Deuteronomio  24 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 22 versitos |
1 Si uno se casa con una mujer y luego no le gusta, porque descubre en ella algo vergonzoso, y le escribe el acta de divorcio, se la entrega y la echa de casa,
2 y ella sale de la casa, va y se casa con otro,
3 y el segundo también la aborrece, le escribe el acta de divorcio, se la entrega y la echa de casa, o bien muere el segundo marido,
4 el primer marido, que la despidió, no podrá casarse otra vez con ella, porque ha quedado impura; sería una abominación ante el Señor; no eches un pecado sobre la tierra que el Señor, tu Dios, va a darte en heredad.
5 Si uno es recién casado, no está obligado al servicio militar ni a otros trabajos públicos; quedará libre en su casa durante un año, para disfrutar de la mujer con quien se ha casado.
6 No tomarás en prenda las dos piedras de un molino, ni siquiera la muela, porque sería tomar en prenda una vida.
7 Si descubren que uno ha secuestrado a un hermano suyo de los hijos de Israel, para explotarlo o venderlo, el secuestrador morirá. Así extirparás el mal de en medio de ti.
8 Tened cuidado con las afecciones de la piel, observando y cumpliendo todo lo que os enseñen los sacerdotes levitas. Observad y cumplid lo que yo les he mandado.
9 Recuerda lo que hizo el Señor, tu Dios, a María cuando salisteis de Egipto.
10 Si haces un préstamo cualquiera a tu hermano, no entres en su casa a recobrar la prenda;
11 espera afuera, y el prestatario saldrá a devolverte la prenda.
12 Y, si es pobre, no te acostarás sobre la prenda;
13 se la devolverás a la caída del sol y así él se acostará sobre su manto y te bendecirá, y tuyo será el mérito ante el Señor, tu Dios.
14 No explotarás al jornalero, pobre y necesitado, sea hermano tuyo o emigrante que vive en tu tierra, en tu ciudad;
15 cada jornada le darás su jornal, antes que el sol se ponga, porque pasa necesidad y está pendiente del salario. Así no gritará contra ti al Señor y no incurrirás en pecado.
16 No serán ejecutados los padres por culpas de los hijos, ni los hijos por culpas de los padres; cada uno será ejecutado por su propio pecado.
17 No defraudarás el derecho del emigrante y del huérfano ni tomarás en prenda las ropas de la viuda;
18 recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que de allí te rescató el Señor, tu Dios; por eso yo te mando hoy cumplir esto.
19 Cuando siegues la mies de tu campo y olvides en el suelo una gavilla, no vuelvas a recogerla; déjasela al emigrante, al huérfano y a la viuda, y así bendecirá el Señor todas tus tareas.
20 Cuando varees tu olivar, no repases las ramas; déjaselas al emigrante, al huérfano y a la viuda.
21 Cuando vendimies tu viña, no rebusques los racimos; déjaselos al emigrante, al huérfano y a la viuda.
22 Acuérdate de que fuiste esclavo en Egipto; por eso yo te mando hoy cumplir esto.

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Introducción a Deuteronomio 

DEUTERONOMIO

Deuteronomio significa «segunda ley» (deuteros-nomos). En realidad, se trata de las palabras que Moisés dirige a los israelitas en los umbrales de la tierra prometida. El Señor es presentado ante todo, como el Dios de Israel, y este como el pueblo de Dios. Así reza la fórmula central de la alianza (Deu 26:17-19). La lealtad debe ser la actitud fundamental de los israelitas hacia su Señor; su amor a él ha de ser uno y único, como uno y único es el mismo Señor (Deu 6:4 s). Esta unión del pueblo con el Señor implica el vínculo de los distintos miembros del pueblo entre sí. La reforma deuteronómica apuesta por una sociedad solidaria, igualitaria y sin pobres, por «un pueblo de hermanos», unidos en torno a su Dios.

Un lugar destacado lo ocupa la ley, que es un don de Dios a su pueblo, para que viva dignamente y en libertad en la tierra que el Señor le ha dado (véase Deu 6:20-25). Esta ley, no se ha de considerar como una imposición, sino como un camino de vida. En cuanto tarea a cumplir, la ley de Dios salvaguarda la vida libre en la tierra prometida. Traspasarla compromete no solo la libertad del pueblo, sino también su misma posesión de la tierra. Del cumplimiento de la ley depende la vida y la bendición de Israel (Deu 28:1-15; Deu 30:15-20).

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Deuteronomio  24,1-22*4:44-28:68 El segundo discurso se asemeja, por su estructura, a algunos códigos legales del antiguo Oriente Próximo. El Código de Hammurabi consta de un prólogo, una amplia colección de leyes y un epílogo (con bendiciones y maldiciones), equiparables en líneas generales a las tres secciones de este discurso.