciones de lugar y tiempo, procedentes de diferentes manos y cuyo propósito es relacionar el Deuteronomio con el libro de los Números.


Deuteronomio  1,4
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Núm_21:21-35

Deuteronomio  1,5
NOTAS

1:5 El primer discurso de Moisés 1:6—4:40, es un resumen de la historia de Israel desde su estancia en el Sinaí hasta su llegada al Pisgá, frente al Jordán, seguido de un recuerdo de la Alianza y de sus exigencias; anuncia el Destierro como castigo de la infidelidad, pero abre al mismo tiempo la perspectiva de la conversión y del retorno. Este conjunto pertenece a la segunda edición del Deuteronomio, durante el Destierro. El discurso vuelve en parte a repetir los relatos yahvistas y, sobre todo, elohístas del Ex de los Nm, pero haciendo una selección y elaborándolos bajo un punto de vista diferente: insiste particularmente en la providencia divina y la elección de Israel, tomando como tema central el don de la Tierra Prometida por Yahvé. Los caps. 1-3, que componen una especie de prólogo de carácter más netamente histórico (sobre todo Deu_1:19 ss), y donde este tema está particularmente puesto de relieve, pueden ser considerados como una introducción al conjunto de la historia deutoronomista, que continúa hasta los libros de los Reyes y termina con el relato de la pérdida de la tierra dada a Israel.

Deuteronomio  1,6
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Éxo_3:1+

Deuteronomio  1,7
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Gén_12:7+; Gén 15; Gén_26:2-5; Gén_28:13-15+

Deuteronomio  1,9
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Éxo_18:13-26; Núm_11:14

Deuteronomio  1,10
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Gén_15:5; Gén_22:17

Deuteronomio  1,11
NOTAS

1:11 Corrección teológica de Núm_11:11-15, donde Moisés lamenta que los israelitas sean demasiado numerosos. Tenemos aquí la señal de una bendición divina.

Deuteronomio  1,12
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Núm_11:16-17

Deuteronomio  1,16
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Deu_17:8-13

Deuteronomio  1,17
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Lev_19:15

NOTAS

1:17 Hacer acepción de personas, lit. «alzar el rostro», es mostrar benevolencia y, más generalmente, dar pruebas de parcialidad, en materia de justicia, Deu_16:19; Lev_19:15, etc. Los jueces deben imitar la soberana imparcialidad de Dios, Deu_10:17+; Pro_24:23. Los profetas volverán con frecuencia, en términos diferentes, sobre esta obligación, Isa_10:2; Jer_5:28; Eze_22:12; Amó_2:6; Amó_5:7, Amó_5:10; Miq_3:9, Miq_3:11.

Deuteronomio  1,19
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Núm 13:1—14:9

Deuteronomio  1,21
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jos_1:6; Jos_1:9

NOTAS

1:21 Esta confianza en la victoria es una característica de la guerra santa, frecuentemente subrayada en el Dt, ver Deu_1:29; Deu_7:21; Deu_20:1; Deu_30:8, etc.

Deuteronomio  1,22
NOTAS

1:22 Es el pueblo, y no Yahvé como en Núm_13:2, el que propone enviar exploradores. Este gesto aparece ya como una falta de fe y prepara la continuación del relato: la condena a no entrar en Canaán y el castigo del pueblo. Con esta falta relaciona el Dt la exclusión de Moisés, mientras que Núm_20:12 la relaciona con el episodio de Meribá: es el tema de la Tierra Prometida lo que aquí se sigue poniendo de relieve.

Deuteronomio  1,28
NOTAS

1:28 Los anaquitas, al igual que los emitas, los refaítas, los zanzumitas y los zuzitas (o Zuzim), Deu_2:10-11, Deu_2:20, ver Gén_14:5, son los nombres legendarios de los primeros habitantes de Palestina y Transjordania. Se les relacionaba con los fabulosos Nefilín, Núm_13:33; Gén_6:4, y se les atribuían los monumentos megalíticos, ver Deu_3:11. Los anaquitas constituían todavía, en tiempo de Josué, una aristocracia en la montaña de Hebrón y la región marítima, Jos_11:21 s; Jos_14:12-15; Jos_15:13-15; Jos_21:11. Los refaítas se habían mantenido en el país de Basán, Deu_3:13; Jos_12:4 s; Jos_13:12, pero también en Judea se conservó su recuerdo en el llamado valle de los refaítas al S.O. de Jerusalén, Jos_15:8; Jos_18:16; 2Sa_5:18, y los hombres de David acabaron con los últimos vástagos de Rafá, su antepasado epónimo, 2Sa_21:16-22, ver 1Cr_20:4-8. La palabra refa'îm designaba también las sombras en el Seol, ver Job_25:5 s, Sal_88:11 [Sal_88:10]; Isa_14:9; Isa_26:14, Isa_26:19.

Deuteronomio  1,30
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_13:18; Deu_7:6+; Deu_14:1; Deu_32:6; Éxo_4:22; Ose_11:1; Isa_63:16; Jer_31:9; Mal_2:10-11; Sab_18:13; Núm_10:33

Deuteronomio  1,33
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Éxo_13:21 s

Deuteronomio  1,34
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Núm_14:21-35

Deuteronomio  1,35
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Núm_13:30; Núm_14:6-9

Deuteronomio  1,36
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Núm_20:12+; Deu_3:26; Deu_4:21; Deu_34:4

Deuteronomio  1,40
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Núm_14:25

Deuteronomio  1,41
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Núm_14:39-45

Deuteronomio  1,44
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sal_118:12