Jueces 3 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 31 versitos |
1 Estas son las gentes que dejó el Señor, para probar con ellas a los israelitas que no habían conocido ninguna de las guerras de Canaán
2 e instruirlos y adiestrarlos en la guerra:
3 cinco príncipes filisteos, y todos los cananeos, sidonios y heveos, que habitaban la montaña del Líbano, desde el monte Baal Hermón a Lebo Jamat.
4 Esto ocurrió así para poner a prueba a Israel y saber si obedecían los mandatos que el Señor había prescrito a sus padres por medio de Moisés.
5 Los hijos de Israel habitaron en medio de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los heveos y de los jebuseos.
6 Tomaron a sus hijas como esposas, y ellos entregaron sus hijas a los hijos de ellos y sirvieron a sus dioses.
7 Los hijos de Israel obraron mal a los ojos del Señor, olvidando al Señor, su Dios, y sirviendo a los baales y a las aseras ° .
8 La ira del Señor se encendió contra Israel, y los vendió a Cusán Risatain, rey de Arán Naharáin. Los hijos de Israel sirvieron ocho años a Cusán Risatain.
9 Entonces clamaron al Señor. Y el Señor les suscitó un salvador, que los salvara, es decir, a Otoniel, hijo de Quenaz, el hermano menor de Caleb.
10 Vino sobre él el espíritu del Señor y juzgó a Israel. Salió a la guerra y el Señor entregó en su mano a Cusán Risatain, rey de Arán, prevaleciendo su mano sobre Cusán Risatain.
11 ° El país estuvo en paz cuarenta años ° . Y murió Otoniel, hijo de Quenaz.
12 Los hijos de Israel volvieron a obrar mal a los ojos del Señor, y el Señor fortaleció a Eglón, rey de Moab, contra Israel, por cuanto habían obrado mal a sus ojos.
13 Eglón reunió junto a sí a los amonitas y amalecitas. Fue, derrotó a Israel y conquistaron la ciudad de las Palmeras.
14 Los hijos de Israel estuvieron sometidos dieciocho años a Eglón, rey de Moab.
15 Pero los hijos de Israel clamaron al Señor y el Señor les suscitó un salvador: Ehud, hijo de Guerá, benjaminita, impedido de la mano derecha. Por su mano enviaron los hijos de Israel un tributo a Eglón, rey de Moab.
16 Ehud se había hecho un puñal de doble filo, de un palmo de largo, y se lo ciñó bajo su manto, sobre el muslo derecho.
17 Presentó el tributo a Eglón, rey de Moab, que era un hombre muy obeso.
18 Cuando terminó de presentar el tributo, despidió a la gente que lo había llevado.
19 Pero él se volvió desde los ídolos que hay junto a Guilgal, para decir: «¡Majestad!, tengo un mensaje secreto para ti». Eglón ordenó: «¡Silencio!». Y salieron de su lado todos cuantos se encontraban con él.
20 Ehud se acercó al rey, que estaba sentado en la habitación superior, reservada para que él tomara el fresco, y le dijo: «Tengo un mensaje de Dios para ti». El rey se levantó de su trono,
21 y Ehud alargó la mano izquierda, agarró el puñal del muslo derecho y se lo clavó en el vientre.
22 La empuñadura penetró tras la hoja, y se cerró la grasa sobre la hoja, pues no sacó el puñal del vientre. Ehud se deslizó luego por el agujero,
23 salió por el pórtico, cerró tras él las puertas de la habitación superior y echó el cerrojo.
24 Cuando había salido, entraron los siervos y miraron: las puertas de la habitación superior tenían echado el cerrojo. Dijeron: «Seguro que está cubriéndose los pies en la habitación donde se toma el fresco».
25 Aguardaron hasta quedar confusos, pues no abría las puertas de la habitación superior. Al fin cogieron la llave y abrieron: su señor yacía en el suelo, muerto.
26 Ehud se había escapado, mientras ellos titubeaban. Atravesó los ídolos y huyó a Seirá.
27 En cuanto llegó, tocó el cuerno en la montaña de Efraín. Todos los hijos de Israel bajaron de la montaña con él al frente.
28 Les arengó: «Seguidme, pues el Señor ha entregado en vuestras manos a Moab, vuestro enemigo». Bajaron tras él y ocuparon los vados del Jordán pertenecientes a Moab, sin dejar cruzar a nadie.
29 En aquella ocasión causaron diez mil bajas a Moab, todos hombres robustos y valientes, y no escapó ninguno.
30 Aquel día Moab quedó sometido bajo la mano de Israel y el país estuvo en paz ochenta años.
31 A Ehud le sucedió Samgar, hijo de Anat. Mató a seiscientos filisteos con una aguijada de bueyes, salvando también a Israel.

Patrocinio

 
 

Introducción a Jueces

JUECES

El libro de los Jueces está incluido en la Biblia Hebrea en los «Profetas Antiguos», mientras que la cristiana le dio cabida entre los «Libros Históricos». El título evoca las doce figuras de los «jueces», a los que hay que entender no conforme a nuestra mentalidad sino a la de la época, es decir, como a personas dotadas de autoridad y amplios poderes sobre un territorio o diversos clanes, que desempeñaban entre sus funciones de gobierno tanto las de orden militar como las de ámbito judicial o espiritual.

Los tres primeros capítulos del libro (Jue 1:1 - Jue 3:6) son una introducción, que resume el asentamiento de las tribus y ofrece varias reflexiones en torno al contacto de las mismas con la cultura y la religión cananeas. Los capítulos centrales (Jue 3:7 - Jue 16:31) entran de lleno en el complejísimo entramado de la convivencia de las tribus con las gentes de su entorno, y están orientados por la clave interpretativa del comienzo. Los capítulos finales (Jue 17:1 - Jue 21:25) añaden dos episodios más al panorama de la época: uno expone a las claras el sincretismo religioso, en Dan, y el otro deja al descubierto la depravación moral a la que se llegó en algún momento.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

Patrocinio

Notas

Jueces 3,1-6*1:1-3:6 Verso a verso, se suceden en esta sección las campañas de Judá, Efraín, Benjamín y de las tribus del norte, así como la toma de ciudades importantes, sin ocultar en ningún momento la superioridad militar de los cananeos ni el nombre de los territorios que siguieron controlando.


Jueces 3,7-31*3:7-16:31 Las diversas tribus vivieron dramáticamente la tensión entre el abandono de Dios y el sometimiento a otros pueblos en espera de la llegada de un salvador. En esta parte central se repite hasta siete veces el mismo esquema relativo a los hechos con diferentes jueces y enemigos, pero latiendo siempre el mismo problema religioso. Las actuaciones de un buen número de jueces quedan enmarcadas en un esquema teológico común: Los israelitas obraron mal a los ojos del Señor, provocando que los entregara o vendiera en manos de un enemigo; pero clamaron al Señor, que les suscitó un salvador y entregó en sus manos al enemigo; así que el país estuvo en paz algunos años.
Jueces 3,7*3:7 Asera es el nombre de la esposa del dios supremo cananeo El, y del objeto de culto que la representaba.
Jueces 3,11*3:11 Cuarenta es una cifra redonda que recoge el tiempo de una generación.