Eclesiástico 17 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 23 versitos | Eclesiástico 17 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 23 versitos
1 El Señor formó al hombre de tierra
y a ella lo hace volver;
1 El Señor creó al hombre de la tierra,
y a ella le hará volver de nuevo.
2 le concedió un plazo de días contados
y le dio dominio sobre la tierra;
2 Asignó a los hombres días contados y un plazo fijo,
y les concedió también el dominio de la tierra.
3 lo revistió de un poder como el suyo
y lo hizo a su propia imagen;
3 Los revistió de una fuerza como la suya,
a su propia imagen los creó.
4 Hizo que todo viviente le temiera,
para que dominara a bestias y aves.
4 Hizo que todo ser viviente le temiese,
para que dominara sobre fieras y aves.
6 Les formó boca y lengua y ojos
y oídos y mente para entender;
6 Les formó lengua, ojos y oídos,
y les dio un corazón para pensar.
7 los colmó de inteligencia y sabiduría
y les enseñó el bien y el mal;
7 Los llenó de saber e inteligencia,
les enseñó el bien y el mal.
8 les mostró sus maravillas,
para que se fijaran en ellas,
8 Fijó su mirada en sus corazones,
para mostrarles la grandeza de sus obras.
10 para que alaben el santo Nombre
y cuenten sus grandes hazañas.
10 Por eso alabarán su santo nombre,
y proclamarán la grandeza de sus obras.
11 Les concedió inteligencia
y en herencia una ley que da vida;
11 Les concedió además el conocimiento,
y una ley de vida les dejó en herencia.
12 hizo con ellos alianza eterna
enseñándoles sus mandamientos.
12 Estableció con ellos una alianza eterna,
y les enseñó sus mandamientos.
13 Sus ojos vieron la grandeza de su gloria
y sus oídos oyeron la majestad de su voz.
13 Vieron con sus ojos la grandeza de su gloria,
oyeron sus oídos su voz majestuosa.
14 Les ordenó alejarse de toda idolatría
y les dio preceptos acerca del prójimo.
14 Les dijo: «Guardaos de toda iniquidad»,
y a cada uno le dio preceptos acerca de su prójimo.
15

Dios retribuye

Los caminos de los hombres están siempre en su presencia,
no se ocultan a sus ojos.
15
El juez divino.
La conducta de los hombres está siempre ante el Señor,
no puede ocultarse a sus ojos.
17 puso un jefe sobre cada nación, pero Israel es la parte del Señor.17 A cada nación asignó un jefe,
pero Israel es la porción del Señor.
19 Todas las obras de los hombres están ante él como el sol,
sus ojos observan siempre sus caminos;
19 Todas sus obras son para el Señor como el sol,
sus ojos observan siempre su conducta.
20 no se le ocultan sus injusticias,
todos sus pecados están a su vista.
20 No se le pueden ocultar sus maldades,
todos sus pecados están delante del Señor.
22 El Señor guarda, como sello suyo, la limosna que el hombre hace,
y sus obras de caridad, como la pupila de sus ojos.
22 El Señor guarda la limosna del hombre como un sello,
y su generosidad como la niña de sus ojos.
23 Después se levantará para retribuirlas
y dará a cada uno lo que merece.


Arrepentimiento

A los que se arrepienten los deja volver
y reanima a los que pierden la paciencia.

25 Vuelve al Señor, abandona el pecado,
suplica en su presencia y disminuye tus faltas;

26 retorna al Altísimo, aléjate de la injusticia
y detesta de corazón la idolatría.

27 En el Abismo, ¿quién alaba al Señor
como los vivos que le dan gracias?,

28 el muerto, como si no existiera, deja de alabarlo,
el que está vivo y sano alaba al Señor.

29¡Qué grande es la misericordia del Señor
y su perdón para los que vuelven a él!


Dios comprende y perdona

El hombre no es como Dios,
pues ningún hijo de Adán es inmortal;

31¿qué hay más brillante que el sol?
– y sin embargo también tiene eclipses–
carne y sangre maquinan el mal.

32 Dios pasa revista al ejército del cielo,
cuánto más a los hombres de polvo y ceniza.
23 Al final se levantará y les retribuirá,
dará a cada uno su recompensa.
24 24 Pero a los que se arrepienten les permite volver,
y consuela a los que perdieron la esperanza.
25 25
Llamada a la conversión.
Conviértete al Señor y abandona tus pecados,
suplica ante su rostro y quita los obstáculos.
26 26 Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia,
detesta de corazón la iniquidad.
27 27 ¿Quién alabará al Altísimo en el abismo,
si los vivientes no le dan gloria?
28 28 La alabanza no puede venir de un muerto que ya no existe,
sólo el que vive y goza de salud puede alabar al Señor.
29 29 ¡Qué grande es la misericordia del Señor,
y su perdón para los que se convierten a él!
30 30 El hombre no puede tenerlo todo,
porque los humanos no son inmortales.
31 31 ¿Qué hay más luminoso que el sol? Y, sin embargo, a veces se eclipsa;
pero la carne y la sangre sólo maquinan el mal.
32 32 Dios pasa revista al ejército celeste,
pero los hombres sólo son polvo y ceniza.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 17,15-23Dios retribuye. Todas las maravillas, la armonía de la creación y las dotes especiales que Dios dio al ser humano y la posterior respuesta que dio el ser humano a Dios, queda plasmado en estos versículos; el hombre no ha sabido responder en fidelidad y sabiduría al proyecto divino, y sin embargo, Dios está dispuesto siempre a perdonarlo y a darle siempre una nueva oportunidad.


Eclesiástico 17,24-29Arrepentimiento. Dios no desoye ni abandona a ninguno de sus hijos e hijas que se arrepienten; el motivo: Él es misericordioso y su perdón es grande para quienes vuelven a Él. El arrepentimiento implica varias cosas: abandonar el pecado, la injusticia, detestar la idolatría y suplicar al Señor. La finalidad del arrepentimiento es alabar al Señor aquí en vida, porque, según la mentalidad de Ben Sirá, en el abismo ya nadie le alaba. Todavía, como puede verse, no hay una perspectiva de vida después de la muerte, el hombre termina íntegramente en ella.