Josué 19 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 51 versitos |
1 El segundo lote le tocó a Simeón, a la tribu de los hijos de Simeón, por clanes: su heredad quedaba en medio de la heredad de los hijos de Judá.
2 Les correspondió como heredad: Berseba, Seba, Moladá;
3 Jasar Sual, Balá, Asén;
4 Eltolad, Betul, Jormá;
5 Siquelag, Bet Markabot; Jasar Susá;
6 Bet Lebaot y Sarujén: trece ciudades con sus aldeas.
7 Ayín, Rimón, Eter y Asán; cuatro ciudades con sus aldeas.
8 Además, todas las aldeas de los alrededores de estas ciudades hasta Baalat Beer y Ramá del Negueb. Esa fue la heredad de la tribu de los hijos de Simeón, por clanes.
9 La heredad de los hijos de Simeón se tomó del lote de los hijos de Judá, porque el lote de los hijos de Judá era demasiado grande. Por eso los hijos de Simeón recibieron su heredad en medio de la heredad de los hijos de Judá.
10 El tercer lote les tocó a los hijos de Zabulón, por clanes: su territorio llegaba hasta Sarid;
11 su frontera subía por el oeste hacia Maralá y tocaba en Dabéset y luego en el torrente que hay frente a Yocneán.
12 De Sarid volvía hacia el este, hacia la salida del sol, hasta el término de Quislot Tabor, seguía hacia Daberat y subía a Yafiá.
13 De allí pasaba hacia el este, al oriente, por Guitá Jéfer y por Itacasín, iba hacia Rimón y torcía hacia Neá.
14 El límite volvía por el norte hacia Janatón e iba a salir al valle de Yiftajel.
15 Además, Catat, Nahalal, Simerón, Yidalá y Belén: doce ciudades con sus aldeas.
16 Esa fue la heredad de los hijos de Zabulón, por clanes: esas ciudades con sus aldeas.
17 El cuarto lote le tocó a Isacar, a los hijos de Isacar, por clanes.
18 Su territorio comprendía Yezrael, Quesulot, Sunén;
19 Jafaráin, Sión, Anajará,
20 Rabit, Quisyón, Ebes;
21 Rémet, En Ganín, En Jadá y Bet Pasés.
22 Su frontera llegaba al Tabor, Sajasima y Bet Semes, y terminaba en el Jordán; dieciséis ciudades con su aldeas.
23 Esa fue la heredad de la tribu de los hijos de Isacar, por clanes: las ciudades con sus aldeas.
24 El quinto lote le tocó a la tribu de los hijos de Aser, por clanes.
25 Su territorio comprendía: Jelcat, Jalí, Beten, Axaf,
26 Alamélec, Amad y Misal; llegaba al Carmelo por el oeste y al río Libnat;
27 volvía luego hacia el este hasta Bet Dagón y llegaba por el norte a Zabulón y al valle de Yiftajel, a Bet Emec y Neyel, yendo a parar a Kabul por el sur, con
28 Abdón, Rejob, Jamón y Caná, hasta Sidón la Grande.
29 El límite volvía hacia Ramá hasta la plaza fuerte de Tiro y hasta Josá, e iba a terminar en el mar. Majaleb, Accib,
30 Umá, Afec, Rejob: veintidós ciudades con sus aldeas.
31 Esa fue la heredad de la tribu de los hijos de Aser, por clanes: esas ciudades con sus aldeas.
32 A los hijos de Neftalí les tocó el lote sexto; a los hijos de Neftalí, por clanes.
33 Su frontera iba de Jélef y de la Encina de Sananín y Adamí Néqueb y Yabnel hasta Lacún e iba a salir al Jordán.
34 Volvía el límite hacia el oeste por Aznot Tabor y de allí salía a Jucoc; lindaba con Zabulón al sur, con Aser al oeste y con el Jordán al este.
35 Las plazas fuertes eran: Asidín, Ser, Jamat, Racat, Kinéret,
36 Adamá, Ramá, Jasor;
37 Quedes, Edreí, En Jasor,
38 Yirón, Migdalel, Jorén, Bet Anat, Bet Semes: diecinueve ciudades con sus aldeas.
39 Esa fue la heredad de los hijos de Neftalí, por clanes: las ciudades con sus aldeas.
40 El lote séptimo le tocó a la tribu de los hijos de Dan, por clanes.
41 El territorio de su heredad comprendía: Sorá, Estaol, Ir Semes;
42 Salabín, Ayalón, Yitlá;
43 Elón, Timná, Ecrón,
44 Eltequé, Guibetón, Balat;
45 Yud, Bené Berac, Gat Rimón;
46 y Me-Yarcón y Racón, con el territorio enfrente de Jafa.
47 Pero aquel territorio les resultó incómodo a los hijos de Dan. Por eso, los hijos de Dan subieron a atacar Lesen; la tomaron y la pasaron a cuchillo. Tomada la ciudad, se establecieron en ella. Y a Lesen la llamaron Dan, en recuerdo del nombre de Dan, el padre de ellos.
48 Esa fue la heredad de la tribu de los hijos de Dan, por clanes: esas ciudades con sus aldeas.
49 Así acabaron de sortear el país por demarcaciones. Y los hijos de Israel le dieron a Josué, hijo de Nun, una heredad en medio de ellos.
50 Según la orden del Señor, le dieron la ciudad que había pedido, Timná Séraj, en la montaña de Efraín. Reconstruyó la ciudad y se estableció en ella.
51 Esas son las heredades que el sacerdote Eleazar, con Josué, hijo de Nun, y los cabezas de familia sortearon entre las tribus de los hijos de Israel, en Siló, en presencia del Señor, a la entrada de la Tienda del Encuentro. Así se llevó a cabo el reparto de la tierra.

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Introducción a Josué

JOSUÉ

Este libro narra la ocupación de la tierra prometida, con la que se cierra el ciclo iniciado con las promesas a los patriarcas. Sin los hechos aquí narrados, la promesa de la tierra habría sido vana y la salida de Egipto una condena a la vida mísera del desierto. El libro de Josué es, pues, imprescindible para completar el relato del Pentateuco.

La idea central del libro es que la posesión de la tierra prometida a los padres es, para un israelita, el compendio de todos los bienes. Sus redactores relacionaron ese valor de la tierra con el valor supremo: la adhesión incondicional al Señor, Dios de Israel. La tierra prometida es un don del Señor, que se da con una condición: la fidelidad. Si Israel se aparta del Señor, el mismo Dios que les dio la tierra los expulsará de ella. Para evitarlo, hay que guardarse de toda contaminación de los cananeos. Por eso es necesario no mezclarse con ellos, sino exterminarlos. Junto a esto se concede mucha importancia a la unidad del pueblo: es preciso borrar cualquier diferencia entre las tribus. Es decir, Israel debe actuar siempre como un solo hombre.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas