Apocalipsis  11 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 19 versitos |
1 Y me fue dada una caña semejante a una vara, diciendo: «Levántate y mide el templo de Dios, y el altar, y los que adoran en él. *
2 Y el atrio de fuera del templo, déjalo allá fuera, y no lo midas; porque ha sido entregado a las gentes, y hollaran la santa ciudad cuarenta y dos meses. *
3 Y daré orden a mis dos testigos, y profetizarán vestidos de saco mil doscientos sesenta días».*
4 Estos son los dos olivos y los dos candelabros que están en la presencia del Señor de la tierra.
5 Y si alguno les quiere hacer mal, saldrá fuego de su boca y devorará a sus enemigos. Y si alguno les quisiere hacer mal, así él será muerto sin remedio.
6 Estos tienen la potestad de cerrar el cielo para que no llueva durante los días de su profecía, y tienen potestad sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con todo linaje de plagas, siempre y cuando que quisieren.
7 Y una vez que hubieren terminado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. *
8 Y su cadáver quedará en la plaza de la gran ciudad, llamada espiritualmente Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue crucificado. *
9 Y muchos de los pueblos, y tribus, y lenguas, y naciones verán su cadáver durante tres días y medio, y no dejarán que sus cadáveres sean puestos en sepulcro. *
10 Y los que habitan sobre la tierra se gozarán sobre ellos y andarán alegres y se enviarán presentes unos a otros, puesto que estos dos profetas habían atormentado a los que habitan sobre la tierra.
11 Y al cabo de los tres días y medio, un espíritu de vida enviado por Dios entró en ellos, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los estaban mirando.
12 Y oí una gran voz venida del cielo, que les decía: «Subid acá». Y subieron al cielo en la nube, y sus enemigos los contemplaron.
13 Y en aquella hora sobrevino un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se cayó, y perecieron en el terremoto siete millares de personas humanas, y los restantes quedaron despavoridos y dieron gloria al Dios del cielo.
14 El «ay» segundo pasó; he aquí que el «ay» tercero viene pronto.
15 Y el séptimo ángel tocó la trompeta, y sonaron grandes voces en el cielo, que decían: Se estableció el reinado sobre el mundo del Señor nuestro y de su Cristo, y reinará por los siglos de los siglos,
16 Y los veinticuatro ancianos, que están en la presencia de Dios sentados en sus tronos, cayeron sobre sus rostros y adoraron a Dios,
17 diciendo: Gracias te damos, Señor, Dios omnipotente, el que eres y el que eras, porque has asumido tu gran poder y comenzaste a reinar; *
18 y se encolerizaron las gentes, y llegó tu cólera, y el tiempo de que sean juzgados los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, y a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de arruinar a los que arruinaron la tierra. *
19 Y se abrió el templo de Dios, que está en el cielo, y fue vista el arca de la alianza en el templo, y se produjeron relámpagos, y voces, y truenos, y temblor de tierra, y fuerte granizada. *

