Filipenses 1 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 30 versitos |
1 Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos en Cristo que residen en Filipos, con sus obispos y diáconos.
2 Gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
3 ° Doy gracias a mi Dios cada vez que os recuerdo;
4 siempre que rezo por vosotros, lo hago con gran alegría.
5 Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy.
6 Esta es nuestra confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros esta buena obra, la llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús.
7 Esto que siento por vosotros está plenamente justificado: os llevo en el corazón, porque tanto en la prisión como en mi defensa y prueba del Evangelio, todos compartís mi gracia.
8 Testigo me es Dios del amor entrañable con que os quiero, en Cristo Jesús.
9 Y esta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad
10 para apreciar los valores. Así llegaréis al Día de Cristo limpios e irreprochables,
11 cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.
12 Quiero que sepáis, hermanos, que mi situación personal ha favorecido más bien el avance del Evangelio,
13 pues la gente del pretorio y todos los demás ven claro que estoy preso por Cristo.
14 De este modo la mayoría de los hermanos, alentados por mis cadenas a confiar en el Señor, se atreven mucho más a anunciar sin miedo la Palabra.
15 Algunos anuncian a Cristo por envidia y rivalidad; otros, en cambio, lo hacen con buena intención;
16 estos porque me quieren y saben que me han encargado de defender el Evangelio;
17 aquellos proclaman a Cristo por rivalidad, con intenciones torcidas, pensando hacer más penosas mis cadenas.
18 ¿Qué más da? Al fin y al cabo, de la manera que sea, con hipocresía o con sinceridad, se anuncia a Cristo, y yo me alegro, y seguiré alegrándome.
19 Porque sé que esto será para mi bien gracias a vuestras oraciones y a la ayuda del Espíritu de Jesucristo.
20 Lo espero con impaciencia, porque en ningún caso me veré defraudado, al contrario, ahora como siempre, Cristo será glorificado en mi cuerpo, por mi vida o por mi muerte.
21 Para mí la vida es Cristo y el morir una ganancia.
22 Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger.
23 Me encuentro en esta alternativa: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor;
24 pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros.
25 Convencido de esto, siento que me quedaré y estaré a vuestro lado, para vuestro progreso en la alegría y en la fe,
26 de modo que el orgullo que en Cristo Jesús sentís rebose cuando me encuentre de nuevo entre vosotros.
27 Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo, de modo que, tanto si voy a veros como si tengo de lejos noticias vuestras, sepa que os mantenéis firmes en el mismo espíritu y que lucháis juntos como un solo hombre por la fidelidad al Evangelio,
28 sin el menor miedo a los adversarios; esto será para ellos signo de perdición, para vosotros de salvación: todo por obra de Dios.
29 Porque a vosotros se os ha concedido, gracias a Cristo, no solo el don de creer en él, sino también el de sufrir por él,
30 estando como estamos en el mismo combate; ese en que me visteis una vez y que ahora conocéis de oídas.

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Introducción a Filipenses

FILIPENSES

El tiempo de composición de Filipenses depende de la cautividad en la cual se sitúe: si se trata de la prisión de Cesarea o de Roma, se colocaría en los años 60; si es otra prisión anterior (Hch 23:3; 2Co 11:23), podría pensarse en los años 50. Frente a lo que ocurre con otras cartas de la cautividad, la autoría paulina de esta nunca ha sido puesta en tela de juicio. A pesar de sus reducidas dimensiones, es una carta de gran importancia. Su verdadera joya teológica es el pasaje sobre la humillación y gloria de Cristo (Flp 2:6-11), el himno cristológico más notable de todo el Nuevo Testamento. En la carta se contienen, además, las primeras indicaciones sobre lo que será en decenios posteriores la estructura jerárquica de la Iglesia (obispos, diáconos). Son importantes las informaciones autobiográficas de Pablo (Flp 3:5-14) y las afirmaciones sobre el encuentro del creyente con Cristo después de la muerte (Flp 1:21-23).

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Filipenses 1,3-11*1:3-11 Primera iglesia fundada por Pablo en Europa, Filipos se tomó además muy en serio la obra evangelizadora del Apóstol; ello explica las cálidas expresiones de congratulación por esta colaboración. No falta la referencia al Día de Cristo (Flp 1:10) como condición firme de perseverancia.