Josué 13 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 33 versitos |
1 ° Josué era ya viejo, cargado de años. Y el Señor le dijo: «Eres ya viejo; tienes muchos años y queda todavía mucha tierra por conquistar.
2 Esta es la tierra que queda: todos los distritos de los filisteos y todo lo de los guesuritas.
3 Desde el Sijor, en la frontera de Egipto, hasta el término de Ecrón por el Norte, zona considerada como de los cananeos. Los cinco principados de los filisteos: Gaza, Asdod, Ascalón, Gat y Ecrón. Los avitas
4 al Sur. Toda la región de los cananeos, desde Ará, que es de los sidonios, hasta Afec y hasta la frontera de los amorreos.
5 Y la región de los guiblitas. Y todo el Líbano oriental, desde Baal Gad, al pie del monte Hermón, hasta el Paso de Jamat.
6 Yo expulsaré ante los hijos de Israel a todos los habitantes de la montaña, desde el Líbano hasta Misrefot al occidente y a todos los sidonios. Tú no tienes más que repartir entre los israelitas, por suertes, la tierra como heredad, según te he ordenado.
7 Reparte, pues, esta tierra como heredad entre las nueve tribus y la media tribu de Manasés».
8 La otra media tribu de Manasés, como los de Rubén y los de Gad, había recibido ya la parte de la heredad que se les había asignado en Transjordania, en el reparto que les había hecho Moisés, siervo del Señor:
9 el territorio que va desde Aroer, a orillas del río Arnón, incluida la ciudad que está en medio de la vaguada, toda la llanura que va de Mádaba hasta Dibón;
10 todas las ciudades de Sijón, el rey de los amorreos que había reinado en Jesbón, hasta la frontera de los amonitas.
11 También Galaad y el territorio de los guesureos y los macateos, con toda la zona montañosa del Hermón y todo Basán hasta Salcá;
12 y en Basán, todo el reino de Og, que había reinado en Astarot y en Edreí, y era el último residuo de los refaítas. Moisés los había derrotado y expulsado.
13 Pero los hijos de Israel no pudieron expulsar ni a los guesureos ni a los macateos, de manera que Guesur y Macá siguen viviendo todavía hoy en medio de Israel.
14 Solo a la tribu de Leví no le asignó Moisés heredad: el Señor, Dios de Israel, es su heredad, como se lo había prometido.
15 A la tribu de los hijos de Rubén les había asignado Moisés una heredad, por clanes.
16 Su territorio comprendía desde Aroer, a orillas del río Arnón, incluida la ciudad que está en medio de la vaguada, toda la llanura hasta Mádaba;
17 Jesbón con todas las ciudades de la llanura: Dibón, Bamot Baal, Bet Baal Meón,
18 Yasá, Quedemot, Mefat,
19 Quiriatáin, Sibmá y Seret Sajar, en el monte y en el valle;
20 Bet Peor, las laderas del Fasga, Bet Jesimot,
21 todas las ciudades de la llanura y todo el reino de Sijón, rey de los amorreos, que había reinado en Jesbón y a quien venció Moisés, igual que a los jefes de Madián: Eví, Requen, Sur, Jur y Rebá, vasallos de Sijón, que habitaban en el país.
22 (Al adivino Balaán, hijo de Beor, los hijos de Israel lo habían pasado a cuchillo junto con los demás).
23 Así que el territorio de los rubenitas lindaba con el Jordán. Esa fue la heredad de los hijos de Rubén, por clanes: las ciudades con sus aldeas.
24 A la tribu de Gad (a los gaditas), les había asignado Moisés una heredad, por clanes.
25 Su territorio comprendía: Yacer, todas las ciudades de Galaad, la mitad de la tierra de los amonitas, hasta Aroer, que está enfrente de Rabá;
26 y desde Jesbón hasta Ramat Mispá y Betonín; desde Majanáyin hasta el término de Lo Debar.
27 Y en el valle: Bet Jarán, Bet Nimrá, Sucot, Safón y el resto del reino de Sijón, rey de Jesbón. El Jordán era el límite hasta la punta del mar de Kinéret, por el lado oriental del Jordán.
28 Esa fue la heredad de los hijos de Gad, por clanes: las ciudades con sus aldeas.
29 A la media tribu de Manasés le había asignado Moisés una heredad, por clanes.
30 Su territorio comprendía, desde Majanáyin, todo el Basán: todo el territorio de Og, rey de Basán, todas las Aldeas de Yaír en Basán: sesenta ciudades.
31 La mitad de Galaad, Astarot y Edreí, ciudades del reino de Og en Basán, fueron para los hijos de Maquir, hijo de Manasés (para la mitad de los maquiritas), por clanes.
32 Esa fue la tierra que asignó Moisés en heredad en las estepas de Moab, al otro lado del Jordán, al oriente de Jericó.
33 Pero a la tribu de Leví no le asignó Moisés ninguna heredad: el Señor, el Dios de Israel, es su heredad, como les había prometido.

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Introducción a Josué

JOSUÉ

Este libro narra la ocupación de la tierra prometida, con la que se cierra el ciclo iniciado con las promesas a los patriarcas. Sin los hechos aquí narrados, la promesa de la tierra habría sido vana y la salida de Egipto una condena a la vida mísera del desierto. El libro de Josué es, pues, imprescindible para completar el relato del Pentateuco.

La idea central del libro es que la posesión de la tierra prometida a los padres es, para un israelita, el compendio de todos los bienes. Sus redactores relacionaron ese valor de la tierra con el valor supremo: la adhesión incondicional al Señor, Dios de Israel. La tierra prometida es un don del Señor, que se da con una condición: la fidelidad. Si Israel se aparta del Señor, el mismo Dios que les dio la tierra los expulsará de ella. Para evitarlo, hay que guardarse de toda contaminación de los cananeos. Por eso es necesario no mezclarse con ellos, sino exterminarlos. Junto a esto se concede mucha importancia a la unidad del pueblo: es preciso borrar cualquier diferencia entre las tribus. Es decir, Israel debe actuar siempre como un solo hombre.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Josué 13,1-7*13:1-7 Sorprende que, después de las enumeraciones exhaustivas de regiones conquistadas y reyes vencidos, se diga que quedaba todavía mucha tierra por conquistar. La incongruencia se explica por tratarse de territorios que nunca fueron ocupados por Israel -o a lo sumo en tiempos de David-, pero eran reivindicados por los israelitas.