EPÍSTOLA A LOS FILIPENSES
LA IGLESIA DE FILIPOS. — Fue la primera que fundó Pablo en Europa. Esta circunstancia y el carácter noble, sincero, afectuoso, de aquella colonia romana explica la predilección del Apóstol a los filipenses. Lucas, en una de las páginas más admirables de los Hechos, refiere las peripecias de esta fundación. Era hacia el año 51 cuando Pablo, durante su segunda misión evangélica, movido por una visión celeste, determinó pasar de Triade a Macedonia; y habiendo desembarcado en Nepolis (hoy Cávala), se fue directamente a Filipos. Allí, después de numerosas conversiones y de maravillosos prodigios, un motín popular, provocado por unos farsantes, le obligó a retirarse de la ciudad, después de padecer los azotes y la cárcel. Pero dejaba allí fundada una cristiandad, adicta como ninguna al Apóstol, «su gozo y su corona», como él la llama. En otras varias ocasiones visitó Pablo a los filipenses. OCASIÓN Y OBJETO DE LA CARTA. — Unos diez años más tarde, hacia el 61, los filipenses, enterados de que el Apóstol estaba prisionero en Roma, le enviaron a Epafrodito con una buena limosna para socorrer a sus necesidades. Este, después de cumplir su misión, se quedó con Pablo para ayudarle en su ministerio apostólico. Pero cayó enfermo de peligro, y después de restablecido, en la convalecencia, sintió la nostalgia. Pablo, para consolar a Epafrodito y para calmar a los filipenses, preocupados con su enfermedad, le envió a su ciudad natal, confitándole al mismo tiempo la presente carta. Su objeto es dar gracias a los filipenses por su caridad, manifestarles la ternura de su afecto paternal y exhortarlos juntamente a perseverar en el camino comenzado. Las advertencias que les hace contra los judaizantes y contra ciertos epicúreos prácticos parecen más bien preventivas. Lo que principalmente les recomienda es la concordia y la caridad acompañada de humildad. DIVISIÓN DE LA CARTA. — Esta en nada se parece a un tratado doctrinal: es una expansión afectuosa de confianza, de gozo, de cariño, envuelto en consejos paternales. Además de la introducción y de la conclusión, en el cuerpo de la Epístola se pueden distinguir dos partes, cada una de las cuales contiene noticias personales seguidas de exhortaciones.
Filipenses 2,6-11
Este pasaje es uno de los testimonios más espléndidos de la divinidad de Jesu-Cristo. La expresión SUBSISTIENDO EN LA FORMA DE DIOS, antitéticamente paralela a esta otra: TOMANDO FORMA DE ESCLAVO, no puede tener otro sentido que el de que Cristo poseía antes de su encarnación la naturaleza divina. Que si FORMA DE ESCLAVO es la naturaleza humana, FORMA DE DIOS no puede ser sino la naturaleza divina. El que Cristo, al hacerse hombre, se ANONADÓ, no quiere decir que se desposeyese de la forma de Dios, sino que escondió la gloria externa de la forma de Dios.
|| EL NOMBRE QUE ES SOBRE TODO NOMBRE es el de Señor , en su significación trascendente. Este nombre se lo dio el Padre a Jesu-Cristo. Aquellas expresiones SE DOBLE TODA RODILLA, TODA LENGUA CONFIESE, si se comparan con Isaías (Isa_45:24), son un testimonio irrecusable de la divinidad de Cristo. Las ultimas palabras: Jesu-Cristo ES SEÑOR EN LA GLORIA DE DIOS PADRE, significan que Cristo es el Yahveh del A. T., que entra en la posesión de la gloria divina al igual que Dios Padre.