Deuteronomio  31 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 30 versitos |
1 Moisés se dirigió a todo Israel y pronunció estas palabras.
2 Les dijo: «Tengo ya ciento veinte años, y ya no puedo salir ni entrar; además el Señor me ha dicho: “No pasarás ese Jordán”.
3 El Señor, tu Dios, pasará delante de ti. Él destruirá delante de ti esas naciones y tú las tomarás en posesión. Josué pasará delante de ti, como ha dicho el Señor.
4 El Señor los tratará como a los reyes amorreos Sijón y Og, y como a sus tierras, que arrasó.
5 El Señor os los entregará y vosotros los trataréis conforme a toda esta prescripción que yo os he mandado.
6 ¡Sed fuertes y valientes, no temáis, no os acobardéis ante ellos!, pues el Señor, tu Dios, va contigo, no te dejará ni te abandonará».
7 Después Moisés llamó a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: «Sé fuerte y valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra que el Señor, tu Dios, juró dar a tus padres y tú se la repartirás en heredad.
8 El Señor irá delante de ti. Él estará contigo, no te dejará ni te abandonará. No temas ni te acobardes».
9 Moisés escribió esta ley y la consignó a los sacerdotes levitas que llevan el Arca de la Alianza del Señor, y a todos los ancianos de Israel,
10 y les mandó: «Cada siete años, en una fiesta del Año de la Remisión, en la fiesta de las Tiendas,
11 cuando todo Israel acuda a presentarse ante el Señor, tu Dios, en el lugar que él elija, se proclamará esta ley ante todo Israel, a sus oídos.
12 Congrega al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al emigrante que esté en tus ciudades, para que escuchen y aprendan y teman al Señor, vuestro Dios, y observen todas las palabras de esta ley para cumplirla.
13 Y así sus hijos, que no la conocen, la escucharán y aprenderán a temer al Señor, vuestro Dios, todos los días que viváis en la tierra que vais a poseer después de pasar el Jordán».
14 El Señor dijo a Moisés: «Está cerca el día de tu muerte. Llama a Josué, presentaos en la Tienda del Encuentro, y yo le daré mis órdenes». Moisés y Josué fueron a presentarse a la Tienda del Encuentro.
15 El Señor se les apareció en la Tienda, en una columna de nubes, que fue a colocarse a la entrada de la Tienda.
16 El Señor dijo a Moisés: «Tú vas a reunirte con tus padres y este pueblo se levantará y se prostituirá con los dioses extranjeros de la tierra adonde va a entrar, y me abandonará y romperá la alianza que concerté con él.
17 Ese día mi ira se encenderá contra él. Los abandonaré y les ocultaré mi rostro. Será presa fácil y le ocurrirán innumerables males y desgracias. Entonces se preguntará: “¿No me habrán alcanzado estos males porque mi Dios no está en medio de mí?”.
18 Y yo, ese día, ocultaré aún más mi rostro por toda la maldad que cometió, pues se volvió hacia otros dioses.
19 Y ahora, escribid este cántico, enseñádselo a los hijos de Israel, haced que lo reciten, para que este cántico sea mi testigo contra los hijos de Israel.
20 Cuando haya llevado a este pueblo a la tierra que mana leche y miel, que prometí con juramento a sus padres, y coma hasta saciarse, engorde y se vuelva a otros dioses y los sirva, me despreciará y romperá mi alianza;
21 entonces, cuando le ocurran innumerables males y desgracias, este cántico dará testimonio contra él, pues su descendencia no se olvidará de recitarlo, porque conozco los planes que ya traza hoy, antes de haberlo llevado a la tierra que prometí con juramento».
22 Aquel día Moisés escribió este cántico y lo enseñó a los hijos de Israel.
23 El Señor ordenó a Josué, hijo de Nun: «¡Sé fuerte y valiente, que tú has de introducir a los hijos de Israel en la tierra que les prometí con juramento. Yo estaré contigo!».
24 Cuando Moisés terminó de escribir en un libro las palabras de esta ley hasta el final,
25 mandó a los levitas que llevan el Arca de la Alianza del Señor:
26 «Tomad el libro de esta ley y colocadlo junto al Arca de la Alianza del Señor, vuestro Dios. Allí será como un testigo contra ti.
27 Porque yo conozco tu rebeldía y tu terquedad. Si hoy, que aún vivo con vosotros, sois rebeldes al Señor, ¡cuánto más lo seréis después de mi muerte!
28 Congregad junto a mí a todos los ancianos de vuestras tribus y a vuestros oficiales, que quiero proclamar en su presencia estas palabras y poner contra ellos por testigos al cielo y a la tierra,
29 pues sé que, después de mi muerte, os pervertiréis y os apartaréis del camino que os he mandado. En los días venideros, la desgracia saldrá a vuestro encuentro, porque hacéis lo malo a los ojos del Señor, irritándolo con vuestras obras».
30 Entonces Moisés proclamó en presencia de toda la asamblea de Israel las palabras de este cántico hasta el final.

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Introducción a Deuteronomio 

DEUTERONOMIO

Deuteronomio significa «segunda ley» (deuteros-nomos). En realidad, se trata de las palabras que Moisés dirige a los israelitas en los umbrales de la tierra prometida. El Señor es presentado ante todo, como el Dios de Israel, y este como el pueblo de Dios. Así reza la fórmula central de la alianza (Deu 26:17-19). La lealtad debe ser la actitud fundamental de los israelitas hacia su Señor; su amor a él ha de ser uno y único, como uno y único es el mismo Señor (Deu 6:4 s). Esta unión del pueblo con el Señor implica el vínculo de los distintos miembros del pueblo entre sí. La reforma deuteronómica apuesta por una sociedad solidaria, igualitaria y sin pobres, por «un pueblo de hermanos», unidos en torno a su Dios.

Un lugar destacado lo ocupa la ley, que es un don de Dios a su pueblo, para que viva dignamente y en libertad en la tierra que el Señor le ha dado (véase Deu 6:20-25). Esta ley, no se ha de considerar como una imposición, sino como un camino de vida. En cuanto tarea a cumplir, la ley de Dios salvaguarda la vida libre en la tierra prometida. Traspasarla compromete no solo la libertad del pueblo, sino también su misma posesión de la tierra. Del cumplimiento de la ley depende la vida y la bendición de Israel (Deu 28:1-15; Deu 30:15-20).

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Deuteronomio  31,1-30*28:69-32:52 El tercer discurso de Moisés se presenta como una nueva alianza en Moab, distinta de la concertada en el Horeb. En este sentido, Deu 29:1 ha de ser interpretado como el encabezamiento de una nueva sección y no como conclusión de la anterior.