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Introducción a Apocalipsis 




APOCALIPSIS

DATOS HISTÓRICOS. — A fines del imperio de Domiciano (81-96), San Juan Evangelista fue relegado «a la isla de Patmos por la palabra de Dios y el testimonio Jesús» (1:9) Allí vio las visiones consignadas en el Apocalipsis, destinado a las Iglesias del Asia proconsular (1:4). SIGNIFICACIÓN. — Revelación de Jesu-Cristo: tal es el título con que Juan designa SU Apocalipsis. Jesu-Cristo es, en efecto, no sólo el autor, sino también el objeto primario y central de la revelación. Si siempre se hubiera leído el Apocalipsis puesta mira en Jesu-Cristo, no se hubiera visto un descomunal rompecabezas a lo divino una historia eclesiástica en logogrifos. En cambio, leído el Apocalipsis sensatamente, su oscuridad y misterio, lejos de robar el sol a nuestra vista, le cercarán para hacerle mas visible: en el centro brillará radiante Jesu-Cristo, victorioso y triunfador. Esta es la visión divina que flota sobre todas las nieblas del Apocalipsis. Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera. SIMBOLISMO. — Otro principio, tan sencillo como necesario, nos preservará de fatales equivocaciones: hay que dar a los símbolos del Apocalipsis el sentido que tienen. No olvidemos que el Apocalipsis es obra de un escritor oriental, de fantasía exuberante; de un profeta, que vislumbra los destinos humanos en un horizonte de eternidad; de un vidente apocalíptico, que presencia las últimas convulsiones de las dos fuerzas antagónicas del bien y del mal; y reduciremos sus imágenes simbólicas a sus términos naturales. Nunca se insistirá bastante en la enorme alteración que sufren los hechos al ser traducidos en símbolos. Del símbolo hay que extraer la idea, que suele ser muy simple. Hay que tomar en cuenta la variabilidad de los símbolos, su elasticidad, su inconsistencia e incoherencia: un símbolo para dos ideas distintas, dos símbolos para una misma idea. En cambio, en la idea significada hay gran fijeza. Sería además error gravísimo y principio de otros lamentables errores interpretar plásticamente las fugaces y difluentes visiones del profeta. Dar precisión y fijeza de contornos a esas imágenes indecisas sería como querer traducir plásticamente en bloques de piedra las melodías infinitas de Wagner. Pintar, como hizo don Juan de Jáuregui, en el Comentario del padre Luis del Alcázar, el Hijo del hombre con una espada que sale de la boca, es confundir las esferas del arte y de la naturaleza. Más prudente es clavar la mirada en la idea luminosa que informa todos los símbolos: Cristo vencedor. SIMBOLISMO DE LOS NÚMEROS. — No fue Juan quien creó el simbolismo de los números, pero sí los utilizó como lenguaje usual en el género apocalíptico. El valor simbólico de los números no es proporcional a su valor real o matemático. Así, el 7 es símbolo de plenitud o totalidad, mientras que el 10 lo es de limitación. El 6 (= 7 - 1) representa el conato frustrado por alcanzar la plenitud. El 12 significa una cantidad normal; el 1.000, una multitud indefinida. Esta significación pasa a los múltiplos de estos números. Así 144.000 es 12 X 12 X 1.000. REALIDAD DE LAS VISIONES. — Las visiones referidas en el Apocalipsis no son una ficción literaria, como lo son en otras obras no inspiradas del mismo género, sino que presuponen visiones sobrenaturales realmente tenidas por Juan. Sobre las imágenes simbólicas con que se describen las visiones cabe controversia. Distinguiendo entre visión (o revelación) e inspiración, las imágenes simbólicas pueden concebirse de dos maneras sustancialmente distintas: objetivamente, como expresión imaginaria de la previa revelación de Dios, o subjetivamente, como imágenes previamente poseídas por el vidente, pero movidas o suscitadas por la acción de la inspiración divina. Esta segunda hipótesis parece probable, siempre que se trata de imágenes corrientes en el género apocalíptico. CICLOS O SISTEMA DE LA RECAPITULACIÓN. — La serie de las visiones apocalípticas no se ha de concebir como rectilínea, sino como cíclica; no es, por así decir, una sola película seguida o continua, sino más bien una sucesión o recambio de varias películas, en cada una de las cuales se desarrollan íntegramente unos mismos acontecimientos: con imágenes más esquemáticas en las primeras, con rasgos más realistas y completos en las últimas. Es una repetición cíclica de la misma historia, con frecuentes anticipaciones y retrocesos. Distinción en la presentación, unidad o identidad en lo representado. AUDICIÓN Y VISIÓN. — Es importantísimo para la ajustada interpretación del Apocalipsis el hecho de que Juan desdobla las representaciones en dos fases sucesivas: una acústica y otra óptica. Primero oye lo que luego ve. La natural incoherencia entre las imágenes acústicas v las, ópticas puede desorientar, y no pocas veces ha desorientado, haciendo tomar como exhibiciones objetivamente diversas lo que no es sino una doble presentación, primero acústica v luego óptica, de una misma realidad. Así, los 144.000 marcados de 7:1-8, son la misma turba celeste de 7:9-17. OTROS PROCEDIMIENTOS LITERARIOS. — Además de los indicados, conviene tener presentes otros procedimientos literarios familiares a Juan. La antítesis o contraste es constante en el Apocalipsis, con algunas particularidades singulares, como es su aparición regular en los sextos momentos del desenvolvimiento cíclico. Son también frecuentes los anuncios prolépticos de lo que ha de venir y los retrocesos cronológicos, ya antes mencionados. Son también orientadores los coros celestes, que suelen expresar el pensamiento o dianoia de las visiones. Y así de otros procedimientos análogos. VÉRTIGO APOCALÍPTICO. — Para no desorientarse es menester también tener presente la rapidez, vertiginosa con que se presenta la historia humana, presenciada desde el punto de vista divino. Semejante velocidad arrebatada no permite señalar con demasiada fijeza etapas distintas o sucesivas en el desenvolvimiento histórico de los hechos, ni menos determinar fechas. En el Apocalipsis, más que en otra parte alguna, mil años son para Dios como el día de ayer que ya pasó: un abrir y cerrar de ojos. Contrapuesta a esa fugacidad atropellada de la tragedia humana aparece la eterna inmovilidad, la imperturbable serenidad celeste, dentro de la cual Dios todo lo ve, todo lo dirige y empuja al fin que se ha propuesto. Contra esta roca de la providencia divina se estrellan y fracasan todos los conatos de la rebeldía humana o diabólica. Este enfoque divino de los acontecimientos humanos es una apremiante exhortación a que, contemplando la tierra desde eh cielo, lejos de dejarnos arrastrar por el torbellino humano; «ibi nostra sint fixa corda, ubi vera sunt gaudia». FE , ESPERANZA Y CARIDAD. — Leído así el Apocalipsis, ilumina el espíritu y vigoriza el corazón, y despierta en el alma la fe, la esperanza y el amor: la profesión de fe, que se declara impertérrita ante los cobardes adoradores de la bestia; los suspiros de la esperanza, que no desmaya en medio de la «gran tribulación»; las expansiones del amor, que atraído hacia Cristo, el Esposo divino, desdeña y abomina las seducciones de Babilonia la grande. Cristo vencedor, garantía de la fe, sostén de la esperanza, centro del amor.


Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Apocalipsis  11,1

EL TEMPLO DE DIOS…: imagen simbólica de la Iglesia, sobre la cual Dios tiene tomadas sus medidas; es decir, que tiene providencia de ella.


Apocalipsis  11,2

EL ATRIO DE FUERA…: imagen tomada del atrio de los gentiles del templo de Jerusalén, símbolo de la humanidad anticristiana.

|| DÉJALO ALLÁ FUERA: no te preocupes, déjalo correr.

|| CUARENTA Y DOS MESES: tres años y medio, o sea mil doscientos sesenta días: es la mitad de siete años o de la plenitud. De este modo se indica que las persecuciones de los impíos contra la Iglesia no llenarán todo el tiempo de su historia, sino que alternarán con períodos de calma.


Apocalipsis  11,3-6

LOS DOS TESTIGOS, los predicadores del Evangelio, VESTIDOS DE SACO, es decir, de vida austera y penitente, PROFETIZARÁN o anunciarán la palabra de Dios, MIL DOSCIENTOS SESENTA DÍAS, aun en las épocas en que los impíos perseguirán a la Iglesia. ¿Quiénes son estos DOS TESTIGOS? Los rasgos con que los describe Juan no lo expresan, pues son simbólicos. LOS DOS OLIVOS…se refieren a Zorobabel y a Jesús, hijo de Josedec (Zac_4:2-14); el FUEGO y la POTESTAD DE CERRAR EL CIELO se refieren a Elías (2Re_1:10; 1Re_17:1); la SANGRE y las PLAGAS se refieren a Moisés (Éxo_7:17-19). Si se tomasen en sentido propio, serían cuatro, no dos. Además, el tiempo de su predicación no es sola la época subescatológica, que será breve (relativamente), sino todo lo largo de la historia de la Iglesia. Este intermedio, por tanto, no se refiere exclusivamente a sola la sexta trompeta. Por otra parte, existe una antigua y respetable tradición según la cual Elías y Enoc aparecerán de nuevo para preparar el segundo advenimiento de Cristo. Lo que dice Juan no excluye la verdad de esta tradición; más aún, aun cuando no hable concretamente de Elías y Enoc, presenta a los DOS TESTIGOS a imagen y semejanza de los dos testigos finales.


Apocalipsis  11,7

Primera mención, proléptica, de LA BESTIA, que es la potencia política atea, la que perseguirá a la Iglesia en el curso de su historia. VENCERÁ a los dos testigos y LOS MATARÁ; pero sólo cuando HUBIEREN TERMINADO SU TESTIMONIO. Dios permitirá que sean testigos de sangre, mártires, pero no que sea impedido o truncado su testimonio.


Apocalipsis  11,8

Mención enigmática de Jerusalén; pero esta «santa ciudad» (Apo_11:2), hollada por los gentiles o impíos, es a su vez símbolo de la ciudad anticristiana.


Apocalipsis  11,9

TRES DÍAS Y MEDIO: si el conjunto de las persecuciones dura tres años y medio (media semana de años), el triunfo y regocijo de los impíos después de cada persecución no dura sino TRES DÍAS Y MEDIO (media semana de días), tiempo brevísimo. Y la Iglesia reaparece, vigorizada por la precedente persecución.


Apocalipsis  11,17

EL QUE ERES Y EL QUE ERAS: ya no se añade, como antes (Apo_1:4; Apo_1:8; Apo_4:8), «y el que viene»: nuevo indicio de que llegó el fin.


Apocalipsis  11,17-18

Este cantar de los veinticuatro ancianos es como la diánoia o el pensamiento de todo el drama apocalíptico.


Apocalipsis  11,18

Estos incisos son como el índice de las narraciones más extensas que seguirán luego. SE ENCOLERIZARON LAS GENTES: Apo_16:12-16; Apo_19:19-21; es el ejército del mal que presume destronar a Dios y a Cristo.

|| LLEGO TU CÓLERA: Apo_14:8-20; Apo_16:17-21…: es el día de la ira de Dios.

|| DE QUE SEAN JUZGADOS LOS MUERTOS: Apo_20:11-15 : es el juicio universal.

|| DE DAR EL GALARDÓN…: Apo_21:1-27; Apo_22:1-5; es la bienaventuranza celeste.

|| DE ARRUINAR…: Apo_17:1-18; Apo_18:1-24; Apo_19:1-4; Apo_19:11-21; Apo_20:1-10 : es el exterminio de Babilonia, de las dos bestias y del dragón.


Apocalipsis  11,19

Este versículo puede interpretarse de dos maneras: o como conclusión de lo que precede, y entonces sería un anuncio proléptico de los capítulos Rev_21:1-27 y Rev_22:1-21, o bien, más probablemente, como una preparación de la visión que sigue a continuación.