Judith 5 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 24 versitos |
1 Holofernes, jefe supremo del ejército asirio, se enteró de que los hijos de Israel se habían preparado para la guerra cerrando los pasos de montaña, fortificando las alturas y poniendo obstáculos en los llanos.
2 Entonces, profundamente irritado, llamó a todos los jefes de Moab, a los generales de Amón y a todos los gobernantes de la zona costera,
3 y les conminó: «Decidme, cananeos, qué pueblo es ese que vive en la montaña, qué ciudades habita, de cuántos soldados dispone, de dónde saca su poderosa fuerza, qué rey los gobierna y manda su ejército,
4 por qué es el único pueblo de Occidente que no se ha dignado salir a recibirme».
5 Ajior, jefe de todos los amonitas, le respondió: «Escucha, señor mío, lo que dice tu siervo. Te diré la verdad sobre ese pueblo que habita en la montaña vecina. No saldrá mentira de mi boca.
6 Los de ese pueblo descienden de los caldeos.
7 Al principio residieron en Mesopotamia, porque no quisieron adorar a los dioses que sus padres adoraban en Caldea.
8 Abandonaron la religión de sus padres para dar culto al Dios del cielo, al que habían llegado a conocer. Arrojados por los caldeos de la presencia de sus dioses, huyeron a Mesopotamia. Allí habitaron largo tiempo,
9 hasta que su Dios les mandó salir de aquella tierra y marchar a Canaán, donde se establecieron y consiguieron gran cantidad de oro, plata y ganado.
10 Obligados por un hambre que se extendió por todo Canaán, bajaron a Egipto y allí permanecieron mientras tuvieron comida. En Egipto se multiplicaron hasta formar un pueblo incontable.
11 Pero los egipcios se volvieron contra ellos, los obligaron a hacer ladrillos, los humillaron y los sometieron a esclavitud.
12 Ellos clamaron a su Dios, y su Dios castigó a todo Egipto con plagas incurables. Entonces los egipcios los expulsaron del país.
13 Su Dios secó ante ellos el mar Rojo
14 y los condujo hacia el Sinaí y Cadés Barnea. Expulsaron a todos los habitantes del desierto,
15 se asentaron en la tierra de los amorreos y destruyeron con su fuerza a todo el pueblo de Jesbón. Cruzaron el Jordán y ocuparon toda la región montañosa,
16 después de expulsar a los cananeos, perezeos, jebuseos, siquemitas y a todos los guirgaseos. Allí habitaron mucho tiempo.
17 Mientras no pecaron contra su Dios, todo les fue bien, porque el suyo es un Dios que odia la maldad.
18 Pero cuando se desviaron del camino que él les había señalado, fueron derrotados en muchas guerras y deportados a una tierra extraña; el templo de su Dios fue arrasado y sus ciudades cayeron en manos de sus enemigos.
19 Pero ahora, tras haber retornado a su Dios, han vuelto de los lugares en que estaban dispersos, han recuperado Jerusalén, donde se halla su templo y se han establecido en la montaña, que había quedado despoblada.
20 Así pues, dueño y señor, si hay alguna falta en este pueblo por haber pecado contra su Dios, si vemos que han cometido algún delito, podemos hacerles la guerra.
21 Pero si no han pecado, más vale, señor mío, que no los ataques, porque su Dios y Señor los protegerá y nosotros quedaremos en ridículo ante toda la tierra».
22 Cuando Ajior terminó de hablar, todos los que estaban en torno a la tienda profirieron gritos de protesta. Los oficiales de Holofernes y los habitantes de la zona costera y de Moab querían descuartizarlo.
23 «No tenemos por qué temer a los hijos de Israel. Son gente sin ejército ni recursos para hacer frente a un ataque en regla.
24 ¡Adelante, señor nuestro, Holofernes! Serán fácil presa para tu gran ejército».

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Introducción a Judith

JUDIT

El libro toma su nombre del de la protagonista, Judit, que significa «la judía»; ella es la israelita modelo, que tras sus hazañas llega a identificarse con el pueblo judío (Jdt 16:4; Jdt 16:11). Aunque realmente, el verdadero protagonista es Dios que salva a su pueblo por la mano de Judit. El relato tiene la apariencia de una narración histórica en la que abundan datos sobre lugares, fechas y personajes, pero muchos de sus datos nos muestran que no puede ser histórico. No es que su autor pretenda engañar al lector, ni que desconozca la historia; de hecho su intención no es hacer historia antigua, sino una teología de la historia de forma narrativa. Selecciona deliberadamente personajes y acontecimientos de diversas épocas con una finalidad religiosa: mostrar cómo Dios vence a los enemigos de su pueblo; su salvación no depende del poder militar, sino de la confianza y la fidelidad a él. La composición del libro hay que situarla entre la segunda mitad del siglo ii y principios del i.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas