Hebreos 4 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 16 versitos |
1 Temamos, no sea que, estando aún en vigor la promesa de entrar en su descanso, alguno de vosotros crea haber perdido la oportunidad.
2 También nosotros hemos recibido la buena noticia, igual que ellos; pero el mensaje que oyeron no les sirvió de nada a quienes no se adhirieron por la fe a los que lo habían escuchado.
3 Así pues, los creyentes entremos en el descanso, de acuerdo con lo dicho: He jurado en mi cólera | que no entrarán en mi descanso, y eso que sus obras estaban terminadas desde la creación del mundo.
4 Acerca del día séptimo se dijo: Y descansó Dios el día séptimo de todo el trabajo que había hecho.
5 En nuestro pasaje añade: No entrarán en mi descanso.
6 Puesto que, según esto, quedan algunos por entrar en él, y los primeros que recibieron la buena noticia no entraron por su rebeldía,
7 Dios señala otro día, hoy, al decir mucho tiempo después, por boca de David, lo antes citado: Si escucháis hoy su voz, | no endurezcáis vuestros corazones.
8 Si Josué les hubiera dado el descanso, Dios no habría hablado luego de otro día;
9 por consiguiente, todavía queda un tiempo de descanso para el pueblo de Dios,
10 pues el que entra en su descanso, también él descansa de sus tareas, como Dios de la suyas.
11 Empeñémonos, por tanto, en entrar en aquel descanso, para que nadie caiga, imitando aquella desobediencia.
12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón.
13 Nada se le oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.
14 Así pues, ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios, mantengamos firme la confesión de fe ° .
15 No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado.
16 Por eso, comparezcamos confiados ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno.

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Introducción a Hebreos

HEBREOS

La carta a los Hebreos es uno de los escritos teológicos más importantes del Nuevo Testamento. La doctrina sobre el sacerdocio de Cristo y el valor sacrificial de su muerte reciben en esta carta su formulación definitiva. Estamos ante un escrito exhortatorio de tipo homilético (Heb 13:22: palabra de exhortación) que trata de alentar a un grupo de cristianos, venido del judaísmo, a mantenerse firmes en su nueva fe (Heb 10:32-36; Heb 12:3 s). El autor de la carta se dirige a ellos (Heb 4:14-16; Heb 12:9 s) tratando de evitar que retornen a las viejas prácticas. Se presenta en ella la espléndida visión de Cristo, Hijo de Dios, superior a los ángeles, hombre nuevo, que realiza una maravillosa obra de mediación superior a la de Moisés, introduciendo una alianza nueva y mejor, un sacerdocio también mejor, superior al de Leví, según el modelo de Melquisedec. Además, esta novedad trae consigo otras: un templo nuevo, un culto nuevo, un sacrificio nuevo, una vida nueva, animada toda ella por la ley del amor.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Hebreos 4,1-13*3:7-4:13 Digresión parenética inspirada en Sal 95:7-11 y en la figura histórica de Moisés, que compara la vida cristiana con la peregrinación de Israel por el desierto durante cuarenta años. En función de esta cita, el uso litúrgico ha consagrado el Sal 95:1-11 como el texto exhortatorio por excelencia.


Hebreos 4,14-16*4:14-16 Estos versículos preparan la exposición doctrinal sobre el sacerdocio de Cristo. Este es el Hijo compasivo, que asume todas las limitaciones humanas, excepto el pecado.