Eclesiástico 11 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 34 versitos |
1 La sabiduría del humilde levantará su cabeza, | y se le hará sentar entre los grandes.
2 No alabes al hombre por su belleza, | ni desprecies a nadie por su aspecto.
3 Pequeña es la abeja entre los animales que vuelan, | pero su producto es el más dulce.
4 No presumas de los vestidos que llevas, | ni te engrías en los momentos de gloria; | pues admirables son las obras del Señor | y, sin embargo, se ocultan a los humanos.
5 Muchos tiranos acabaron por los suelos, | mientras un desconocido se ceñía la corona.
6 Muchos poderosos fueron abatidos, | y hombres ilustres cayeron en otras manos.
7 Antes de informarte, no recrimines; | reflexiona primero y censura después.
8 Antes de escuchar, no respondas, | ni interrumpas al que tiene la palabra.
9 Por lo que no te incumbe, no discutas, | ni interfieras en litigios de pecadores.
10 ° Hijo, no multipliques tus ocupaciones ° , | porque si mucho abarcas, no quedarás impune; | y por más que corras, no alcanzarás, | y por más que quieras huir, no escaparás.
11 Hay quien trabaja, se fatiga y apresura, | y a pesar de esto está más necesitado.
12 Hay quien es débil y necesita ayuda, | carece de bienes y le sobra pobreza, | pero el Señor lo mira con benevolencia, | lo rescata de su humillación,
13 le hace levantar la cabeza | y muchos se asombran al verlo.
14 Bien y mal, vida y muerte, | pobreza y riqueza vienen del Señor.
15 La sabiduría, la ciencia y el conocimiento de la ley vienen del Señor, | el amor y la buena conducta son de él;
16 la insensatez y la oscuridad han sido creadas para los pecadores; | los que se complacen en el mal, envejecerán en él.
17 El don del Señor permanece con los piadosos, | y su benevolencia los guiará siempre hacia el éxito.
18 Hay quien se hace rico a fuerza de trabajar y ahorrar, | y esta es la parte de su recompensa:
19 cuando dice: «Ahora ya puedo descansar | y disfrutar de todos mis bienes», | no sabe cuánto tiempo pasará, | hasta que tenga que dejarlo todo a otros y muera.
20 Sé fiel en tu deber y dedícate a él, | y envejece en tu tarea.
21 No admires las obras del pecador, | mas confía en el Señor y sé constante en tu esfuerzo, | porque es cosa fácil para el Señor | enriquecer al pobre de repente, en un instante.
22 La bendición del Señor es la recompensa del piadoso, | en un instante hace florecer su generosidad.
23 No digas: «¿Qué necesito?, | o ¿qué bienes podría conseguir todavía?».
24 No digas: «Ya tengo bastante, | ¿qué mal puede sucederme ahora?».
25 En día de bienes, se olvidan los males, | en día de males, se olvidan los bienes;
26 porque es fácil para el Señor, en el día de la muerte, | pagar a cada uno según su conducta.
27 El mal momentáneo hace olvidar el gozo, | pero cuando el hombre se acerca al fin se descubren sus obras.
28 Antes de la muerte no felicites a nadie, | porque solo en su final se conoce a la persona.
29 No metas a cualquiera en tu casa, | pues son muchas las mañas del astuto.
30 Perdiz cautiva en jaula | es el corazón del orgulloso: | un espía al acecho de tu caída.
31 Trama insidias cambiando el bien en mal, | y deshonra las cosas más dignas.
32 Una chispa enciende un brasero, | así el pecador acecha en busca de sangre.
33 Guárdate del malvado, que maquina el mal, | no sea que te deshonre para siempre.
34 Mete en casa a un extraño y te causará problemas, | te hará sentir extraño con tu propia familia.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

Este libro, también conocido como Sirácida o de Ben Sira, fue tan leído en la Iglesia antigua que recibió el nombre de Eclesiástico, es decir, libro de la asamblea (ekklesia). Es el único libro del Antiguo Testamento que lleva la firma de su autor (Sir 50:27); fue escrito originalmente en hebreo por un maestro de sabiduría conocido como Jesús Ben Eleazar Ben Sira, hacia el 180 a.C. en Jerusalén. Ben Sira fue un sabio, un escriba profesional enamorado de la ley y de la sabiduría. Su pretensión fue transmitir el patrimonio religioso de Israel a las nuevas generaciones que, sin duda, sentían la atracción del mundo griego y de su cultura. Sin rechazar por principio las nuevas ideas que se iban infiltrando en la sociedad judía, el sabio supo inculcar a los jóvenes el valor de sus tradiciones y, sobre todo, su fe incondicional en Dios

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Eclesiástico 11,10-13*11:10-13 Ben Sira quiere aquí enseñar a sus discípulos cuáles son los límites del trabajo: primero, el valor de la vida de una persona no depende de las riquezas que consigue, porque a menudo estas ganancias son fruto de injusticia (véase Pro 20:21); segundo, y más importante, lo que garantiza el éxito de las empresas humanas no son la voluntad y el esfuerzo personales sino Dios.