1 Tobías regresa a su casa Cuando ya estaban cerca de la ciudad de Caserín, que está frente a Nínive, el ángel le dijo a Tobías: |
2 «Tú sabes en qué condiciones dejamos a tu padre. |
3 Vamos a adelantarnos a Sara. Así prepararemos la casa para cuando ella llegue junto con los demás». |
4 El ángel y Tobías se adelantaron, y el perro se fue tras ellos. El ángel le dijo a Tobías: «Ten lista la hiel del pescado». |
5 (5-8) Antes de llegar a la casa, el ángel le dijo a Tobías: «Estoy seguro de que tu padre volverá a ver. Si le pones la hiel del pescado en los ojos, se le quitarán las cataratas y volverá a ver». Ana estaba sentada, con la mirada fija en el camino. De repente, sin verlo ni oírlo, sintió que su hijo se acercaba, y le dijo a su esposo: «¡Ya viene tu hijo con su amigo!» |
9 Entonces salió corriendo y, con lágrimas en los ojos, abrazó a Tobías y exclamó: «Hijo mío, qué alegría volverte a ver; ¡ya puedo morir tranquila!» |
10 Tobit se levantó y, con dificultad, logró salir a la puerta del patio. |
11 Tobías fue a su encuentro y lo tomó de la mano. Luego le sopló en los ojos, le puso la hiel del pescado y le dijo: «¡Ten confianza, padre mío!» |
12 Enseguida Tobías le despegó con ambas manos las cataratas de los ojos. |
13 Entonces Tobit lo abrazó y le dijo: «¡Hijo mío, luz de mis ojos, ya puedo verte!»; |
14 y alabó a Dios con estas palabras: «¡Bendito sea Dios! ¡Bendito sea su gran poder! ¡Benditos sean sus santos ángeles! ¡Alabado sea Dios por siempre! Aunque me castigó, tuvo compasión de mí y me permitió ver a mi hijo». |
15 Tobías entró en la casa muy contento, alabando a Dios en voz alta. Luego le contó a su padre que había tenido un viaje sin problemas. También le dijo que traía la plata, que se había casado con Sara, la hija de Ragüel, y que ella estaba por llegar a Nínive. |
16 Tobit salió entonces a la puerta de la ciudad a recibir a su nuera. Iba muy contento y alabando a Dios. Cuando la gente de Nínive lo vio caminando con paso seguro y sin ayuda, se sorprendió. Tobit les contó a todos que Dios había tenido compasión de él y le había devuelto la vista. |
17 Al ver a Sara, la bendijo diciéndole: «¡Hija mía, bendito sea Dios que te trajo a nosotros! ¡Bendito sea tu padre, bendito sea mi hijo Tobías, y bendita seas tú! «¡Bienvenida, ésta es tu casa! ¡Que la bendición y el gozo de Dios estén siempre contigo!» |
18 Ese día, todos los judíos que vivían en Nínive hicieron una gran fiesta. |
19 Y Ajicar y Nadab, que eran sobrinos de Tobit, fueron a felicitarlo. |